La invitación de Jhoe Zamora, el presidente de la ONG “Turismo de Altura” y del Embajador de Perú Librado Orozco para presentar el libro del escritor peruano fue una experiencia interesante porque tuve que leer las 351 páginas del libro editado en el 2018 y luego en el 2020 y esta última en mayo del 2021 por la editorial Gato Viejo.
En dos días recorrí los caminos de Piura, Lima, Sullana, Talara, Sullana, Paita, Piura la Vieja, Piura de Tangarará y tantos lugares del Perú como el Puerto de San Francisco de Buena Esperanza y tantos pueblos y serranías de la indígena nación peruana.
Adentrarme en ese mundo de historias, costumbres, tradiciones, arqueología fue una experiencia de vida porque viajé imaginariamente para conocer el fondo semántico de una obra con connotaciones mágicas en una tierra plagada de muchas historias y leyendas.
Empecé por el título de la obra “Salvado de las aguas” que establece una relación semiológica con el nombre del autor porque en ese juego semántico planteado por Librado Orozco entran en juego sinonímico de Librado y Salvado que tienen el mismo significado y su vinculación con las aguas establece una conexión con el nombre de Moisés que muestra una estrecha relación a nivel de significados con Librado, Salvado y aguas.
El diluvio y el agua forman parte de las inundaciones del pueblo peruano como consecuencia de las crecidas y desbordamientos del río Piura que arrasaba con puentes, casas y todo lo que encontraba a su paso y todo lo inundaba por lo que la gente buscaba salvarse a cualquier costo de forma individual o formando equipo con sus vecinos.
El autor Librado Orozco puso en boca del narrador omnisciente todo el cuadro humano con sus historietas extraídas de la tradición oral que había compendiado por años y que bullían en su cerebro para salir convertidas en palabras, oraciones, frases y refranes de extracto popular.
Salvado de las aguas es una obra conectada con el pueblo del Perú y sus vivencias por que no solo estableció relaciones con su historia, sus tradiciones y costumbres, sino que puso a los personajes populares a insertarse en la obra como protagonistas y a escaparse por momentos de las páginas del libro para salir a recorrer en persona los distintos espacios de la realidad peruana.
Pero llama la atención la maestría como distribuyó el autor Orozco los capítulos de la novela colocando a cada protagonista en el lugar exacto en el espacio y en el tiempo, lo que le da una dimensión temporal a la obra que atrapa al lector y no lo suelta hasta que escribe la última parrafada:
“Don Librado cerró los ojos y durante varios minutos fue recorriendo con sus temblorosos dedos las perlas del rosario soltando entrecortados padrenuestros y avemarías. Cuando llegó a la cruz tomó aire, abrió los ojos de par en par y gritó a todo pulmón: ¡Goool de Morropano!
La narración de la obra atrapa con sus conexiones invisibles a un lector que una vez que arranca a leer la obra en el primer capítulo de las inundaciones queda prendado por la emoción del cinetismo generado por los verbos de movimiento que le dan vigorosidad a una obra plasmada en el papel con palabras conectada a la tierra y a la vida. Por eso el narrador se convierte en un titán que atrapa a sus lectores con historias mágicas contadas por sus propios protagonistas en un ejercicio acrobático de cultismos y palabras tropicales sacadas del mismo fondo de las aguas y de las serranías peruanas.
Ese océano de ideas que surcaban en las neuronas de Librado Orozco por años salieron en la edad madura del autor a ganarse las carreras de las palabras en el papel para convertirse en imágenes grandiosas que sacudieron el alma de los lectores que se atrevieron a sumergirse en las profundidades de las aguas de los ríos peruanos.
Esa historia de tres generaciones de Ocañas que se inició con Don Librado Ocaña un empresario que se convirtió en un exitoso líder patriarcal de los negocios en el Perú fue el gran acierto de Librado Orozco al dibujar con lujo de detalles no solo la historia de la familia Ocaña, sino el trabajo meticuloso y quirúrgico para echar a andar por las calles de su pueblo amado a tantos personajes preñados de experiencias y vivencias maravillosas que dieron a conocer la parte humana de un autor del libro “Salvado por las aguas” que con su sapiencia literaria barnizó con figuras manejadas con estilo una obra que se convierte en estos tiempos en un tratado del conocimiento para que las próximas generaciones de peruanos tengan esta obra como materia de consulta obligada. Y es que “Salvado de las aguas” se convirtió en una cátedra abierta para que los lectores se sumerjan en sus letras a buscar elementos del lenguaje, del estilo, de la historia, de la arqueología, de la gastronomía, de los valores humanos, de las reflexiones políticas y de las costumbres y tradiciones de un pueblo indígena que nació para trascender en medio de las aguas.
A Librado le correspondió realizar reflexiones políticas importantes y tomó como excusa los deportes del Rugby y el fútbol para hacer llamados de atención a su pueblo sobre las condiciones sociales de su gente y sobre las condiciones sociales de los peruanos y la forma del ascenso social.
“Mister Brew trató de hacer ver a su jefe que el fútbol era la actividad social que resumía mejor la misión civilizadora de la cultura anglosajona. Es un deporte donde prima el juego colectivo, pero siempre dando espacio para que destaquen las individualidades. El respeto a las reglas en el campo de juego es fundamental, El fairplay es la quintaesencia de este deporte; es como una metáfora de nuestra sociedad”.
ManuelAvila