Cuando pensamos en las estaciones, normalmente imaginamos nuestra experiencia en la Tierra, donde las variaciones anuales de temperatura y horas de luz dan como resultado la primavera, el verano, el otoño y el invierno de forma cíclica e inversa según el hemisferio en el que nos encontremos. Pero, ¿nuestra Luna tiene estaciones como la Tierra?
La respuesta no es tan sencilla como parece, pero resulta que otros cuerpos celestes, incluida la Luna, también pueden experimentar ciclos de cambio. Primero veamos por qué se producen las estaciones:
¿La Luna tiene estaciones?Midjourney/Sarah Romero
El concepto de «estaciones» surge de la inclinación del eje de rotación de un planeta en relación con su órbita alrededor del Sol. La inclinación del eje de la Tierra de aproximadamente 23,5 grados hace que los rayos del Sol lleguen a diferentes latitudes más directamente en diferentes épocas del año, creando nuestras estaciones, de ahí que cuando es invierno en el hemisferio sur, aquí, en el hemisferio norte, disfrutamos del verano.
La inclinación axial de la Luna
En el caso de la Luna, nuestro satélite orbita la Tierra, no el Sol directamente, aunque también tiene una inclinación en su eje. La inclinación del eje de la Luna es de solo 1,54 grados, mucho menor que la de la Tierra. Esta pequeña inclinación no crea una diferencia significativa en la luz solar que llega a las distintas partes de la Luna a lo largo de su órbita alrededor de la Tierra. De ahí que, si bien la inclinación axial mínima de la Luna no provoca estaciones tradicionales tal y como las conocemos en la Tierra, nuestro satélite sí que experimenta cambios notables en la temperatura y la iluminación a lo largo de su día lunar, que dura aproximadamente 29,5 días terrestres.
Si el día en la Luna dura es aproximadamente 29,5 días terrestres, serían unos 14,75 días terrestres de luz diurna y 14,75 días terrestres de oscuridad. Así, para cualquier observador en la Luna, el Sol parecería salir, atravesar el cielo muy lentamente y ponerse aproximadamente dos semanas después, seguido de una larga y fría noche de la misma duración.
Ilustración artísticaMidjourney/Sarah Romero
Extremos
Durante el día lunar, cuando el Sol brilla directamente sobre la superficie de la Luna, las temperaturas pueden alcanzar los 127°C o más. Por el contrario, durante la noche lunar, las temperaturas pueden descender hasta los gélidos -150 °C. (De ahí que si hubiera agua superficial en la Luna esta se congelaría de noche y se evaporaría de día, un ciclo extremo). Este ciclo día-noche podría compararse con un ciclo «estacional» rápido y muy extremo, aunque no corresponde al modelo de cuatro estaciones con el que estamos familiarizados aquí en la Tierra.
Curiosamente, mientras que la Luna en su conjunto no experimenta estaciones tradicionales, ciertas partes de la Luna sí padecen condiciones de iluminación únicas que podrían considerarse similares a la estacionalidad. Por ejemplo, los polos lunares están inclinados hacia el Sol, lo que da como resultado áreas de luz solar permanente, conocidas como picos de luz eterna, y áreas de sombra permanente, denominadas regiones en sombra permanente (PSR). En el caso de la Luna, estas zonas permanentemente sombreadas serían los cráteres profundos cerca de los polos de la Luna, por ejemplo. Estas regiones pueden alcanzar temperaturas tan bajas como -248°C. Mientras tanto, los picos de luz eterna, generalmente en los bordes de los cráteres, reciben luz solar durante la mayor parte del día lunar y mantienen temperaturas relativamente constantes, aunque sigan siendo extremas para nosotros los humanos.