Visto está que son muchos los problemas que Morel Rodríguez Ávila encontró a su llegada, llevado por el pueblo, a la Gobernación del Estado Nueva Esparta.
En todos los órdenes, debe decirse, pues quien allí estaba, perdiendo el tiempo y haciéndoselo perder a los neoespartanos, dejó en franco estado de deterioro no solo las instalaciones sino la administración.
El Informe de la Comisión de Enlace lo dice todo, con suficientes pruebas que, ya en poder de las autoridades, están a la espera de una sabia y ejemplar imposición de justicia. Mientras ello ocurre, Morel Rodríguez Ávila lleva a cabo una difícil, sí, pero edificante tarea.
Ordenado, junto a su equipo de colaboradores, adelanta una serie de actividades todas beneficiosas para las comunidades y de este modo satisfacer los requerimientos más urgentes, sin olvidar su compromiso mayor, el de regresarle a su tierra el progreso y desarrollo que le fuese arrebatado por los dos gobiernos anteriores. Uno, sin obra hecha y, el otro, sin hacer nada.
Diligente la acción, sin duda alguna, regresó la bolsa alimentaria, echó a andar el Tren de la Salud, y en sus giras de los días viernes, ya está iniciando obras en los municipios. Así mismo, una serie de decisiones que, una tras de la otra, se palpa, se siente, son puestas en marcha sin dilación con el aplauso general. Es decir, el cambio llegó a Coche y Margarita.
Recuerdo lo dicho por Morel Rodríguez Ávila referente a dignificar la democracia, que es igual a perfeccionarla con la palabra acertada, como el hecho puntual en la tarea que la incentive, también en fortalecerla para que cada vez se procure la mayor suma de bienestar posible, a la sociedad.
El mandatario aludía a la necesidad que tienen los conductores de pueblo de demostrar, lo cual es muy válido y se lo demandan sus gobernados, que el ejercicio de gobernar, además de serio y responsable, es igualmente positivo en la manera de ayudar a la gente a consolidarse.
Con altísima responsabilidad lleva su gobierno, apenas seis meses de trabajo arduo, constante, porque la demanda popular es inmensa, y en ese lapso cumple con la gente. Un programa de actividades que se centra sobre todo en lo social, porque Morel Rodríguez Ávila es hombre de sensibilidad muy determinante y, tal como lo fuese en su gobierno anterior, ofrece y cumple, siendo fiel a su propio reto, el de honrar la palabra empeñada.
Un gobernante es, sin duda, afirmativo a la hora de las decisiones, de las soluciones. Concretar, una palabra, una acción, en fin, desarrollar una propuesta, es lo que busca el pueblo y Morel Rodríguez Ávila lo está traduciendo en verdades y, como él mismo dice, la verdad hay que decirla.
Nueva Esparta está en buenas manos. El pueblo tenía toda la razón cuando en la calle, y durante mucho tiempo, gritaba su nombre, para que quedase muy claro, que le necesitaba. Y no se equivocó.