
Entre los grandes recuerdos del Real Madrid de las finales de la Liga de Campeones de 2014 y 2016 ante el Atlético de Madrid, en conquistas del título repletas de sufrimiento tanto en la prórroga de Lisboa como los penaltis de Milán, y el pleno de tres eliminatorias pasadas, no aparece ninguna conquista del estadio rojiblanco. Dos derrotas y un empate antes de la primera visita europea al nuevo Metropolitano.
En semifinales la antigua Copa de Europa, en 1959, el Real Madrid cayó en el primer derbi madrileño de la historia trasladado a la competición más prestigiosa. El equipo liderado por Alfredo di Stéfano, con Puskás y Paco Gento en un ataque legendario, había vencido en el Santiago Bernabéu por el mismo resultado que la pasada semana (2-1).
Un penalti marcado por Ferenc Puskás en una remontada europea en el Bernabéu dejó todo abierto para la vuelta y en el antiguo Metropolitano, Enrique Collar, sentando a su defensor con un recorte de zurda y chutando con potencia con la diestra, mandó el derbi al desempate.
El formato de la época no presentaba los penaltis como la manera de solventar la igualdad, por lo que seis días después, en un campo neutral como La Romareda de Zaragoza, Puskás volvió a decidir el derbi tras los goles de Di Stéfano y Collar. El Real Madrid, que había conquistado las tres primeras ediciones de la Copa de Europa, logró el pase a su cuarta final consecutiva, que ganó al Stade de Reims.
El segundo precedente de una visita madridista en competición europea al Atlético de Madrid llegó once meses después de la final de Lisboa de 2014, aún con la herida abierta, en abril de 2015. Fue en la ida de los cuartos de final, en el Vicente Calderón, en un capítulo de frustración madridista. Superior en el encuentro, pero incapaz de deshacer el empate a cero.
Se topó con la figura del el esloveno Jan Oblak, salvador ante las ocasiones de Dani Carvajal, Gareth Bale, Cristiano Ronaldo de falta y dos de James Rodríguez. La eliminatoria tuvo vida hasta el último suspiro, decidida en el Santiago Bernabéu con un gol de un invitado inesperado, el mexicano ‘Chicharito’ Hernández, a dos minutos de la prórroga. El Real Madrid cayó posteriormente en semifinales ante el Juventus.
El tercer y último encuentro europeo del Real Madrid en casa del vecino rojiblanco también se produjo en la edición posterior a una final protagonizaba por ambos clubes. Después de lo vivido en Milán, en mayo de 2017 se repetía el enfrentamiento en semifinales.
Sintió sentenciada la eliminatoria el Real Madrid tras la ida del Bernabéu, con un contundente 3-0 que rebajó su tensión en la vuelta del Vicente Calderón, escenario de una obra de arte de Karim Benzema para frenar la resurrección atlética.
En 16 minutos creyó en una remontada que habría sido histórica el Atlético de Madrid, con goles de Saúl y Griezmann. Apretó la grada y tembló el Real Madrid hasta que apareció Benzema, pegado a la banda izquierda, de espaldas a la portería, para girar sobre sí mismo hacia la derecha y marcharse de dos rivales, llegar hasta la línea de fondo y allí irse de Savic, Godín y Giménez.
La dimensión de la acción de Benzema provoca que en la memoria futbolística se recuerde como el protagonista del gol. Sin embargo el tanto que apagó el fuego y dio el pase a la final de Cardiff, donde el Real Madrid derrotó al Juventus para conquistar su duodécima Copa de Europa, lo marcó Isco Alarcón en boca de gol tras un disparo de Toni Kroos rechazado por Oblak.
Era la segunda derrota en tres visitas del Real Madrid al estadio del Atlético de Madrid, en esa ocasión con el buen sabor de boca del pase a la final.
En el presente, en 2025, el equipo de Carlo Ancelotti, que dirigió al equipo blanco en el derbi de 2015, buscará hacer buena la ventaja de la ida y, de paso, conquistar por primera vez el nuevo Metropolitano en la ‘Champions’.
Notiespartano/Líder