Por centurias los robleros se dedicaron a varias actividades para sobrevivir a los malos tiempos y por eso apelaron a la caza de conejos, a la jalada del guarame y el tutuel, a la pesca, la agricultura, el juego de gallos y los juegos de envite y azar.
De esas habilidades salió el famoso refrán “Roblero, palomino y gato, tres animales ingratos” que también es originario de la madre patria y que los margariteños tomaron de la poesía del poeta Cumanés Andrés Eloy Blanco para darle un tono de picardía y así salpicar a los oriundos de la tierra de la Virgen del Pilar.
Lo cierto del caso es que el ascenso de Morel Rodríguez al poder gubernamental con seis períodos en el mando, uno nombrado a dedo por el presidente Lusinchi y los otros cinco electos por el voto popular es un reconocimiento que los insulares le han dado al hijo de Los Robles y buscando puntos débiles a los robleros por su acierto en el juego de gallos y la habilidad para ganar elecciones era necesario crearle una fama de avispados, pícaros y lisos.
Pero eso también forma parte de la envidia, del resentimiento y de las frustraciones de quienes han pretendido combatir con los robleros en muchos campos y no los han podido vencer.
No se trata de magnificar al roblero que como todos los oriundos de esta entidad tienen sus fortalezas y debilidades como todos los seres humanos.
De esa habilidad del Gobernador Morel para alzarse con el poder les endilgaron los insulares a los pilarenses con mayor razón varios refranes que aluden a la inteligencia práctica del roblero para salirse de las emboscadas, para dar respuestas rápidas y para practicar la habilidad en cada una de las situaciones de vida.
Así decía el escritor Antonio Franco Rosas “En su secular lucha por vencer las dificultades, el roblero fue desarrollando lo que podríamos llamar su inteligencia práctica, entendida como esa peculiar habilidad para darle respuestas rápidas y adecuadas a las situaciones dilemáticas que se le presentan.
Y por eso vivir tantas situaciones hostiles, carente de lo más indispensable para sobrevivir esta comunidad aprendió que tenía que arreglárselas por sí misma para no dejarse arrollar y que para mantenerse a salvo debía apelar a la audacia como su mejor arma de combate”.
Con esa magistral síntesis de un roblero con sapiencia como Antonio Franco Rosas que patentó en sabias palabras en el prólogo del libro “Antología Documental de Los Robles” del Cronista de Nueva Esparta y de la Parroquia Aguirre Nicanor Navarro, se puede definir un cuadro sociológico y sicológico del roblero a quien también le endilgaron otros refranes como “Roblero pata amarilla, roba patilla, brinca conucos, mata conejos a Palos” que alude a un pueblo conejero por antonomasia y que por necesidad y para saciar su sed brincaba los conucos de la época y se comía las patillas cuando salían en grupos a matar conejos por los cerros que rodean al pueblo.
Y lo de pata amarilla se refiere a lo blanco de los pobladores de Los Robles que en ciertos sectores como Peñas Blancas y La Otra Sabana han nacido hombres y mujeres catires, con la tez blanca, con los ojos azules o verdes y con la boca pelada.
Esas características fisonómicas le han cobrado a los robleros en el tiempo posiciones contrarias de sus acérrimos enemigos en el campo político, laboral, cultural y deportivo y que en los juegos de envite y azar donde los pilarenses han tenido expertos que saben jugar gallos porque se han desarrollado por centurias en la cría y entrenamiento de los gallos de pelea con galleros reconocidos como Antonio Mendoza del cual se desprendieron Rafael Tobías “El Águila Negra” y Efrén Mendoza, de Luis Mendoza que fue un gallero de alto perfil que con sus ejemplares recorrió parte del país y llegó a tener respeto en esa categoría de las plumas, el pico y las espuelas.
El Mocho Boadas que tuvo largo tiempo criando gallos y fabricando ejemplares ganadores, Frank Luis y Erasmito Brito que tuvieron grandes gladiadores con plumas, Chindo y Jesús Brito que toda la vida vivieron criando y preparando gallos de pelea y tantos criadores de gallos que han tenido relevancia esta actividad pugilística de los plumíferos.
Con hombres de gallos como Chu Mujica que fue un gallero de nivel, Chente Guamachera con su gallera y su cuerda de gallos, Rafael Mendoza con su cuerda de gallos y su gallera la central.
