La llegada de la menopausia provoca algunos cambios en el cuerpo de la mujer que van desde modificaciones en la figura corporal, aparición de insomnio y sofocos, hasta alteraciones en el estado de ánimo, entre otros.
Además de estos síntomas, otra consecuencia de esta etapa es la aparición de la sequedad vaginal, también denominada síndrome genitourinario de la menopausia o atrofia vulvovaginal (este último cada vez más en desuso), y que aparece porque los niveles de estrógenos que producen los ovarios caen. “Ante esto, el área genital, una de las zonas del cuerpo que contiene más receptores hormonales, no recibe el estímulo de las hormonas del estrógeno, no se produce flujo vaginal y aparece la sequedad”, explica Rafael Sánchez Borrego, presidente de la Fundación Española para el Estudio de la Menopausia.
Aunque más del 90 por ciento de los casos de sequedad vaginal surge durante la menopausia, existen otras situaciones en las que puede manifestarse. “Suele aparecer pasados unos años después de la última menstruación, aunque también puede manifestarse de manera reversible en situaciones asociadas a un déficit de estrógenos como el puerperio o debido a determinados tratamientos antiestrogénicos que se utilizan en algunas enfermedades oncológicas y ginecológicas”, afirma Ignacio Brunel, ginecólogo del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.
¿Qué ocurre cuando surge la sequedad vaginal?
Sánchez Borrego señala que si la causa de la sequedad vaginal es que no hay ese estímulo en los receptores hormonales de los estrógenos, todas las mujeres que entren en la menopausia van a tener sequedad vaginal. “Ahora, esa sequedad vaginal que va a acontecer en todas las mujeres, no implica que todas sientan molestias. Las que refieren molestias de esa sequedad varía entre un 50 y un 60 por ciento”, aclara el presidente de la Fundación Española para el Estudio de la Menopausia. “Es decir, que todas tienen sequedad, pero una de cada dos va a tener molestias debidas a esa sequedad”.
¿Y cuáles son esas molestias? Los principales síntomas, tal y como señala Brunel, están asociados a la esfera sexual: dolor con las relaciones sexuales (dispareunia), presencia de sangrado o incapacidad para tener relaciones sexuales satisfactorias. También pueden aparecer sintomatología urinaria, principalmente urgencia al orinar, o incluso desarreglos en la flora vaginal que facilitarían las infecciones vaginales (vaginitis).
Todo esto causa mucho impacto en la calidad de vida de las mujeres. Sin embargo, sólo 1 de cada 2 mujeres refiere molestias. Los motivos de que esto ocurra es que las afectadas consideran que es una cosa normal de la edad y no se lo comentan al ginecólogo. No obstante, Sánchez hace hincapié en que no lo es y se puede tratar.
¿Qué podemos hacer?
“Cuando una mujer tiene sequedad vaginal evita mantener relaciones sexuales y entra en un círculo cerrado que favorece que las molestias se mantengan: el problema de la sequedad vaginal es que si le molesta tiene menos relaciones y como tiene menos relaciones hay menos irrigación en la zona genital, lo que provoca mayor sequedad. Mantener relaciones coitales o la masturbación ayudan a que haya menos sequedad vaginal”, explica Sánchez Borrego.
En la actualidad hay dos tipos de tratamientos, por un lado la aplicación de hidratantes y lubricantes que van bien para el momento del coito, pero que no mejoran o arreglan nada, según el presidente de la Fundación Española para el Estudio de la Menopausia. Por otro lado, están las terapias locales. “El ovario no produce estrógenos y no se estimula el receptor, pero hemos visto que la aplicación de tratamientos locales de estrógenos mejora mucho el estado de la paciente. Además, se está investigando en este campo y cada día van apareciendo nuevos tratamientos hormonales y otros avances como el láser vaginal. Las publicaciones en revistas científicas están evidenciando que pueden ser una alternativa terapéutica muy importante”, añade.
Cambios en el estilo de vida
Por último, el especialista señala que las mujeres pueden realizar cambios en sus estilos de vida que ayudarán a reducir la sequedad, especialmente aquellas que tienen más riesgo, como las mujeres obesas, las fumadoras, aquellas que practican deportes extenuantes o las que tengan sequedad en otros órganos, como boca y ojos.
“Hay que dejar claro que no es un problema propio de la edad y los médicos pueden ayudar a mejorar la calidad de vida. Hoy tenemos buenas noticias para las mujeres: la estimulación al mantener relaciones sexuales va a prevenir que haya sequedad y a día de hoy disponemos de múltiples tratamientos que no solo van a mejorar la relación momentánea local, como hacen los hidratantes, sino que también tenemos tratamientos que hidratan y mejoran todo lo que es el tejido vaginal y el tejido vulvar evitando que exista esa sequedad vaginal”, concluye Sánchez Borrego.