Tabú, prejuicios y hasta negación, rondan las relaciones después de los 60 años de edad; sin embargo, esto es algo totalmente sano y natural, y que todo ser humano debe disfrutar.
Muchos estudiosos de la materia, acotan que mantener una vida sexual activa después de esa edad, ayuda a mejorar la salud y la calidad de vida.
Proceso
En algunas personas resulta normal que con el paso de los años pierda el apetito sexual y descarte toda posibilidad de un encuentro físico con una pareja. En las mujeres por lo general ese desinterés aparece durante el proceso de la menopausia o cuando esta finaliza; mientras que en los hombres, esto es más difícil de definir porque la mayoría aún siendo “sesentones” logran incluso concebir hijos, porque sus hormonas continúan trabajando, y esto favorece a mantener el deseo sexual.
¿La edad influye?
Expertos señalan que el sexo y la forma de amar cambian con la edad, pero no con ello debería desaparecer la vida sexual.
Incluso, en muchas mujeres la sensación de ser amadas, deseadas y de tener relaciones sexuales aumenta después de los 60 años; porque han alcanzado madurez y se sienten más seguras de sí misma, conocen lo que les gusta en la cama, logrando disfrutar y sentirse más satisfechas que cuando eran jóvenes.
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Sexualidad después de los 60
Un gran número de mujeres después de superados los 60 años, son más arriesgadas y buscan encuentros más prolongados y satisfactorios.
Es importante que se dejen de lado los señalamientos y se les permita disfrutar del amor y la vida sexual, aunque se tenga la edad que se tenga; pues mientras no se le haga daño a nadie, lo demás no importa.
De interés
Mantenerse activo sexualmente en edades avanzadas reduce el riesgo de presentar problemas cardiovasculares, se libera endorfinas que ayudan al cuerpo a sufrir menos dolores propios de la edad, se retrasa el proceso de envejecimiento, y se reducen los síntomas de la menopausia.
Conclusión
Para disfrutar del amor, de una buena compañía, de dar y recibir placer, no hay edad; así que a perderle el miedo. ¡A vivir y dejar vivir!