Eran las 6.32 am cuando una «Alerta Presidencial», un mensaje de texto enviado desde la oficina del Gobierno central, sonó en los móviles de la mayoría de los casi 10 millones de residentes de Seúl. El mensaje advertía a los ciudadanos que se prepararan para una posible evacuación, porque Corea del Norte había lanzado un «proyectil espacial» hacia Corea del Sur, destacó El Mundo.
Las sirenas antiaéreas también sonaron en Seúl. Y hasta en la prefectura japonesa de Okinawa, donde los vecinos además recibieron en sus móviles otra alerta de evacuación por el misil de Pyongyang.
Poco más de 10 minutos después del aviso, las autoridades surcoreanas y las japonesas anunciaron que se había tratado de una falsa alarma, que el misil norcoreano no iba a caer encima de Seúl ni de Okinawa. Pero sí que era cierto que el gobierno de Kim Jong-un había realizado un nuevo lanzamiento, diferente a los que acostumbra con las continuas pruebas de misiles balísticos.
Esta vez, como ya se había anunciado anteriormente, Pyongyang disparó su primer satélite espía acoplado a un cohete.
Es el primer satélite militar de reconocimiento para impulsar el seguimiento de las actividades de Estados Unidos», informó la agencia de noticias norcoreana KCNA.
Con esto buscaba mejorar la capacidad de vigilancia de su gobierno, así como su capacidad para atacar objetivos en caso de guerra.
Fracaso en el lanzamiento
Sin embargo, según reconoció la propia Corea del Norte tras el lanzamiento, el plan de Kim no funcionó. El cohete que portaba el satélite se estrelló en el mar Amarillo después de un fallo durante el encendido del motor, que era la segunda fase tras el desacoplamiento. KCNA anunció que se investigará lo ocurrido y que pronto se realizará un segundo lanzamiento.
Pyongyang tendrá los medios capaces de recopilar información sobre los actos militares del enemigo en tiempo real», dijo esta semana Ri Pyong Chol, vicepresidente de la Comisión Militar Central del gobernante Partido de los Trabajadores de Corea del Norte.
El vicepresidente de esta comisión quien denunció que los ejercicios militares conjuntos en curso de Estados Unidos y Corea del Sur muestran abiertamente una «ambición temeraria de agresión».
Respuesta de los adversarios
Las armadas de Washington y Seúl han acelerado de la mano sus maniobras en la región, incluso con ejercicios de fuego real como respuesta a las continuas ráfagas de misiles que lleva desde el año pasado probando Pyongyang, incluido un nuevo misil balístico intercontinental de combustible sólido que dispararon el mes pasado.
Consideraremos las amenazas presentes y pondremos en práctica de manera más exhaustiva las actividades para fortalecer los elementos de disuasión de guerra prácticos e integrales», continuó el norcoreano Ri.
Un día antes de sacar a pasear al satélite espía, Corea del Norte advirtió a la guardia costera de Japón de que el lanzamiento «podría afectar» las aguas del Mar Amarillo, el Mar de China Oriental y el este de la isla Luzón de Filipinas. Desde Tokio, el ministro de Defensa afirmó que su ejército derribaría el satélite si entraba en territorio japonés.
Las democracias aliadas han advertido que el lanzamiento de un satélite espía por parte de Corea del Norte es una violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que prohíben que el país pueda usar tecnología balística porque se considera una tapadera para las pruebas de misiles.
Desde Washington apuntaban a que este año Pyongyang ejecutaría además su séptima prueba nuclear, la primera desde 2017.
En marzo, el ejército norcoreano realizó ejercicios de simulación de ataque nuclear táctico con un misil balístico que, equipado con una ojiva nuclear simulada, voló 800 kilómetros antes de alcanzar un objetivo.
Kim, quien supervisó también esa prueba, dijo que los ejercicios mejoraron la «capacidad de guerra real» de las fuerzas armadas y destacó la necesidad de que sus tropas se prepararan para cualquier «contraataque nuclear inmediato y abrumador».
Notiespartano/VersiónFinal