Luiz Inácio Lula da Silva y Jair Bolsonaro se medirán este domingo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil, en las que el izquierdista es favorito, según los sondeos que Bolsonaro se empeña en desacreditar.
A dos días de la disputa más polarizada en décadas en la mayor economía de América Latina, el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva mantiene una ventaja de 14 puntos sobre el presidente y podría vencer en primera vuelta, según la última encuesta del Instituto Datafolha.
Lula, un exobrero metalúrgico de 76 años que cofundó el Partido de los Trabajadores y lideró el país entre 2003 y 2010, tiene el 48% de las intenciones de voto frente al 34% de Bolsonaro.
El exmandatario parece encaminado a llegar al poder por tercera vez, inclusive en la primera vuelta si el domingo supera el 50% de los votos válidos (sin blancos ni nulos).
Por eso, ha salido en la recta final a la caza del voto útil de seguidores del centroizquierdista Ciro Gomes (6%) y la centrista Simone Tebet (5%) que quieran evitar una segunda vuelta el 30 de octubre.
En esta campaña, Lula se ha granjeado el apoyo de celebridades como los músicos Caetano Veloso y Anitta, y se ha rodeado de figuras inesperadas, como el exjuez del Supremo Tribunal Federal Joaquim Barbosa, que lideró el juicio del escándalo de compra de votos en el Congreso que marcó el primer gobierno de Lula.
Bolsonaro, en cambio, obtuvo el jueves el apoyo explícito de la estrella de la selección brasileña de fútbol, Neymar.
Disputa de legados
Excapitán del Ejército y exdiputado de 67 años, Bolsonaro ha centrado su estrategia en la exaltación de las armas, los valores morales («Dios, patria, familia») y los ataques a su adversario.
En un tenso debate electoral, el ultraderechista volvió a llamar el jueves a Lula «ladrón», en referencia a la condena por corrupción que, antes de ser anulada por la corte suprema debido a problemas procesales, lo mantuvo año y medio preso y lo apartó de la elección en 2018.
Bolsonaro es respaldado por influyentes sectores como el evangélico, empresarial y agropecuario.
Pero enfrenta fuertes resistencias entre el electorado femenino, joven y los más pobres, tras una turbulenta gestión de la pandemia que dejó 686.000 muertos, un avance de la pobreza y el hambre, niveles récord de deforestación en la Amazonía, sospechas de irregularidades rondando su familia y aliados, y ataques contra las instituciones judiciales y la prensa.
Lula, que dejó la presidencia con una aprobación superior al 80% pero ha visto su imagen maculada por el escándalo de corrupción «Lava Jato», ligado a una red de sobornos en la petrolera Petrobras, asegura que volverá al poder para «arreglar el país» y cita los logros sociales de sus gobiernos, sin aclarar su futuro programa.
«El 2 de octubre, el pueblo te va a mandar a casa», lanzó el izquierdista contra Bolsonaro en el debate, lamentando a un presidente que «miente a toda hora, descaradamente».
Este pulso feroz refleja un electorado altamente polarizado.
«Siempre hubo polarización política en Brasil», pero hoy se ve «un enfrentamiento puramente ideológico en el que el adversario pasa a ser un enemigo», con toda la violencia que eso acarrea, explica el politólogo André César, de la consultora Hold.
Bolsonaro contra las encuestas
Bolsonaro volvió a desacreditar esta semana las encuestas y cuestionar sin pruebas la fiabilidad de las urnas electrónicas, un discurso muy retomado por las corrientes de desinformación que circularon masivamente en redes sociales.
«Estamos viendo por primera vez, si creyéramos a Datafolha, a un presidente (…) que va a ganar en la primera vuelta sin votos», fustigó Bolsonaro.
Su actitud ha despertado temores de que no reconozca una eventual derrota y se produzcan incidentes similares a los de Estados Unidos en 2021, cuando partidarios del expresidente Donald Trump invadieron el Capitolio.
Si bien no descarta completamente disturbios, el politólogo Jairo Nicolau, de la Fundación Getulio Vargas, cree que Bolsonaro no cuenta con el «apoyo militar, de la opinión pública o del mundo político» para atrincherarse en el poder si pierde.
Otros, en cambio, ven «probable» episodios de violencia si Bolsonaro no acepta una derrota, como Michael Shifter, analista político del think tank Inter American Dialogue, que califica al ultraderechista como el «presidente más antidemocrático desde el régimen militar» (1964-1985).
Notiespartano/ElUniversal