Antonio Otero Seco es de esos escritores que no por desconocido complica la labor del periodista a la hora de buscar titulares, ya que si por un lado fue el último que entrevistó al poeta Federico García Lorca, por otro fue coautor de la primera novela sobre la Guerra Civil española publicada, en el mismo 1936 (cuando comenzó), en el bando republicano y ahora reeditada por vez primera.
La Guerra Civil española transcurrió entre 1936 y 1939 tras el levantamiento del general Francisco Franco contra el gobierno democrático de la II República, que dejó cientos de miles de víctimas, entre asesinados, enviados a campos de concentración, torturados o vejados y dio comienzo a la dictadura franquista que se alargó hasta 1975.
Escrita y firmada con su amigo Elías Palma, republicano, masón y periodista como el propio Otero Seco, la obra reeditada ahora se titula «Gavroche en el parapeto (Trincheras de España)» y es una mezcla de novela y de reportajes de trinchera como los que los propios autores publicaron en la prensa de Madrid durante la contienda.
Gavroche es el nombre de un muñeco que, en la novela, los milicianos arrebatan al enemigo, pero es también, y sobre todo, un personaje de «Los miserables», un pícaro que en la novela de Víctor Hugo se dejó matar heroicamente sobre una barricada del París revolucionario.
Para esta edición del sello sevillano Libros de la Herida, que ya publicó hace dos años la poesía completa de Antonio Otero Seco (Cabeza del Buey, España, 1905-Rennes, Francia, 1970), se empleó la segunda edición de «Gavroche en el parapeto», de abril de 1937, que es la que da cuenta de la primera, de la que no se conserva ningún ejemplar.
Amigo del popular periodista español Chaves Nogales y habitual del suplemento literario de «Le Monde» durante sus últimos años de vida, Otero Seco escribió, junto a Ismael Palma, una novela que mantiene el tono de las crónicas y reportajes que ambos publicaron en «Mundo Gráfico» y «La Verdad», como también hicieron otras novelas de la Guerra Civil como «El asedio de Madrid», de Eduardo Zamacois o «Diario de guerra de un soldado», de Vicente Salas Viu.
Dedicada al general Miaja y al coronel Vicente Rojo, distinguidos como defensores del Madrid republicano, la novela describe los momentos más duros de la vida en las trincheras y exalta el valor y heroísmo de los milicianos como tales hijos del pueblo, además de numerosos casos de heroísmo femenino, desde las muchachas que voluntariamente llevan agua a los combatientes de la línea de fuego a la joven que salva a cinco niños manejando una ametralladora.
Los autores de la obra advierten al lector en las primera páginas de «Gavroche en el parapeto»:
«Esto no es una novela ni un libro de reportajes, aunque en puridad puede ser cualquiera de estas cosas, si aceptamos la definición stendhaliana de que ‘una novela es un espejo paseado al borde de un camino’ y la definición moderna del reportaje: ‘ver, oír y contar’. Pero en el sentido corriente de estos dos casilleros literarios, este libro no es un reportaje ni una novela. Para lo primero le sobra intimidad; para lo segundo le falta fantasía».
Y rematan esa advertencia con estas palabras: «Es, sencillamente, la impresión de unos hombres que han vivido la guerra en las propias trincheras. Nada más.»