Hoy, 11 de septiembre, celebramos a la Virgen Santísima bajo la advocación de Nuestra Señora de Coromoto, Patrona de Venezuela.
Cuenta la tradición que, después de la llegada de los españoles a la región de Guanare (Venezuela) en 1591, los indios de la tribu de los cospes, habitantes de la región, abandonaron su tierra y se trasladaron hacia el río Tucupido con el propósito de no tener contacto con los foráneos y su religión.
Las cosas permanecieron así por muchos años hasta que un día, por el año 1651, el cacique Coromoto, jefe de los cospes, contempló asombrado cómo podía verse, sobre la quebrada del río, la imagen de una hermosísima mujer. Acercándose al lugar acompañado de su esposa, descubrió que aquella señora los miraba con una dulce expresión en el rostro, mientras parecía moverse por encima de las aguas.
La misteriosa mujer, que llevaba también un niño sonriente en brazos, le dijo al cacique: “sal del bosque junto con los tuyos y ve donde los blancos para que reciban el agua sobre la cabeza y puedan entrar en el cielo”.
El cacique, impresionado por lo que había visto y oído, obedeció a la Señora y marchó con su tribu hacía donde vivían los españoles, para ser instruido en la fe cristiana. Sin embargo, al poco tiempo, él y los miembros de su tribu, decidieron volver a los bosques, cansados e incómodos con el nuevo régimen de vida que habían adoptado.
El 8 de septiembre de 1652, la Señora volvió a aparecer, pero esta vez en la choza de Coromoto. Ella intentó convencerlo de que volviese para ser catequizado, pero él no se dejó persuadir. Ni el aura ni los rayos luminosos que rodeaban la figura de la Señora lograron impresionar al jefe. Por el contrario, él trató de echarla con amenazas. La Señora, entonces, se acercó al cacique y este se lanzó sobre ella, con la intención de atacarla. En ese instante la Señora desapareció, quedándose Coromoto con una pequeña estampa en la mano, en la que estaba grabada la imagen de la Señora.
El cacique, entonces, huyó al bosque y en el camino fue mordido por una serpiente venenosa; viendo que su vida corría peligro, cambió de rumbo y se fue en dirección a Guanare, donde pidió el bautismo. Una vez repuesto, permaneció allí, donde finalmente vivió como un cristiano.
La reliquia de la Virgen de Coromoto
La reliquia de la Virgen de Coromoto mide 27mm por 22 mm, y es una impresión o pintura sobre pergamino (papel de seda). Se puede observar a la Madre de Dios pintada de medio cuerpo y está sentada sosteniendo al Niño Jesús en su regazo. La Madre y el Hijo miran de frente con sus cabezas coronadas. Dos columnas unidas entre sí por un arco forman el respaldo del trono que los sostiene. Su apariencia es como la de haber sido dibujada muy finamente, como un retrato en tinta china a base de rayas y puntos. La Virgen cubre sus hombros con un manto, y un velo cae simétricamente sobre sus cabellos.
El 7 de octubre de 1944, el Papa Pío XII declaró a Nuestra Señora de Coromoto “Patrona de la República de Venezuela”, y su coronación canónica se realizó el 11 de septiembre de 1952, con ocasión de la celebración del tercer centenario de la aparición.
Los venezolanos celebran a su patrona el 2 de febrero (Fiesta de la Presentación del Señor), el 8 de septiembre (Natividad de la Virgen María) y el 11 de septiembre (día central de la celebración). El Santuario Nacional de la Virgen de Coromoto fue declarado basílica por el Papa Pío XII el 24 de mayo de 1949.
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