Cuatro divisiones ha tenido el partido Acción Democrática y ello forma parte de la atomización que ha sufrido en el tiempo el partido de la barquilla
En 1960 durante la Presidencia de Rómulo Betancourt se produjo una división por razones ideológicas. Un grupo encabezado por Domingo Alberto Rangel y Gumersindo Rodríguez quisieron dar un carácter izquierdista al partido del pueblo.
Ahí se pararon en el medio de la vía como un escudo infranqueable Raúl Leoni, Luís Beltrán Prieto Figueroa, Gonzalo Barrios y Jesús Ángel Paz Galarraga.
En 1963 cuando AD se preparaba para las elecciones presidenciales el dirigente Raúl Ramos Jiménez líder del sector ARS se lanzó a desafiar la mayoría que quería a Leoni como candidato presidencial.
Ramos acudió a los tribunales y esa decisión condujo al partido a quedarse sin la tarjeta blanca y a ir a las elecciones con otros colores políticos con la tarjeta negra con la que el candidato ganó las elecciones y una tarjeta plateada con escasa trascendencia.
La tercera división en 1968 enfrentó a Rómulo Betancourt y Luís Beltrán Prieto Figueroa. Betancourt manejaba el partido desde Berna y apoyó a Gonzalo Barrios contra Prieto Figueroa. Con diferencias irreconciliables apareció en escena el MEP y Prieto se llevó consigo 700 mil votos y por eso Gonzalo Barrios perdió con solo 30 mil votos con Rafael Caldera.
En la cuarta división hubo intervención del Tribunal Supremo de Justicia que entregó las siglas, símbolo y las casas del partido a Bernabé Gutiérrez y su legión de adecos gobierneros. Esta división ocurre después de 52 años y es la división que ocurre con el partido fuera del poder y por una decisión judicial del régimen a favor de sus aliados partidistas.
En medio de ese panorama conflictivo que lleva a los dos bandos a enfrentarse en las calles y frente a las casas del partido se producen luchas fratricidas con enfrentamientos intensos que recorren parte del planeta en videos perversos dirigidos a la destrucción de la militancia adeca.
Pena ajena sentimos los que militamos en alguna oportunidad en el Partido del pueblo y vemos ahora este triste espectáculo por las redes que dejan en la historia la grandeza filosófica de la otrora organización.
Sin lugar a dudas que no solo basta con nombrar líderes en las comunidades solo contando con la tarjeta blanca, pero sin conocer a fondo la historia grande dejada por Don Rómulo Betancourt en “Venezuela, Política y Petróleo”.
Los liderazgos no se hacen a trompadas, ni con gritos y mucho menos mostrando egos difusos que solo exhiben a vendedores de baratijas que no saben manejar la ciencia política.
Esta división judicializada que se repite por segunda vez en la historia de AD es parte del ciclo que ha rodeado al partido del pueblo por centurias.
No aceptar que hay una nueva división en pleno desarrollo es parte del fanatismo que abunda en estas organizaciones políticas. No querer entender que Henry Ramos tiene una parte de la torta blanca es jugar de espaldas a la realidad, pues es evidente que los institucionales también ostentan una parte del patrimonio electoral de la tolda blanca.
Si no se ponen de acuerdo Bernabé y Henry que eran amigos y hermanos hasta la judicialización de AD le corresponde a la tropa de Henry formar una tienda aparte como única salida al desencuentro ideológico entre los dos bandos.
Luce irreconciliable el conflicto político entre los dos actores de la adecocracia y por ende los legionarios de Ramos Allup se están quedando sin espacio para hacer política.
Creer que debe terminar el régimen de Maduro para tener opción es parte de la pésima estrategia del bando institucional porque sin símbolos, tarjetas, ni casas del partido no tienen ninguna opción de futuro. El resto de asumir posiciones violentas es parte de una barbarie política que ya no la compra la sociedad por improcedente e inútil.
No queda otra salida que armar otra organización con los mismos adecos y probarse en el liderazgo a ver que gallo canta más alto, pues es evidente con la judicialización del caso quedó en desventaja la tropa de Henry Ramos que aun con su experiencia no encuentra la fórmula para sacar a su gente de la trampa jaula en que cayeron.
Esta división de AD la consigue sin líderes reconocidos y con mucha gente aletargada solo creyendo que la tarjeta es suficiente para mantener a flote una organización que se mantiene de pie por su tradición histórica y no por el esfuerzo de figuras que brotaron de la nada y ahora se sientan en los sillones de los inmortales de la social democracia.
Está llegando la hora de luchar por una Jefatura de la Nada porque si los adecos continúan en esas luchas intestinas no le quedará nada porque la gente evalúa, analiza y reflexiona sobre el futuro de una tolda política que se aproxima a la barbarie roja que azota a Venezuela.
Con ese panorama judicializado que muele cada día a los atomizados PJ, VP, Copei y AD no quedan dudas que entró la democracia en terapia intensiva porque sus principales organizaciones se van alejando de la gente y convirtiéndose en clubes de amigos.
Ahora es cuando hacen falta las escuelas de políticos que prometió AD en los últimos 40 años y que solo se quedó en un proyecto político que nunca cristalizó y quedó en el recuerdo como una institución de la fantasía y solo eso.
La división es inminente y en cualquier momento el ala institucional de AD aparecerá con otro nombre y otras siglas porque de lo contrario están liquidados.
Eso es lo que se huele a lo lejos y con ese león enjaulado Henry Ramos atrapado sin salida no tiene otra opción que dimitir en su lucha por recuperar una organización que con los tribunales en contra ya no les pertenece.
Encíclica/ManuelAvila