Los tratamientos capilares profundos se han popularizado de forma importante en los últimos años. La eficacia de estos procesos se ha convertido en la forma más adecuada para paliar los problemas más habituales del pelo, como la falta de brillo o la deshidratación. Es por ello que tanto la nanoplastia como el bótox capilar o la keratina, se posicionan entre los tratamientos más frecuentes de todo el mundo.
Pero a pesar de que existe un enorme interés detrás de cada uno de estos, aún existen dudas sobre qué son, su proceso o cuál es el más o menos eficiente. Entretanto, la nanoplastia es uno de los favoritos, y a continuación te contaremos el porqué.
¿Qué es la nanoplastia capilar?
Que el nombre no te engañe, no se trata de una cirugía estética. En realidad, es un tratamiento reciente que busca mejorar la estructura interna del cabello y que tiene una duración variable, de la cual te hablaremos más adelante.
Una de las mayores ventajas de la nanoplastia frente a la mayoría de los tratamientos convencionales para el pelo es que no contiene formaldehído ni otros compuestos químicos que pueden llegar a ser perjudiciales para la salud. Esto, claro, también significa que no tendrás que soportar olores desagradables cuando se aplique calor sobre el pelo.
La nanoplastia es un innovador proceso en el que se restaura la estructura capilar, con lo que se consigue un alisado mucho más eficiente, brindando como resultado una melena brillante, suave y con un aspecto muy saludable.
Y a diferencia de los otros productos que se emplean para alisar el cabello, la base de la nanoplastia son los aminoácidos y el colágeno, una proteína fundamental para el pelo. Estos ingredientes tienen la capacidad de penetrar la capa cortical del pelo con ayuda de la temperatura, por lo tanto, se encarga de nutrirlo desde el interior.