Los ciudadanos, en ejemplar muestra cívica, eligieron a su líder en la lucha de Venezuela por alcanzar, finalmente, la mejor ruta hacia la libertad. La elección de María Corina Machado es el triunfo de los que amamos al país, que lo queremos de vuelta hacia la democracia bajo un gobierno responsable, que nos retorne el camino hacia su superación en lo social, económico y político. Es decir, progreso, desarrollo y paz.
La jornada cumplida exitosamente ayer domingo 22 de octubre es histórica. Un primer paso, firme y mejor dado, en el camino que lleva a la abanderada de la liberación nacional a una segura victoria presidencial.
Tal como lo quieren, ya sin lugar a dudas, los venezolanos que decidieron designar responsable de conducir la oposición que habrá de derrotar, también mediante el voto, al régimen que aún pugna por atrincherarse en el poder.
Lo ocurrido, que de antemano se sabía, porque el respaldo dado por las mayorías en todos los rincones del país fue creciente día a día, es una muestra de lo inquebrantable que resulta la decisión ciudadana.
Una posición asumida con ejemplar mancomunidad de principios, de absoluta unidad de ideales, de total identificación con la necesidad y urgencia imperante de rescatar a Venezuela. Hacia ese fin, los ciudadanos reemprendieron la marcha por el camino correcto: el del sufragio, el único instrumento que tienen a mano para derrotar a los culpables del comatoso estado en que está convertida Venezuela.
Los pueblos de la tierra, que miran con preocupación lo sucedido a nuestro país, bajo la perniciosa gestión del comunismo disfrazado de socialismo del siglo XXI, apuestan desde ya al comienzo, y así lo será, de la recuperación en todo sentido de la patria del Libertador Simón Bolívar.
Les consta que Venezuela vive una tragedia insoportable, producto de una gestión pésima que la ha hundido. La saben necesaria en el mapa geopolítico y están igualmente convencidos de que deben ayudarla a resurgir de las cenizas en que la dejarán los irresponsables que, ya está comprobado, llegaron a lucrarse, como objetivo principal, y a involucionarlo todo, no a revolucionar nada…
Se alegra, es lo cierto, que los venezolanos hayamos decidido elegir a María Corina Machado como la verdadera líder del cambio, y al mismo tiempo del emprendimiento necesario para que Venezuela marche, por la libre, hacia su fin último, el de situarse de nuevo entre las primeras naciones que, bajo las banderas democráticas, demuestran ser escenario, amplio y seguro, de la anhelada paz.
Ya no tendremos que vivir con el temor, mejor dicho, el miedo, ni de ser barajita, pieza útil para los poderosos gobiernos totalitarios, porque entre los muchos desafíos que María Corina Machado tiene planteado asumir y convertir en hechos concretos, y así lo ha prometido, está de primero recobrar el respeto a nuestra soberanía en el concierto internacional.
Fue clara en su mensaje: desmontar los artificios que el régimen ha ido construyendo para favorecer el crecimiento de la ideología que propugna y quiere imponer, sin importarle el modo, en un país como el nuestro, raizalmente democrático.
En ese compromiso María Corina Machado está y estará bien acompañada por la república que la acaba de elegir su líder. Igualmente, tendrá todo respaldo para acometer un vasto programa de reestructuración, que facilite, con la seriedad, responsabilidad y transparencia, un manejo efectivo de la administración pública, de los importantes asuntos del Estado. Ella sabe qué hacer y cómo hacerlo. Acabará con las improvisaciones, con los negociados. Su lucha contra la corrupción será frontal en todos los intersticios del gobierno.
Su programa de acción, “Tierra de Gracia”, encierra las medidas principales que seguirá para la recuperación de nuestra economía. Ella y sus técnicos, los mejores especialistas en cada materia, comprometidos con el país y su gente, tienen por objetivo la reactivación integral de Venezuela; sacarla de la crisis en que se encuentra, literalmente a un paso del barranco. Y no son mesías ofreciendo sueños, sino concreciones.
La ciudadanía triunfa una vez más frente al régimen. Lo acorraló y le ganó la partida. Se impuso. Su valiente y cívica decisión de ir a la primaria la respaldaron las tres cuartas partes de venezolanos, demostrando así su frontal repudio a la claque gobernante que quería “ayudar” para intervenir en el proceso, al cual temía y, que ahora, abierta, democrática y sin violencia derrotado, tendrá que rumiar la humillación propinada por un pueblo que terminó repudiándolo por mentiroso, represivo, corrupto e inepto.
Se inicia para el país el gran cambio esperado por toda la gente, porque si en el transcurso de la campaña se fueron sumando numerosos partidarios del chavismo, que dejaron de serlo al saberse vilmente engañados, a partir de ayer domingo engrosarán mucho más los bastiones respaldantes de María Corina que conducirá a Venezuela hacia un nuevo destino de grandeza.
Trabajando sobre realidades, fue clara en su mensaje a la nación y cada lineamiento será llevado a la práctica, una vez que María Corina Machado, sea elegida presidente en los esperados comicios del 2024, y su gestión al frente de la Jefatura del Estado la columna en la que descansará el gran cambio que se producirá en Venezuela.
Cambio que se inició ayer, en la noche, cuando José Ignacio Casal, presidente de la Comisión de Primaria la declaró electa por una inmensa mayoría de venezolanos, con un caudal de votos jamás alcanzado por ningún abanderado en una justa electoral, 2 millones 253 mil 825 votos que será superada en su segura elección como Primera Magistrada de la República.
AngelCiroGuerrero