Tanto ha sido la trayectoria en ese mundo de los robleros que Alí Rosas “Pelo e Guama” uno del equipo del Águila Negra” estuvo por años fabricando espuelas y equipos de entrenamiento y combate para los gallos como las piqueras, las vendas, las bolas para proteger las espuelas, los maniquíes y tantos implementos que el hijo de Matilde y Luisa vendía en las galleras.
Los González, Los Calderín y una cantidad de muchachos de las nuevas generaciones que se han entregado a la cría, entrenamientos y peleas de gallos.
En el envite y el azar también han tenido mucha actividad los robleros que, desde la guaraña, el truco, el dominó, la tallita, el tapaito, la batea y el ajilei tenían artistas que se la jugaban en cualquier actividad lúdica.
La pasión del roblero por el juego ha permanecido por centurias y hay familias enteras que han mantenido la tradición familiar y han sobrevivido muchos del juego de remate de caballos y otros de la tallita y la batea como Mangalapa, Brígido su hijo que por años hizo del juego su pasión.
Tanta es la sed de juego que tienen los habitantes de este pueblo que solo hay que sentarse a ver su paso por la vida y se encuentra que muchos personajes han dedicado su vida entera a la preparación de sus equipos.
Basta con visitar al Águila Negra en su casa para ver los implementos de pesaje, el material quirúrgico para las intervenciones, la peluquería, el redil para el careo, las cuerdas para el entrenamiento, los pesos, las tijeras para el tuseo, las vitaminas y las jeringas para inyectarle vitaminas, la máquina de moler el maíz y hasta el uniforme con camisas timbradas que le han dado al personaje un respeto y reconocimiento en estas lides.
Dicen en ese mundo que los mejores armadores salían de Los Robles y le dieron fama por años a Antonio Mendoza, Tobías, Efrén, Erasmito y Frank Luis la calificación de peligrosos armadores que eran temidos a la hora de montar las espuelas para iniciar el combate.
Pero los robleros destacaron en la parte profesional y ahora con la diáspora están regados por el mundo triunfando en algún oficio o actividad profesional desde Costa Rica hasta Nueva York, pasando por Australia, Houston, Argentina, Perú, Ecuador, México, España y en cada espacio del planeta están los robleros que se fueron por el mundo en busca de un mejor destino y enrolados en esa ola de migración consecuencia de un país atrapado en sus propias decisión de elegir gobernantes con el voto popular cuando la soberanía residía en el pueblo.
Claro que hemos bajado de nivel profesional como en todos los pueblos de Nueva Esparta porque solo en este pueblo venían dos autobuses del Liceo Nueva Esparta para llevar los estudiantes a Porlamar, y el resto de la población estudiantil iba a la Técnica de Juan Griego y al Liceo Rísquez de La Asunción.
Sin embargo, han seguido surgiendo en las nuevas camadas de estudiantes buenos profesionales que escaparon al escaso nivel de los nuevos tiempos y sacan la casta para ser una muestra de la casta profesional roblera.
No solo políticos, jugadores, cazadores y galleros ha parido Los Robles sino gobernadores que con Morel y Alexis suman siete gobernantes nacidos en este pueblo, sino que aun contra los pronósticos del tiempo que se ha convertido en enemigo inexorable del crecimiento académico y de la envidia, la hipocresía y las trapisondas de seres sin alma que solo viven del malestar y la podredumbre humana seguimos cabalgando sobre las ancas de la evolución del hombre.
De todo hay en la viña del señor y eso está claro para los que estudiamos la conducta errada de los que se niegan a crecer y solo usan la trampa, el traspiés y las mañas para desconocer los galones ganados en el campo de batalla por los gladiadores de la verdad y el conocimiento.
Por eso un extracto del pensamiento de Miguel de Unamuno “Solo la soledad nos derrite esa espesa capa de pudor que nos aísla a los unos de los otros; solo en la soledad nos encontramos; y al encontrarnos, encontrarnos en nosotros a todos nuestros hermanos de soledad.
Créeme que la soledad nos une tanto cuanto la soledad nos separa. Y si no sabemos querernos, es porque no sabemos estar solos”.
Encíclica/ManuelAvila