
El presidente de Irán, Masud Pezeshkian, cambió de discurso este sábado respecto a una posible negociación con Estados Unidos y apostó por utilizar las capacidades internas para resolver los problemas del país, tras el rechazo del líder supremo iraní, Ali Jameneí, a las conversaciones con Washington.
“Podemos construir un país independiente, libre y sin necesidad de lo que ellos piensan, que si nos embargan moriremos de hambre. Si hay voluntad, podemos lograrlo”, afirmó Pezeshkian, quien llegó a la presidencia en julo pasado, con la promesa de una apertura hacia el Occidente y de eliminar las sanciones que golpean al país.
En un giro de 180 grados, el presidente reformista, quien hasta hace poco consideraba necesario arreglar las diferencias con los países occidentales para resolver los problemas internos, especialmente económicos, dijo hoy en una ceremonia de explotación de un proyecto minero en la ciudad de Sirjan (sur), que no hay que depositar la esperanza en otros países, “sino que debemos apoyarnos en nuestras capacidades”, según informó la agencia IRNA.
Este cambio de postura llega un día después de que la máxima autoridad política y religiosa de Irán, Ali Jameneí, rechazara una negociación entre su país y EE.UU.
“La misma persona (Donald Trump) que está en el cargo ahora rompió el tratado. Dijo que lo rompería y lo hizo. Por lo tanto, negociar con un gobierno así no es sabio, no es inteligente y no es honorable”, sentenció Jameneí, quien tiene la última palabra en Irán sobre cuestiones de política internacional clave.
El líder supremo iraní se refirió a la salida de Trump durante su primer mandato (2016-2020) del acuerdo nuclear firmado en 2015 entre Teherán y las potencias mundiales, tras lo que impuso la denominada “política de máxima presión” contra el país persa.
Esta situación ha puesto entre las cuerdas a Pezeshkian.
El periódico conservador Javan habla de presiones sobre el presidente para que renuncie.
“Podemos esperar que comience una oposición implícita e incluso abierta en torno al Gobierno, e incluso llamados a que Pezeshkian renuncie”, escribió el diario.
El director del ultraconservador periódico Keyhan, Hosein Shariatmadari, a su vez arremetió contra quienes defienden la negociación con EE.UU. y los tachó de “tontos o traidores”.
Mientras, la mayoría de los medios reformistas que apoyaban el diálogo directo con Washington, han publicado las declaraciones de Jameneí, sin atreverse a criticarlo, como era de esperarse.
Sin embargo, el periódico Jomhuri Eslami (República Islámica), cercano a los reformistas, sugirió al presidente estadounidense que sí realmente quiere negociaciones, “primero debe abandonar el lenguaje intimidatorio y, en segundo lugar, ofrecer una garantía confiable”, en alusión a la reimposición de la “máxima presión” contra Irán el martes, con el fin de evitar que el país pueda desarrollar armas nucleares.
Al mismo tiempo, el republicano dijo que le gustaría alcanzar un nuevo acuerdo nuclear «verificado» con Irán.
Las alternativas para Irán
Uno de los pocos analistas políticos que ha reaccionado con un tono crítico a la decisión del líder supremo iraní de no entablar negociaciones con la administración Trump, es el reformista Ahmad Zeidabadi, quien indicó que quedan dos opciones en frente de la República Islámica.
La primera dijo que sería acelerar las conversaciones con Europa para alcanzar un acuerdo antes de octubre, cuando se vence el pacto nuclear y podría activarse el “mecanismo de disputa” contra Teherán, con lo que volverían las sanciones internacionales contra el país persa.
No obstante, sostuvo que cualquier acuerdo con los países europeos necesitaría la aprobación de EE.UU. e Israel.
“La Unión Europea consideraría inútil e ineficaz un acuerdo que enfrente la oposición de Trump y de los líderes de Tel Aviv”, afirmó Zeidabadi.
La segunda opción, según el analista y académico, sería un “cambio de la estrategia nuclear y la preparación para una confrontación militar”.
Aunque durante los últimos meses algunos sectores de línea dura han sugerido cambiar de doctrina nuclear tras los ataques de Israel contra el país, el Gobierno iraní asegura que no busca desarrollar bombas atómicas, basándose en una fatua (decreto religioso) de Jameneí que prohíbe la fabricación de armas de destrucción masiva.
No obstante, Irán enriquece uranio muy por encima de lo permitido y ya posee 182,3 kilos enriquecidos al 60 % de pureza, cercano al uso militar del 90 %, según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Situación que se ha dado después de que el país persa acelerara su programa atómico tras la salida de Trump del acuerdo nuclear en 2018.
Notiespartano.com/EFE