Desde la ciudad de Mérida comience el ascenso hacia los puntos carreteros más altos del país. En breve la vegetación cambia, la geografía se hace más agreste y el gentilicio del merideño se afianza a sus costumbres, caracterizadas por su apego a la religiosidad, su amor a los valores de la patria y la cercanía al trabajo del campo. Aquí, en pleno páramo, se produce la mayor parte de las hortalizas que consumen los venezolanos.
La vía al páramo del estado Mérida cuenta con todos los elementos dirigidos a su seguridad informó Jehyson Guzmán, gobernador del estado Mérida, quien recordó que Mérida es el centro de la producción agrícola y pecuaria y posee, además, el imperio del frailejón en sus recónditos parajes cargados de neblina y melancolía.
En cada población del páramo celebran sus fiestas patronales, en ellas los colores se apoderan de las calles, los morteros avisan el inicio de la jornada y todos salen a la plaza, a ese sitio de encuentro, para recordar al santo patrón. San Benito es el centro de la fiesta, pero no aquel de tambores arraigado a las costas sur lacustres, sino el repleto de maracas, cuatro y violín.
De inmediato, pasando el poblado más alto de toda la nación (San Rafael del Páramo) descubra el Centro de Investigaciones de Astronomía “Francisco J. Duarte”, complejo este integrado por un planetario y tres observatorios, desde donde se pueden descubrir los movimientos del universo, ubicado al lado de Llano del Hato.
Al momento la escultura de Manuel de La Fuente en homenaje al poeta Andrés Eloy Blanco, llevado al bronce a través de la “Loca Luz Caraballo”, obra excelsa que narra, con melodía genuina, la historia de esta mujer que caminó desde Chachopo hasta Apartaderos.
Ya está usted en el Imperio del Frailejón. Ha superado los 3 mil metros de altura sobre el nivel del mar.
A pocos kilómetros las lagunas de origen glaciar muestran su belleza y su misterio. Si ven al cielo podrán apreciar un cóndor surcándolo y marcando su territorio que no es otro que el horizonte infinito que lo lleva a alcanzar alturas inimaginables.
Por un lado la carretera trasandina le llevará al “Collado del Cóndor”, con suerte pueden disfrutar de una fabulosa nevada; después Cruz Chiquita, La Venta, Chachopo, Timotes y esos campos verdes cargados de la mejor producción agrícola. Párese un momento. Contemple el paisaje. Respire aire puro y sienta el viento frío del páramo merideño golpear su rostro con la dulzura de una caricia. Puede seguir la ruta hacia el estado Trujillo.
Pero si no desea ese camino, cruce a la derecha y llegue el páramo de Mucubají de ahí, a los pocos minutos, Santo Domingo, Las Piedras y Pueblo Llano. No deje de observar el monumento del “Cristo de Las Multitudes”, la represa “General José Antonio Páez” y la caída de agua que lleva por nombre “El Velo de la Novia”.
Descubra en esta temporada vacacional el páramo merideño. Haga su propia aventura en la neblina y, para mayor información, use nuestra aplicación VISITE MÉRIDA.
Notiespartano