Con la caída de las hojas, las calles, plazas y parques de las ciudades se vuelven todavía más bellos, y es que no hay época más romántica que el otoño. Atrás queda el bullicio del verano, las playas, y los aperitivos en el chiringuito, que son sustituidos por atardeceres más tempranos –pero igualmente espectaculares– y un ritmo pausado en el que todo parece invitar a la calma. Por todo ello, el otoño es una estación fantástica para visitar algunas de las ciudades españolas más apetecibles, disfrutar de su gastronomía y perderse por sus calles y tiendas, aprovechando que el calor ya no aprieta.
Te ofrecemos destinos urbanos repletos de exposiciones interesantes, arquitectura, restaurantes y rincones secretos, todos ideales para que no te devore la rutina ni la inercia de los días. Además, elaboramos una guía con los mejores Paradores en pleno casco histórico o a un paso del centro en los que alojarte: habitaciones cálidas y confortables, un entorno de ensueño, espacios comunes ideales, un extra de tranquilidad para entregarte al hedonismo y reconectar con tu yo más íntimo… Y todos ellos con un denominador común: se encuentran dentro de nuestras fronteras.
Salamanca
Salamanca es la ciudad universitaria por antonomasia en la que conviven un importantísimo patrimonio histórico y cultural con el ambiente de la vida estudiantil. Puentes romanos, dos catedrales, una histórica universidad y una hermosa Plaza Mayor hacen de la ciudad del Tormes una ciudad única que hay que visitar al menos una vez en la vida. También tiene una zona comercial que se encuentra saliendo de la Plaza Mayor, entre las calles Toro y Zamora donde hay tiendas de firma, pequeños comercios, franquicias… ¡te van a encantar!
Su Parador, ubicado en la orilla del río y con unas increíbles vistas, será tu refugio después de una intensa jornada cultural. Relájate en su jardín, desconecta en su gimnasio y complétalo con una sesión de sauna antes de probar el hornazo, el farinato o suculentos platos de cuchara surtidos de la gran despensa de las dehesas salmantinas en su espectacular restaurante.
Gijón
El hogar de Jovellanos no solo es historia, que también. Es cultura y es gastronomía. Es naturaleza y paisajes. Y, por supuesto, también es diversión, uno de los rincones del norte que mejor sabe sacarle el jugo a la vida, ya sea de cara al mar, en la siempre señorial playa de San Lorenzo, o en alguno de sus innumerables restaurantes y tascas en los que comer (y beber) siempre bien. El Parador de Gijón ofrece un oasis de tranquilidad en medio del bullicio de la ciudad. Ubicado en una de las zonas verdes más bonitas, el Parque de Isabel La Católica, es un lugar estratégico para iniciar un agradable paseo y acercarse hasta la iglesia de San Pedro, acceder a las Termas Romanas de Campo Valdés, adentrarse en el barrio viejo de pescadores de Cimadevilla y descubrir, hacia el interior, las calles peatonales y comerciales como la calle Corrida, la zona de compras de moda, o las calles Manzo y Ezcurdia. En estas, podrás encontrar comercios históricos donde no podrás resistirte a su repostería tradicional y productos gastronómicos locales.
Al atardecer, te espera la famosa escultura de Chillida, ‘Elogio del Horizonte’, que ya se ha convertido en todo un símbolo de la ciudad. Para reponer fuerzas, déjate seducir por los emblemáticos platos astures que podrás probar en el restaurante del Parador. Una carta de carácter marinero donde cobran protagonismo pescados y mariscos del Cantábrico, así como clásicos de la región, todo ello regado por las mejores sidras.
Pontevedra
Cuando pensamos en Pontevedra siempre se nos vienen a la cabeza sus paisajes imprescindibles: las islas atlánticas y el medio centenar de playas estupendas que jalona sus tres rías, la de Arousa, Pontevedra y Vigo. Pero si nos zambullimos en el corazón de las Rías Baixas encontraremos un territorio cargado de patrimonio natural e histórico. De obligado recorrido es su elegante casco histórico: la Basílica de Santa María La Mayor, joya de la arquitectura gótica; la Iglesia de la Virgen Peregrina; los numerosos pazos y palacios gallegos…
Hay varias galerías comerciales, incluyendo las más antiguas como las de La Oliva, inauguradas en 1961, que representaron un audaz impulso hacia la modernización del comercio local en aquel período o las zonas comerciales de la calle Michelena o la calle Benito Corbal.
