Cuando la gente se equivoca en política solo lo perdona Dios. Y es que desde un espacio dependiente del Gobierno de Nueva Esparta salieron los ataque contra el Gobierno de Morel.
Con semejante jugada para presentar una especie de entrega de gestión legislativa repetida y saturada de odios enfermizos se intentó descuadrar una gestión que ha trascendido en Nueva Esparta llevando obras y beneficios sociales al pueblo insular.
Pero cómo hay que buscar posiciones políticas a costa de lo que sea eligieron un espacio de la cultura insular para lanzar dardos envenados contra una gestión que le dio votos y los hizo ser legisladores.
Con semejante barrabasada se buscan votos que no saldrán de ninguna parte porque los votos de los neoespartanos que le dieron a Morel la Gobernación saben que están bien representados en la recuperación de Nueva Esparta.
Y eso se nota en la región en obras de interés colectivo que mantienen contentas a la colectividad insular, pero la maldad camina por las calles de Margarita arrastrando los pies y soñando con ascender al poder a toda costa.
Esa torpeza no pasa de ahí porque la gente sabe hacia dónde camina el progreso de la región y con saboteos aritméticos que se pierden entre gritos y sacudones sin sentido con pataleteras de la ira no es posible frenar el rumbo de Nueva Esparta.
Llama poderosamente la atención que se hayan cedido esos espacios de manera alocada cuando el objetivo era disparar contra la máxima autoridad gubernamental de la región y a cuenta y riesgo de terminar molidos por el paso de la historia.
Eso ocurrió en la Vásquez Brito para dejar muy mal parado a quien dijo “Yo no fui” cuando prestó las instalaciones para que los francotiradores hicieran sus disparos desde una propiedad que de buena fe se dio en transferencia y de buena fe.
Ese “yo no fui” no exculpa a los que prestaron el espacio y pone en tela de juicio el cálculo del que le dio el garrote al ciego, pues es evidente que cometer esos errores pueden terminar con los días de los fabuladores de la política.
Se entiende que el odio mellizal y la ira son malos consejeros y condenaron a los mandaderos a su muerte política porque más nunca conseguirán votos por los caminos de Margarita.
Así se deja la huella de la torpeza envuelta en cachipo ante la mirada complaciente del que le dio el permiso de las instalaciones de manera inocente para que le hiciera unos disparos verbales al que maneja los votos en Nueva Esparta.
Eso suele ocurrir en espacios manejados por el chavismo donde se lanzan tiros cruzados contra los opositores, pero cuando los dardos salen de las mismas armas aliadas es de preocuparse porque nunca ningún ataque ha salido de los lados de la Gobernación de Nueva Esparta, no se justifica que la ira se ha tragado los afectos de quienes por años estuvieron cerca del poder y por ansias de poder ahora juegan a la manipulación y la presión de quienes vienen de Caracas a buscar la lotería en la trastienda de donde se cocinan los votos.
Claro está que el gordo y Ronderos nunca comulgarán con el gobierno exitoso de Morel y por esa razón se sienten que algo le quitaron sin saber que su empeño por buscar el poder es parte de los políticos errados que con sus ínfulas de poderosos líderes de la política cuántica llegan a creer que tienen votos para llegar a la cima de la política regional.
Pero se equivocaron porque se metieron con el líder de Nueva Esparta y eso los saca de carrera para siempre.
Queda claro que los que no les duele la margariteñidad porque uno es de Caracas y el otro de Barcelona por lo que no les duele para nada la suerte de Nueva Esparta y aun cuando tienen abiertas las puertas en Mariño en una especie de matrimonio sin sentido no tienen votos para jugar nada en la región.
A esos que jugaron mal las fichas y que se equivocan hasta mandando un correo que se ubiquen porque en política el que se equivoca termina en la barca de la muerte con Caronte de compañero, pues como escribió este Cronista “Jugar atravesado en el campo de la política es de novatos que terminan comiendo uñas y mirándose el ombligo.
Dar esos saltos atravesados solo queda el cansancio y una muerte política que está garantizada más tarde que nunca, pues retar a quien sigue teniendo el liderazgo en Nueva Esparta es un salto al vacío que marca una cruz de cenizas a quienes definitivamente no conocen al pueblo insular.
Encíclica/ManuelAvila