Con elecciones generales a la vuelta de la esquina, ya que el 5 de enero comienza la campaña para los comicios del 9 de febrero, Ecuador entró al 2025 cargado de incertidumbres, tras un año de recesión, inseguridad y prolongados apagones que ensombrecieron al país.
El 2024, para colmo, terminó fatal al confirmarse que unas osamentas calcinadas encontradas hace una semana en una zona costera correspondían a cuatro niños que fueron detenidos el pasado 8 de diciembre en Guayaquil por una patrulla militar y que permanecían como desaparecidos.
Tras la resaca de la Nochevieja, los ecuatorianos nuevamente están abocados a la carrera para los comicios presidenciales y legislativos, pues el calendario electoral empieza a ajustar sus tiempos.
Con dieciséis candidatos presidenciales inscritos, el tablero electoral recién empezará a mostrar sus piezas desde el próximo domingo, cuando arranque la campaña.
En la papeleta de voto presidencial consta el actual mandatario del país, el empresario Daniel Noboa (Acción Democrática Nacional), quien quiere ser reelegido para el periodo 2025-2029, y la correísta Luisa González (Movimiento Revolución Ciudadana). Ambos figuran como los postulantes con mayor respaldo en las encuestas.
En el registro también constan Juan Iván Cueva (Movimiento Amigo), Luis Tillería (Avanza), Jimmy Jairala (Centro Democrático), Henry Cucalón (Construye), Francesco Tabacchi (CREO), Iván Saquicela (Democracia Sí) y Carlos Rabascal (Izquierda Democrática).
Asimismo, Leonidas Iza (Pachakutik), Henry Kronfle (Partido Social Cristiano), Pedro Granja (Partido Socialista Ecuatoriano), Andrea González (Partido Sociedad Patriótica), Víctor Aráuz (Pueblo, Igualdad y Democracia), Jorge Escala (Unidad Popular) y Enrique Gómez (SUMA).
Atadas a las tendencias
Este crisol de candidaturas, sin embargo, no refleja necesariamente la multiplicidad de propuestas, pues muchos representan facciones de una misma tendencia, según han advertido varios analistas.
Por eso es que, de momento, los votantes desconocen los planes concretos para encarar los desafíos que surgen de las condiciones económicas, sociales y políticas del país.
El sociólogo y catedrático universitario Napoleón Saltos opinó que las candidaturas, hasta ahora, se han situado en un espacio de marketing e imagen personal, muy atadas a las tendencias que se marcan en las redes sociales.
Plataformas como Tik Tok e Instagram parecen haberse convertido en el núcleo de la promoción política, en muchos casos con envolturas llamativas pero sin contenido.
Para Saltos, incluso la administración del poder parece haber caído en un juego de imágenes, donde lo que prima es el recambio de autoridades, la «disputa de cargos», con muy poca información sobre los contenidos del ejercicio.
Por eso, comentó, la gente espera que la campaña electoral permita abrir un debate de ideas que pueda inducir en el electorado, a través de planes de Gobierno y, sobre todo, propuestas de solución a los problemas que agobian al país.
Para el catedrático, las cifras económicas son absolutamente desalentadoras, con proyecciones de crecimiento que llegan, en el mejor de los casos, al 0,3 por ciento, según cálculos del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Sin embargo, desde la academia se han prendido alertas sobre un eventual recrudecimiento de la recesión vivida en 2024, cuando ingresen en la contabilidad los datos de las pérdidas que dejaron los apagones eléctricos que se aplicaron en el país desde mediados del año pasado.
Saltos incluso habló de un «desmoronamiento de la industria nacional» y la falta de planes para recuperar e impulsar sectores claves como la agroindustria y el turismo.
También demandó de los candidatos posturas firmes sobre la penetración del capital criminal -sobre todo ligado al narcotráfico- en la economía formal, y sobre las remesas que envían los migrantes desde el exterior -que alcanzan un 6 por ciento del Producto Interior Bruto- y que se han convertido en un pilar de las finanzas públicas.
Saltos opinó que Ecuador afronta un periodo importante de definiciones, con un debate que debería buscar salidas a la multicrisis acarreada en los últimos siete años y a la caída libre que siente la población por la falta de soluciones.