Su presencia en la vida actual venezolana es tan importante como necesaria, y hay mucha gente confiada en la esperanza en lo que muy bien representa y en la fuerza del mensaje siempre esclarecedor. Su figura permanece intacta en el corazón venezolano que le sabe entre los pocos líderes, ciertos, de la democracia. Muchos llamados por la historia ya no están, pero dejaron en él la palabra y el ejemplo. Eso lo afirman muchos venezolanos, de todos los partidos democráticos, con respeto y sinceridad.
Bien se puede decir que es el más joven de todos los líderes históricos de la democracia que subsistió hasta 1999, y que su carrera política lo llegó a situar en niveles de dirección muy alta y comprometedora en la política venezolana. Su trayectoria, muy conocida en el escenario por su verbo, siempre encendido y su defensa a ultranza de la democracia, le ganó “un millón de amigos” y, puede decirse sin temor a equivocaciones, que sobran los dedos de la mano al enumerar posibles enemigos. Adversarios, sí, y muchos, con los cuales siempre privó el acatamiento al pluralismo y el combate en el parlamento y en la calle dado fue de altura.
Desde muchacho, con el ejemplo de sus padres, demócratas a cabalidad, igual que toda su familia, milita en las filas del partido Acción Democrática y rápidamente su diligente actuar lo sobresale hasta llevarle a posiciones de comando en las filas juveniles del partido de Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Gonzalo Barrios los históricos dirigentes fundadores, que el Héctor Alonso López, nacido en Ejido, y entonces de 14 años, conoció, admiró y defendió en toda su juventud de militante en Mérida, hasta que la alta dirigencia adeca se fijó en su figura y le llamó a Caracas. Precisar su tránsito en cada etapa militante, resultaría una extensa biografía. Digamos que, responsable, con toda propiedad, es el dueño de innumerables aciertos que, de verdad, superan en cuantía a los pocos errores que haya podido cometer en su ejercicio político.
De todos es conocida su ardorosa defensa de Carlos Andrés Pérez, por el cual, siendo dirigente nacional juvenil de AD batalló incansable hasta lograr que su partido le eligiese candidato a la presidencia de la república. Famosa es la fotografía en que el jovencito Héctor Alonso López figura al lado de Rómulo Betancourt y de Gonzalo Barrios, cuando, en el Teatro Metropolitano de Caracas, Carlos Andrés Pérez recibe oficialmente su nominación. Uno de sus últimos grandes homenajes al ex presidente fue presidir el Centenario del Nacimiento de quien resultó electo por mayoría nacional, dos veces Jefe de Estado y, sin lugar a dudas, un líder que hizo posible el ingreso de Venezuela al siglo XXI en vías de ser potencia, libre y soberana, cosida a su piel la democracia.
Héctor Alonso López se define en este foro ante su amigo de años, el periodista, como un hombre que busca, por la vía del diálogo, el mejor entendimiento. “Soy muy apegado a buscar la solución de los problemas mediante la palabra. Las razones son y deben ser siempre el mejor armamento que le permite al hombre defenderse”, afirma. No ofende al adversario, es un hecho comprobado a lo largo de su vida pública –casi sesenta años, de los 74 que tiene-. Pero eso sí, no da tregua cuando la certeza de su afirmación se fundamenta en pruebas.
Buen orador –eso también distingue a todos sus hermanos- ha hecho de la política su vida porque, si bien estuvo alejado muchos años por cuestiones de salud, sin embargo, no descuidó nunca el examinar la marcha del país, de sus gobiernos, de sus políticos y de los cada vez más crecientes problemas de la gente. Ha adscrito un libro que es el más crudo retrato de su propia vida y, ya se dijo, como gran conversador que siempre ha sido, atesora sus memorias que, en cualquier momento, habrá de iniciar su escritura, para contarle al mundo su pasión por Venezuela, su democracia y su libertad.
Él cree, sin lugar a dudas, que María Corina Machado es la mejor opción que en el presente tiempo de dificultades, sabrá conducir las multitudes que le acompañan en el pronto retorno de esa libertad que tanto se anhela.
“Sin democracia no habrá nunca libertad”
-Muchos aún no saben distinguir si el gobierno que los oprime es una dictadura comunista o un régimen igualmente totalitario, pero de intención socialista. ¿En cuál postura ideológica se puede ubicar con certeza al liderazgo que gobierna?
-Ellos, los chavistas, se colocan toda clase de etiquetas, por lo cual resulta difícil saber cuál es en realidad su basamento ideológico. Lo que si es cierto es que son, definitivamente, los representantes más acérrimos de un sistema que oprime libertades, conculca derechos y ha demostrado más que fehacientemente no saber para qué sirve un gobierno. Ha fallado en todo. Eso está más que comprobado.
– ¿Qué opina de la revolución que trata de imponer el chavismo?
-En Venezuela, el chavismo no produjo una revolución sino una desgracia, verdaderamente una gran tragedia. Pretendió acabar con lo que habían hecho nuestros padres por nuestro país, para terminar, calumniando y destruyendo su reputación. Al país lo que lo salva es su raigambre, su tradición y apego a la democrática.
Lo que yo quiero decir es que las obras de la democracia han sido tan útiles que han salvado a este gobierno de no haber provocado una hecatombe mayor de la que ha generado. Eso es una verdad que impacta.
Y agrego: sin libertad no habrá democracia, no habrá normalidad alguna. No soy de los que están contando los pollos antes de nacer. Pero, si no logramos restaurar la democracia, como un régimen de libertades, todo seguirá siendo una ociosidad. Esa es una advertencia a los que hablan como si ya estuviera entre nosotros la libertad y la democracia, cuestión que no es cierta en estos tiempos de dictadura.
