Santorini es una de las islas predilectas por turistas para vacacionar. Con una superficie de 73 kilómetros y una población de 18 mil habitantes para su último censo, ubicada en Grecia, y forma parte del archipiélago Cicladas y del Mar Egeo.
En este destino podrás observar los paisajes más idílicos, playas con arenas rojas y negras, un volcán y atardeceres que enamoran. Hoy te contamos un poco sobre ella y qué lugares debes visitar.
Su capital es el pueblo de Thira, y junto a Karterados, son los pueblos donde se consiguen los hospedajes un poco más económicos que el resto de la isla.
Cuando el sol comienza a caer sobre la isla griega de Santorini, los turistas dejan las playas semi vacías a plena luz del día y se movilizan hacia «la parte alta». El motivo es uno: todos saben que van a disfrutar del atardecer como nunca antes lo han visto, un espectáculo único que será grabado para siempre en la retina y la memoria de todos los espectadores.
La ciudad de Thira, capital de Santorini, es justamente esta parte más alta, situada a 160 metros sobre el mar y quebrada en forma de acantilado por la erupción del volcán que dividió la isla en un cuerpo central con forma de medialuna (lo que se conoce como Santorini) y varios islotes volcánicos cercanos. Thira alberga todo tipo de bares, restaurantes, negocios y tiendas, y es sin dudas uno de los mejores lugares de la isla para ver el atardecer disfrutando de un cóctel en uno de sus tradicionales bares blancos con sillas de color azul oscuro. El más famoso es Franco, cuyas mesas son frecuentadas por el jet set europeo temporada tras temporada, pero todos son a cielo abierto, pequeños y con un servicio excelente.
El sol comienza a caer, cruza el marcado horizonte y a medida que va desapareciendo, el volumen de la música de los distintos bares toma protagonismo. Los ojos no alcanzan para mirar todos los matices de rojos, naranjas y celestes; ni todos los sentidos para vibrar ante tanta belleza. Finalmente, el sol desaparece mientras algunos aplauden, otros brindan con sus copas exclamando «¡Iamas!»(«salud» en griego) y muchos otros se besan jurándose amor eterno. Sea cual sea la sensación que atraviesa el cuerpo en ese momento, es natural, espontánea y proviene desde lo mas íntimo de cada persona. Es que Santorini despierta todo tipo de emociones.
Otro de los hot spots para disfrutar que fue varias veces votado como «atardecer más lindo del mundo» es desde Ioa, una villa que ofrece un increíble mirador en las ruinas de un castillo que balconea sobre el mar y el viejo puerto de la isla. A este escenario se le suma un camino que en forma de zigzag va trepando la empinada y rocosa ladera de gran altura, uniendo los románticos muelles del puerto con la ciudad. Sus principales transeúntes son las mulas y los turistas aventureros (y en buen estado físico).
Pero Santorini no es sólo una explosión de color, sabores y placer, sino que tiene una historia detrás que podría vincularla a la Atlántida, ese continente que habría sucumbido ante la fuerza de fuertes temporales. Durante los años’70, varios científicos generaron hipótesis concretas acerca que la parte de Santorini que quedó bajo las aguas luego de la última erupción del volcán, alrededor del año 1.456 antes de Cristo (A.C.), sería la Atlántida. Estos datos científicos coinciden con los históricos escritos de Platón, en cuanto a la similitud entre las supuestas civilizaciones de la Atlántida y los pueblos que habitaban la isla hasta el momento de la catástrofe. Luego del la erupción principal, varios maremotos afectaron costas bien lejanas, de los cuales también hay registros; lo que llevó a la conclusión de que el famoso continente de la Atlántida perdida podría ser, perfectamente, la isla de Santorini.
Más allá de la veracidad o falsedad de esta teoría, Santorini siempre fue muy codiciada por muchas sociedades que se la diputaron durante el comienzo mismo de su historia. La primera civilización en asentarse fue la Minoica, a la que se consideraba muy desarrollada para la época. Luego una colonia de Dorios también ocupó parte de la isla, hasta que el volcán hizo erupción y enterró la cultura de estos pueblos que pudieron dejar Santorini tiempo antes de la erupción final, ya que el volcán dio muestras suficientes del peligro que vendría.
Cuando volvió la calma, la isla fue ocupada por los Fenicios y luego por los Dorios de Esparta, motivo por el cual sus autoridades se aliaron con Esparta y Atenas, y la convirtieron en una importante base naval debido a su posición estratégica y su altura, que permitía divisar flotas enemigas a varios kilómetros de distancia.
Actualmente, Santorini pertenece a un grupo insular volcánico de islas en el mar Egeo, ubicado dentro del archipiélago de las islas Cícladas. Desde su puerto salen a diario pequeñas embarcaciones que cruzan hasta los islotes cercanos para que los turistas recorran los restos del volcán y se internen en un paisaje casi de ficción, con playas de arena negra y roja. Las dos más conocidas son la «Playa roja» y «Kamaki». La primera es, como su nombre lo indica, completamente roja a causa de la lava oxidada. A diferencia de la anterior, Kamakies es de arena negra, pero ambas son símbolos icónicos de esta isla sorprendente.
A la hora de elegir donde hospedarse, los isleños siempre recomiendan hacerlo en alguno de los hoteles de ensueño que ofrece Ioa, que si bien están lejos de las playas, tienen las mejores vistas y están muy cerca de la movida nocturna de la ciudad. Dos buenas alternativas son Perivolas y Katikies, hoteles de lujo con un servicio de primer nivel, ideales para descansar luego un agitado día de playa.
En fin; Santorini es uno de esos destinos que integran los famosos programas de «lo que hay que visitar antes de morir», «lugares de ensueño» o cualquier otra denominación que simplemente signifique imperdible. Es que ése es, justamente, uno de los encantos de esta isla: el de gustarle a todo el mundo. z we