Ucrania, refrenada por la prohibición de usar misiles occidentales de largo alcance contra territorio ruso, está recurriendo cada vez más a atacar con sus drones plantas de etanol al otro lado de la frontera, a la busca de puntos débiles en la maquinaria de guerra del enemigo.
En la última semana, varias destilerías de etanol rusas sufrieron ataques masivos con docenas de drones ucranianos, los días 22 y 28 de octubre.
En los medios locales se difundieron noticias sobre explosiones en cuatro plantas situadas en las regiones rusas de Voronez, Tambov y Tula, en el oeste del país. Los ataques tenían objetivos estrictamente militares, según Ucrania.
Destruir las plantas de etanol rusas limita la capacidad de su aviación militar
«Los ataques contra plantas de etanol tienen el objetivo de reducir las capacidades de la aviación rusa», explicó en Telegram Andrí Kovalenko, jefe del estatal Centro de Lucha contra la Desinformación.
Según Kovalenko, la aviación militar rusa no puede prescindir del alcohol que se usa para producir combustibles de aviación, fluidos para los sistemas de frenado y otros líquidos técnicos necesarios para aviones y helicópteros.
Su papel en la producción de anticongelante también es especialmente relevante en un momento en el que las temperaturas empiezan a caer en Rusia y en Ucrania, destacó el conocido bloguero Serguí Sternenko, que realiza campañas para financiar la adquisición de drones para el Ejército ucraniano.
«Ucrania quiere reducir el número de ataques aéreos rusos durante el invierno», explicó en su vídeo más reciente.
El alcohol se usa también para fabricar carburante para misiles y explosivos, añadió Kovalenko después de que los drones ucranianos atacaran plantas situadas en las localidades rusas de Anna y Krasne, a unos 240 kilómetros de Ucrania.
Actuar contra de la aviación rusa siempre ha sido uno de los desafíos clave para Ucrania, donde tanto soldados como civiles sufren la capacidad del enemigo de lanzar gigantescas bombas aéreas guiadas desde puntos fuera del alcance de las defensas aéreas.
Más de 1.100 de estas bombas fueron lanzadas tan solo en la última semana, según el presidente Volodímir Zelenski.
Los drones ucranianos han estado atacando los aeródromos militares rusos con el objetivo de destruir aeronaves y bombas almacenadas allí y también han tomado como blanco las empresas del sector de la defensa, las refinerías de crudo y otras infraestructuras de carácter militar.
Dependencia de los drones
El creciente foco en las destilerías puede estar dictado en parte por el hecho de que Rusia haya logrado en los últimos meses reforzar sus defensas aéreas en torno a los aeródromos y otros objetivos prioritarios, según ha dicho una fuente militar ucraniana anónima a BBC Ucrania.
Ello lleva a Kiev a buscar otros objetivos menos protegidos y que aún así puedan tener impacto en el potencial militar ruso.
Sin embargo, los ataques contra los aeródromos también continúan. El sábado se informó de una explosión en el aeródromo militar de Lipetsk y más tarde el ataque fue confirmado por Kovalenko.
«Pronto, Ucrania tendrá más de sus propios drones de largo alcance», destacó.
La semana pasada, Estados Unidos anunció una inversión de 800 millones de dólares (741 millones de euros) en la producción doméstica de drones de largo alcance en Ucrania.
Esto quiere decir que Ucrania dispondrá de miles de drones adicionales, análogos a los Shahed iraníes que emplea Rusia, para atacar de forma regular al enemigo, afirmó en X Taras Chmut, presidente de la ONG «Vuelve a Casa Vivo», que ayuda a equipar al ejército ucraniano.
Sin embargo, pese a ser más baratos y a estar disponibles en grandes cantidades, los drones son mucho menos efectivos que los misiles de largo alcance occidentales como los ATACMS que Ucrania no puede usar contra territorio ruso por imposición de Estados Unidos.
«Los drones llevan muchos menos explosivos, son más lentos y no pueden evadir las defensas aéreas enemigas con la misma efectividad», dijo a EFE Oleksandr Kovalenko, del Grupo Resistencia Informativa.
La mayoría de los cazas rusos están ahora estacionados más allá del alcance de los ATACMS, insiste el Pentágono.
Sin embargo, atacar los aeródromos cercanos con misiles podría dificultar a Rusia el uso de su aviación, argumentó Kovalenko.
El permiso para usar misiles occidentales y una cantidad suficiente de ellos también podría dañar la logística rusa y ralentizar sus avances en Ucrania, dijo a EFE Oleksí Melnik, del Centro Razumkov de Kiev.
Notiespartano/EFE