–Hay mucho joven dirigente buscando camino, ¿cuál sería, entonces, la recomendación primera para que sigan por la senda correcta y qué deberían atesorar para luego entregarle a Venezuela?
-Los jóvenes han sido los las grandes víctimas de este proceso histórico. Reciben una herencia llena de carencias y de graves desviaciones en nuestro comportamiento social, pero al mismo tiempo pienso, son nuestra única opción para resurgir como sociedad.
He tenido unas cuantas experiencias que me confían que los jóvenes hoy están más cerca de los retos que ha producido la humanidad en los últimos cuarenta años, que se han desarrollado más que el de los últimos dos mil. La tecnología, la electrónica, la cibernética, el internet, la robótica, colocan a los jóvenes en la vanguardia de lo que hay qué hacer.
.-Mire, una mayoría opina, que los partidos políticos fracasaron; otra insiste en que son imprescindibles. Pero muchos les reclaman haberse olvidado de la gente. Incluso, que sus tesis ya casi están en desuso. ¿Cómo reconquistar, primero a su reducida militancia y, segundo, ¿cuál sería una nueva y buena oferta?
-Los partidos políticos son herramientas esenciales en la democracia. En Venezuela la experiencia fue fecunda. Tuvimos un sistema político, con partidos estables y mucho progreso, pero que lamentablemente en algún momento se extraviaron y comenzaron a debilitarse. La demostración más grande de esos partidos en la historia de Venezuela, fue la dada por AD. Fue el más grande de todos los partidos y se acabó, y al acabarse AD, se acabaron todos los demás.
Eso es rigurosamente cierto. Eso es importante decirlo porque es una demostración también del desmoronamiento de los partidos, por lo cual todos requieren su refundación. No es necesario construir un nuevo partido, solo refundarlo que quiere decir adaptarlo a la realidad de los tiempos y de verdad colocarlo al servicio del pueblo.
Los partidos son como los árboles. Es obligatorio protegerlos, cuidarlos. Pero, a veces la historia no es bastante como herencia. Es decir, se puede tener una buena historia, pero no siempre resulta suficiente. No podemos olvidar que el ciclo de todo ser vivo es nacer, crecer, desarrollarse y morir.
-Los ciudadanos lograron su objetivo: llevar a cabo el proceso de primaria. Reina la emoción y se aprecia fortaleza en la decisión adoptada. Defínalo.
-La Primaria es la única alternativa para revivir el fervor popular. Cuando a los pueblos no se les consultan las grandes decisiones, combaten. Los pueblos con su inteligencia se percatan que los consideran de utilería, por eso pierden la confianza en el liderazgo, en los gobiernos, y el resultado es que deja de existir el vínculo con la soberanía.
– ¿De verdad, después del 22 de octubre, comenzará el gran cambio que le urge a Venezuela?
-El cambio en Venezuela comenzará cuando todos cambiemos y tengamos propósito de enmienda asumiendo las responsabilidades de la pérdida de este cuarto de siglo que a lo mejor no es mucho para una sociedad pero sí mucho para cada quien que lo sentirá.
-¿Cuál será, finalmente, la reacción del oficialismo? ¿Aceptará que ya no se le quiere? ¿Endurecerá su postura? ¿Razonará, acaso, que debe comenzar a preparar su tránsito a la derrota?
-No sabemos si los chavistas van a cambiar. No, no puede adivinar si ellos cambiarán su lujuria por el poder. En cuanto a su reacción, ya han dado muchas pruebas de su rabia porque el pueblo no los quiere. Ellos mismos han comprobado que fracasaron en el gobierno y que su revolución no fue la maravilla del siglo.
-María Corina Machado, en su opinión, ¿qué representa? Su seguro triunfo el 22 de octubre, ¿ciertamente le abrirá las puertas a una victoria en los comicios presidenciales del 2024?
-María Corina Machado en una buena opción para iniciar este nuevo ciclo histórico en el acontecer nacional. Para iniciar, reitero, este reencuentro, y nadie mejor que ella para entusiasmar a nuestro pueblo.
Ahí está sembrada en el corazón del venezolano. Dando ejemplo de ser la líder que el país venía reclamando desde hace tiempo y que está actuando de manera correcta. La política sin emoción no existe.
Confieso que durante bastante tiempo me he estado fijando en todos los líderes y llegué a la conclusión de que ella es la única en el país que ha logrado revivir en la ciudadanía esa emoción y ese deseo de fortalecer su creencia en la democracia como generadora de la paz, el progreso y la libertad. Yo votaré por ella.
Mis reflexiones sobre el acontecer político, social y económico del país, y de cuáles son las mejores propuestas para el inmediato futuro, las consulté con la familia, con los amigos que tengo en toda Venezuela, y con mi conciencia y convicciones. Advierto: no represento a ningún partido. El veintidós de octubre no votaré por un partido sino votaré por una ciudadana cabal como María Corina Machado. Seguro como estoy que su triunfo será el triunfo de todos, que nos llamará a estar unidos, sin excepción, al tener en nuestras manos el sueño de la libertad y de la democracia que nos une.
Héctor Alonso termina diciéndole al periodista una gran verdad: “He resucitado y como resucité vengo a luchar porque también resucite Venezuela”. Se despide, pues viaja por tierra, de madrugada, a Valera donde le espera un apretado programa de compromisos en el Estado Trujillo. Comienza de nuevo su periplo por el país promoviendo la candidatura de María Corina Machado.
ÁngelCiroGuerrero