Con su tejado rojo y su fachada blanca, la característica casa de Trip Millikin se yergue intacta sobre las calles de Maui, después de que los incendios asolaran la isla hawaiana hace apenas unos días. A su alrededor, solo hay cenizas y devastación, mientras ella permanece enhiesta como una incógnita de salvación.
«Parece que ha sido colocada ahí con Photoshop», ha comentado al periódico local ‘Honolulu Civil Beat’ Millikin, que se encontraba de viaje en el estado de Massachussets durante el incendio y creyó que su vivienda habría sido pasto de las llamas, como todas las demás.
Millikin ha vivido la última semana sumido en ansiosas llamadas telefónicas para contactar con amigos y vecinos y dilucidar por qué su casa se salvó. Quizá solo fue suerte o tal vez el viento viró en el momento adecuado. A lo mejor las decisiones fortuitas adoptadas durante la renovación de la casa permitieron que los trozos de madera quemada y los escombros solo calcinaran pequeñas partes del jardín y creará burbujas en la pintura de una pared.
Cuando todavía creía que su casa había sido devorada por el fuego, un amigo llamó a los Millikin y les envió una foto de un sobrevuelo en helicóptero de Lahaina, la localidad donde se ubica la casa. Todas las estructuras de la zona habían sucumbido y, en medio de la destrucción, emergía su vivienda.
Al decírselo a su mujer, la emoción embargó a los Millikin, que comenzaron a llorar. «Me sentía culpable. Todavía nos sentimos culpables», apuntó al medio local.
Reconstruir en comunidad
Millikin y su esposa, Dora, se enamoraron de la casa de la calle Front hace varios años, cuando estaba desocupada y se encontraba en un profundo estado de deterioro. «La casa era una auténtica pesadilla, pero se le veían buenos mimbres», asegura el propietario.
Los Millikin compraron la propiedad en 2021 y trabajaron con el condado en un plan de conservación histórica antes de embarcarse en un proyecto de renovación de casi dos años. Hicieron gran parte del trabajo ellos mismos, junto con un carpintero local y la ayuda de los vecinos. Probablemente fue este trabajo, según los expertos, lo que le ha permitido subsistir.
Ahora, cuando puedan regresar, esperan poder convertir su casa en una especie de centro comunitario para las personas que intentan reconstruir la suya. «Hagámoslo juntos», pidió. «Esta casa se convertirá en una base para todos nosotros. Usémosla», urgió.