Alójate en su Parador para dormir como la nobleza en el Palacio de los Condes de Maceda y completa tu escapada con un homenaje culinario en su restaurante con especialidades, como la empanada artesana de bonito, las zamburiñas con aceite de cebollino o las carrilleras con salsa de Cebreiro.
Zamora
Doña Urraca la defendió con uñas y dientes, Viriato trajo de cabeza a los romanos y el Cid fue coronado caballero en esta ciudad castellana. Denominada ciudad del románico, es la que más templos de este estilo arquitectónico atesora de toda Europa. Entre todas estas joyas, su Parador se erige como único ejemplo de palacio renacentista. Ubicado en pleno centro, tras su regia fachada militar se esconde uno de los patios humanistas más bellos del Renacimiento y un maravilloso restaurante embajador de los productos de la tierra de calidad, como los habones de Sanabria o los garbanzos de Fuentesaúco, los guisos de legumbres o las deliciosas carnes de cerdo ibérico y de ternera de Aliste.
Para una agradable tarde de shopping, una opción es ir junto a la avenida de las Tres Cruces, por ejemplo en la llamada Zona T –calles Amargura, Santa Teresa, Lope de Vega y Pablo Morillo– con tiendas de moda, complementos, librerías…
Y después, para rematar el fantástico día, una ruta nocturna ‘Memoria en la noche’ en la que disfrutar de un paseo por el interior de este increíble palacio con mucha historia que contar.
Córdoba
Si pensamos en el sur enseguida nos vienen a la cabeza ciudades como Sevilla, Granada… pero Córdoba conserva el factor sorpresa, ese que hace que una escapada suponga un reseteo global. Debido a sus agradables temperaturas, el otoño es un momento idóneo para viajar a esta ciudad de infinitas posibilidades culturales y de ocio. En la calle Ronda de los Tejares, conocida por su variado y vibrante comercio encontrarás una amplia gama de tiendas que van desde boutiques de moda y joyerías hasta tiendas de artículos de cuero y de artesanía local.
De visita obligada son sus patios emblemáticos institucionales, como el de los Páez de Castillejo (actual Museo Arqueológico), el del Palacio de Viana o el de Orive, por citar algunos, engalanados de arte efímero vegetal en el Festival de las Flores, del 16 al 26 de octubre. Y, para tomarse un respiro y relajarse, el Parador. Levantado sobre las ruinas del palacete de verano de Abd al Rahman I, no solo ofrece unas espectaculares vistas sobre la ciudad, sino que sus mágicas cenas en la terraza, su restaurante, sus jardines, su campo de pitch and putt golf… lo convierten en el lugar idóneo para descansar tras la visita urbana y degustar delicias de la zona como el salmorejo, el gazpacho blanco de almendras o el churrasco en salsa verde.
Mérida
Mérida es una de las joyas de la corona extremeña, ineludible e inolvidable, tejida de piedra y cuajada de mosaico. Cualquier excusa es válida para maravillarse entre sus columnas romanas y la tranquilidad y la pausa del otoño es un momento ideal. Pero si hay un lugar en el que escuchar el latir del corazón de Mérida, ese es el Parador. No sólo por su origen histórico –un convento barroco clasicista que se levantó en el siglo XVIII sobre un templo romano-, también por su ubicación, en pleno centro de esta ciudad milenaria que como mejor se conoce es paseando.
Mérida ofrece una rica escena cultural con galerías de arte como Nahuali Casa de los Artistas y La Sala Art Gallery. Además, el Mercado de Santiago es un lugar destacado para disfrutar de productos frescos y artesanías locales.
Y si viajas a mediados de noviembre, además de la rica cocina regional extremeña siempre presente en el restaurante del Parador, la noche del sábado 16 de noviembre, coincidiendo con la celebración de la Noche del Patrimonio, tendrás la oportunidad de disfrutar de un banquete romano con propuestas del recetario de Marco Gavio Apicius, gastrónomo del siglo I, servidas en réplicas de vajillas halladas en excavaciones. Una forma muy especial de viajar al pasado a través del paladar.
Notiespartano/Hola