Cuando Samuel Robinson se viene de Caracas a Margarita ya había transitado caminos comunicacionales en la cadena Radio Suave que era un monstruo con estaciones en casi todos los estados del país.
Cuando llega a la isla por los años 70 le mete el ojo con su visión de empresario al Diario El Insular. Traía la misión el Negro Robinson de conseguir un rotativo para contribuir al impulso del turismo y el desarrollo de la isla y encontró en el Insular la vía más factible para hacer historia informativa en la región.
Hizo negocio con Virgilio Moncada y se hizo de un instrumento que con el paso del tiempo le daría nombre a un rotativo con prestigio en la región y reconocido en toda Venezuela.
Comenzó a hacer gerencia comunicacional Samuel Robinson y a tejer amistades en la isla y a meterse en la onda comercial con empresarios amigos y con clientes de la capital.
Así empezó el Negro Robinson a tejer la historia del Diario La Hora en Margarita con periodistas nacionales y una camada de noveles comunicadores que brotaban de la Universidad del Zulia.
Aprovechó Samuel su paso por tierra de la gaita de donde era oriundo para hacer de periodistas que provenían de es como Sonia Palacios que fue la jefa de Información hasta que José Ramón Díaz ganó la Alcaldía de Marcano y se la llevó como directora de Información a tierras crepusculares.
A partir de ese momento Maritza Núñez asumió la Jefatura de Información y comandó a periodistas como Dayana Semprún, Giovanni González, Gustavo Novoa, Dexcy Guedez y otros periodistas de Caracas como Miguel Conde Fernández, Pastor Heydra Rojas, Azalea Liscano, Yolanda Herrera y columnistas como Lolita, Rómulo Cardona, Nicanor Navarro, Ramón Salgado y tantos otros que movieron la tinta en este diario margariteño.
A mí como escritor me correspondieron varias columnas entre ellas Palestra Insular, Soliloquio, El Hacha Guaiquerí y Encíclica.
En la entrada del Diario La Hora en Conejeros estaba Brunilde en su oficinita donde recibía a los visitantes. Ahí recibía Bruni a los empresarios y políticos que llegaban a conversar con Samuel y con su equipo de radio le avisaba a Robinson de quien era le visitante para hacerlo entrar a su oficina.
Todo estaba organizado y no entraba al diario sin el permiso del Capitán Garfio como llamaban a Samuel por su columna en la página dos del periódico.
Era una página privilegiada y debido a mi polivalencia y versatilidad como columnista me gané el derecho de escribir en la misma página del lado izquierdo cuando el Capitán Garfio lo hacía en la columna de la derecha.
Eran artículos diarios de domingo a lunes de cada semana y era necesario tener creatividad para producir tantos artículos de opinión cada semana.
Al frente de la oficina receptora estaba la sala de máquinas donde estaban las imprentas para editar el periódico cada noche. En ese espacio de la tinta, el papel, el carbón había hombres de confianza de Samuel y era un mundo sentarse a conversar con ellos sobre el trabajo de la edición del periódico los retrasos por fallas técnicas que se presentaban a altas horas de la noche entre el humo de los cohíbas que Samuel le regalaba al capitán de la imprenta y las arepas y espagueti que hacía el vigilante para sobrevivir a tantas horas de trabajo.
Subiendo la escalera de granito estaban las oficinas de los periodistas, de los diagramadores y los que trabajaban en la comercialización.
En esa oficina estaban Diamaris y su esposo, y al frente estaba la oficina del Capitán Garfio con dos tres sillas para los visitantes y la silla del Negro Robinson desde donde dominaba la Torre de Control del periódico,
En la parte de atrás estaban Miguelina y Margeydis los cerebros contables de la Editorial La Hora.
Esa oficina de Samuel impregnada de tabaco y chanel fue visitada por grandes personalidades de la isla sobre todo la clase política porque el Diario La Hora fue considera por un tiempo como el periódico político de la región.
El Diario La Hora recibió en sus instalaciones a Fucho Tovar, Morel Rodríguez, Irene Sáez Conde; Bonaldy Rodríguez y artistas del nivel del Conde El Guácharo, a Milka Duno, Don King, magistrados, ministros, presidentes del TSJ, autoridades policiales y militares del país, jefes de partidos políticos y empresarios de reconocido prestigio nacional e internacional.
Me correspondió escribir muchas veces como Luis Suárez y Juan Rosas tanto en Diario La Hora como en el Vespertino La Tarde que también circuló en horas vespertinas.
Ahi conversé muchas horas con el Capitán Garfio sobre lo sagrado y los profano, sobre la Ciudad de los taxis amarillos, sobre su corresponsalía en la Casa Blanca, de sus peleas con Mario Peláez, Iván Cardozo y Leopoldo Espinoza Prieto.
Grandes combates comunicacionales se dieron en esta isla en la lucha por el poder y ahí estuve presente viendo en ring side las luchas políticas intestinas de los políticos venezolanos.
Conocí de cerca la amistad del Capitán Garfio con Miguel Conde y Pastor Heydra Rojas, el primero con su página “Crónicas Bucaneras” y el segundo Con la página “Sin Rodeos” que eran dos espacios del combate, el chisme político y la denuncia.
El Diario La Hora forma parte de la historia de Nueva Esparta y lastimosamente se perdieron muchos ejemplares que hubiesen formado parte de la Hemeroteca “Ángel Félix Gómez” creada en la BPC “Loreto Prieto Higuerey” para convertirse en un centro de consulta obligado por los usuarios neoespartanos.
Ahí hay varios años del Diario La Hora archivados y dispuestos para la consulta obligada junto a ejemplares del Caribazo, del Caribe, Diario El Insular y Diario La Hora. Dios quiera que esas huellas de los diarios insulares reciban el tratamiento adecuado para que los investigadores de Margarita y Coche, los estudiantes universitarios y de Educación puedan acceder al conocimiento histórico a través de la radio.
Esa fue la era de los periódicos en Margarita cuando todavía a la digitalización de los periódicos le faltaba tiempo para madurar los avances tecnológicos en Venezuela.
Ahora cuando ya los periódicos expiraron su paso por esta sociedad solo nos queda darle gracias a Samuel Robinson y a todos los editores de los periódicos insulares por todos sus esfuerzos para el desarrollo de Nueva Esparta.
Encíclica/ManuelAvila


