Estados Unidos pegó primero ante Gales, pero dejó de jugar al descanso y un penalti construido y rubricado por Gareth Bale puso el 1-1 final. Inglaterra, que le llenó la canasta a Irán, parece que toma una ventaja importante en la lucha por los octavos.
Con un ambientazo en las gradas, pintadas de rojo para apoyar a los ‘dragones rojos’ en su regreso al Mundial por primera vez desde 1958, hubo hasta problemas de reventa en la previa por la expectación.
En la cancha, se marcaron los roles muy temprano. Estados Unidos con el balón, Gales buscando espacios a la contra. Rápido tuvieron dos ocasiones. Primero, los europeos casi fueron víctima de fuego amigo, con Hennessey atento el balón que pegó en Davies, seguido de una de Sargent que sacudió las redes por fuera.
La sensación de peligro se fue a la baja a partir de que el ex Barça, Sergiño Dest, vio la amarrilla en un exceso de ímpetu y adrenalina en la presión. McKennie fue víctima del mismo mal. Poco pasaba hasta que Estados Unidos encontró espacio por primera vez. Yunus Musah cedió para Pulisic, pase de primera a Tim Weah y definición ante la salida del portero. Jugadón y 1-0.
El plan de aguantar ya no le servía a Gales y tras el descanso comenzó a jugar al fútbol, con cierto grado de complacencia de un Estados Unidos que buscaba la contra. Acarició el empate en una doble ocasión cerca de la hora de juego, primero una mano providencial de Matt Turner que evitó el gol de palomita de Ben Davies, y luego Moore la mandó por un costado.
Berhalter guardó a los amonestados en busca de amarrar el resultado, en el pecado llevaron la penitencia, cuando Tim Ream intentó puntear entre las piernas de Bale, tumbó al delantero del LAFC y el ex Real Madrid cobró con maestría desde el punto de penalti; Turner alcanzó a tocar el balón, pero con esa potencia y colocación es casi imposible.
Gales se medirá a Irán en la segunda jornada, mientras que Estados Unidos jugará ante Inglaterra.
Notiespartano/Marca