Creer que por estar encumbrados en cargos de poder se cambia el mundo es parte de la forma de hacer política en estos tiempos donde los protagonistas están alejados de la realidad que vivimos. No es tan simple hacer política en estos tiempos cuando la aplanadora roja creó mecanismos electorales y ganó aliados que le permiten tener grandes ventajas al momento de los encuentros electorales.
Por esa razón ver la conchupancia política en pleno esplendor y los opositores jugando a ser más humildes que nadie y confundiendo la chicha con la limonada o la gimnasia con la magnesia. Se entiende el juego de negociar, dialogar y hasta de usar el entendimiento como fórmula para salir adelante en procura de alcanzar la gobernanza por cualquier vía.
Pero asumir con voz sonora que pueden pescar en río revuelto como hizo el Alcalde de Gómez al ganar con los votos de la oposición y casi inmediatamente saltar la talanquera para cuadrarse con la revolución es parte del suicidio político que termina con la figura difuminada en la línea de fuego y malquerido por unos u otros.
Ese modelo atarantado de hacer política ha permitido a otros burgomaestres considerar la posibilidad de asumir la misma posición y llegar a decir en confianza que por su cercanía con sus amigotes del proceso es posible considerar su paso a las filas del oficialismo sin ver para atrás. Esas son las cosas de las locuras políticas de figuras que llegan a la política impulsados por los vientos de la improvisación y con el síndrome de la ambición dibujado en su rostro.
De todo hay en la fauna política tropical donde gente confundida por los efectos del liderazgo fabricado a pulso y que de la noche a la mañana cualquier bachacón es concejal, diputado o alcalde. Eso está ocurriendo en todo el país donde la gente sin ideología y sin tener línea política alguna termina alacranizándose y arrastrado a los pies del poder nacional.
Casos hay en toda la República donde muchos partidos terminaron entregados a las bondades del régimen y por eso hoy la gente no ha terminado creyendo en las posiciones disímiles de muchos que juegan a la mentira y se muestran con sus enemigos políticos de ayer en fotos que dejan maltrecha la formación ideológica de los que ayer eran acorazados de la oposición venezolana.
Una cosa es participar en eventos políticos con líderes nacionales del chavismo buscando beneficios para sus comunidades y otra es decir en privado que le provoca pasarse al otro bando porque en la oposición no hay una línea coherente de combate frontal al régimen.
Tener amigos en el proceso no implica para los alcaldes que llegaron al poder con los votos opositores que pueden cruzar la línea de fuego y disfrazarse de falsos revolucionarios porque esas jugadas solo reflejan una realidad fantástica creada solo en la imaginación de locos de la política.
En Gómez ocurrió ese anti modelo que mantiene en la cuerda floja a un alcalde atrapado en su propia locura y que terminó confundiendo a una población que le cobrará cuando sea posible la afrenta de haber traicionado a un pueblo que votó por él en la búsqueda de un cambio para su comunidad. Por eso Gómez quedó sin gobierno en los primeros meses del 2022 y dejó serias dudas sobre la conducta de quién traicionó a su pueblo en las primeras de cambio. Por ese motivo ese modelo equivocado de hacer política confunde al elector y lo pone a pensar en rechazar a muchos que hoy pretenden mostrarse domo aliados del gobierno cuando en el fondo son simples morisquetas de figuras que no terminan entendiendo su confusión mental.
Ese mismo síndrome le da lecciones a organizaciones políticas que se muestran cercanos al régimen y cruzan ideas desfiguradas que para nada terminan ayudando a la causa de sus toldas políticas. Es por eso que los enemigos de sus propias organizaciones no se atreven a lanzar una piedra al gobierno nacional porque los compromisos de sus jefes nacionales los mantienen cercados en esa madeja de compromisos subalternos firmados hace rato entre los enemigos de la democracia.
Ya veremos más delante cuando llegue la hora electoral a los que tienen rato usando caretas para mostrarse como aliados al proceso y que han llevado a sus organizaciones a arrodillarse a los pies de los poderosos del Gobierno Nacional. Ahora esa idea de pretender jugar a la guayaqueta con saltos equivocados es parte de la monifatería de ilusos que solo consiguen en sus caminos espejismos de la mentira.
Vendrán momentos estelares para ver de cerca a los aliados y enemigos de la democracia, pues es evidente que caerán las máscaras en plena batalla electoral para dejar al descubierto a los verdaderos enmascarados de la política nacional.
A esos que dicen entre amigos que navegan muy bien en aguas rojas los quiero ver probando su valía electoral para conquistar el poder, pues es evidente que muchos que hoy ostentan poder están bien alejados de esa propuesta de unidad nacional que busca rescatar la democracia y la libertad. Sin dudas que las caretas caerán en cualquier momento cuando muchos imiten el modelo Emilio que dejó en tres y dos la posibilidad de redención de una sociedad que busca cambios y consigue en su camino alacranes que huelen a formol y que no se atreven a combatir al régimen en cualquier terreno para cambiar la realidad del país.
Encíclica/ManuelAvila