Hoy ponemos rumbo al corazón de Europa. A una ciudad que suena a música clásica, a un vals al compás del Danubio Azul. Proponemos recorrer lo mejor de Viena.
Catedral de San Esteban
En la plaza de St. Estaban se alza la majestuosa catedral de Viena. De primitiva construcción románica, allá por siglo XII, cuando la ciudad era una floreciente villa medieval, ha sido remodelada y ampliada en los siglos venideros. Los detalles más impactantes del exterior es su precioso tejado vertical cubierto de tejas esmaltadas en varios colores, creando un dibujo en zig zag. Sobre él se eleva la Torre Sur: con 136 metros de altura la punta es visible desde buena parte de la ciudad. La Torre del Águila o torre Norte, mandada a construir por Federico II, remata el conjunto: sin duda la de Viena es una de las catedrales más bonitas de Europa.
El interior presenta una estructura de tres naves, cuyo altar mayor está dedicado a San Esteban y su lapidación en Jerusalén. Los detalles del púlpito, de finales del siglo XIV, resultan de una asombrosa delicadeza: están esculpidos los cuatro padres de la Iglesia. Como sucede en otros templos catedralicios, en la de Viena están enterrados personajes de la realeza como el emperador Felipe III, en un sepulcro de mármol junto con otras personalidades de la época en la llamada Nave de los Apóstoles.
¿Quién ha visto la película «Amadeus» de Milos Forman? Uno de los lugares que ver en Viena tenía que visitar la Casa de Mozart sí o sí. Además, se ubica a unos pasos de la catedral, en la calle Domgasse nº 5. En unas estancias señoriales se encuentran las salas donde vivió la familia de Wolfgang los días de prosperidad, cuando el artista era un renombrado compositor de la corte. Si bien no se conserva ningún objeto de entoces: la casa resulta «un cascarón vacío». Hay que leer los carteles y hacer un ejercicio de imaginación recreando cómo serían estos salones y alcobas en los años de uno de los más grandes genios de la música de todos los tiempos.
El Palacio de Schönbrunn, el Versalles vienés.
Nos trasladamos ahora a la residencia veraniega de los Habsburgo. Concebido como pabellón de caza por el emperador Maximiliano II en una boscosa zona a las afueras de Viena, fue María Teresa quien lo convirtió en un bello palacio colmado de lujo donde más tarde deslumbraría a la corte la emperatriz Sissi. Sus estancias y jardines hoy son Patrimonio de la Humanidad, reflejo de la opulencia del imperio austrohúngaro y uno de los principales sitios que visitar en Viena
El Prater: la noria de Viena.
Una buena idea es cruzar el Danubio hasta el Prater, uno de los parques de atracciones más antiguos de mundo con una noria de 60 metros de altura. ¡Ideal plan ideal con niños!
Karlsplatz, iglesia de San Carlos Borromeo.
Una de las iglesias más bonitas que ver en Viena es la Karlskirche, ecléctico templo con toques romanos, orientales, griegos y rococós. Su construcción se debe a una promesa: la del emperador Carlos VI quien, durante una epidemia de peste que asoló la ciudad en 1713, prometió que en cuanto acabase alzaría una iglesia en honor al obispo de Milán San Carlos Borromeo.
Notiespartano/CrónicasDeUnaCosmopolilla