Una agenda es un libro o cuaderno donde se anotan las cosas que se van a hacer (para no olvidarlas). Está en blanco, aunque trae un calendario distribuido en meses y semanas con espacios para anotaciones. Regularmente ofrece un horario para programar las actividades de cada día. Llega a tener complementos como santorales, días festivos, mapas, etc. Su nombre viene del latín agenda, que significa: “lo que ha de hacerse”.
Las agendas pueden ser de asuntos profesionales, de ocio o personales de cualquier tipo. Pueden ser de bolsillo de cartera o de mesa. Pueden ser físicas o electrónicas. Pueden ser económicas y austeras o artesanales y de lujo.
Las agendas datan, al menos, del siglo XVIII. Posiblemente sean más antiguas. Su antecedente más inmediato fue el almanaque. Se empezaron a publicar almanaques con espacios para anotaciones diarias. Luego, surgieron las agendas. George Washington llegó a llevar su propia agenda. Robert Aitken en 1773 imprimió la primera agenda comercial en América. Organizó en su agenda el tiempo en semanas. Estaba destinada para los negocios. Su producto no tuvo tanto éxito.
Otro antecedente de las agendas fueron los cuadernos de notas que se imprimían en Francia en el siglo XIX. Los artistas solían usarlos.
Fue hasta mediados del siglo XIX cuando empezaron a ser de la aceptación pública. En el siglo XX se convirtieron en parte esencial de las oficinas y los hogares. En la década de los ochenta se comercializaron ciertos dispositivos que eran agendas electrónicas. Eran llamados PDAs, Personal Digital Assitant (asistente personal digital). Fueron fabricados por Casio, Radio Shack, Sharp y Hewlet Packard. Estuvieron de moda en los años noventa. Sin embargo, con la evolución de los teléfonos inteligentes, las aplicaciones de agenda electrónica incorporadas a éstos, hizo innecesaria la existencia de tales dispositivos.
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