El objetivo de la publicidad es despertar nuestro deseo por obtener aquello que nos muestra, da igual si se trata de ropa, un coche, o el destino de vacaciones soñado. Sin embargo, un estudio ha comprobado ahora que en el caso de la comida podría tener el efecto contrario y que, al ver imágenes de alimentos, sobre todo si lo hacemos de manera reiterada, podemos experimentar sensación de saciedad, un hallazgo que podría tenerse en cuenta a la hora de diseñar un plan de adelgazamiento.
De hecho, internet está lleno de anuncios de productos alimenticios que se han subido a la red con la finalidad de llamar la atención de los consumidores para que estos los adquieran. Su intención es que, al ver la fotografía de una hamburguesa en redes sociales como Instagram o Facebook, nos entre hambre y nos apetezca comernos una de Burger King o McDonalds, por ejemplo, pero la investigación –que ha sido realizada en la Universidad de Aarhus (Dinamarca)– ha revelado que ver la misma imagen de un alimento más de 30 veces puede desencadenar sensación de saciedad.
“En nuestros experimentos, demostramos que cuando los participantes vieron la misma imagen de comida 30 veces, se sintieron más satisfechos que antes de haber visto la imagen. Los participantes a los que se les mostró la imagen muchas veces también eligieron una porción más pequeña que aquellos que solo habían visto la imagen tres veces, cuando posteriormente les preguntamos sobre el tamaño de la porción que querían”, ha declarado Tjark Andersen, que recientemente defendió su doctorado en el Departamento de Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Aarhus.
Engañar al cerebro como una posible estrategia para perder peso
Andersen ha explicado que, aunque pueda parecer raro que los participantes del estudio se sintieran llenos sin haber comido nada, se trata de algo bastante natural porque la forma en la que pensamos sobre la comida influye mucho en nuestras ganas de comer: “Tu apetito está más estrechamente relacionado con tu percepción cognitiva de lo que la mayoría de nosotros pensamos”, afirma.
La teoría de la cognición fundamentada lo explica. Por ejemplo, si te imaginas hincando los dientes en una jugosa manzana, se estimulan las mismas áreas del cerebro que si realmente le das un mordisco a una manzana. “Recibirás una respuesta fisiológica a algo en lo que solo has pensado. Por eso podemos sentirnos completamente satisfechos sin comer nada”, añade.