El trabajo poético de Ángel Félix Gómez a su pueblo de Porlamar le permitió escudriñar las costumbres y tradiciones de su pueblo para enterar a los margariteños y al mundo de la identidad de la gente del Pueblo de la Mar. Esa poesía dibujada en “Salitre” su obra cumbre en la prosa poética da una referencia plasmada en las tradiciones y costumbres de su pueblo por medio de imágenes metaforizadas que develan una Porlamar mágica con sus personajes populares y su vida cargada de situaciones del desandar simple de los protagonistas de una poesía condensada en lo mágico para construir un mundo que se nos muestra en fantasmas y aparecidos, en la religión, en los fenómenos naturales, en el hombre y sus miedos, en el dirigible, en la medina, en los curanderos, los yerbateros, en los personajes populares y en tanta temática que vuelan en la creatividad de un poeta que le escribió con pasión a su pueblo.
En “Salitre” Ángel Félix Gómez usa recursos literarios como la metáfora, el símil, la hipérbole, la adjetivación y otros recursos poéticos que le permiten socavar la vida de los porlamarenses.
El tema religioso lo maneja con maestría un historiador y poeta que narra con la propiedad de un hombre consustanciado con la iglesia y el catolicismo. Como muestras tenemos:
“Porfirio cargo piedras con el padre Elías para construir la iglesia” …
“Levantado el campanario Porfirio fue amo y señor de las campanas”
“Porfirio siempre juró pese a las amonestaciones del padre Elías que una noche encontró a San Nicolás bajado de su nicho arrullando al Niño Jesús”
“Ave María purísima, repetía Canuta apretando su rosario de paraparas cada que oía hablar de eso”.
La temática del dirigible fue otro tema tocado con propiedad por el poeta de Porlamar y describió en su poesía un cuadro casi perfecto de lo que ocurrió entre la gente en ese momento.
“A las diez ya la cosa aquella era un globo del tamaño de una patilla que avanzaba sobre el pueblo”
“Ya a las diez y media la cosa había pasado sobre los cerros de Puntamosquitos y estaba sobre el mar rumbo al pueblo”
“La cosa antes de llegar al pueblo estuvo a punto de desencadenar la guerra mundial de los barberos”.
“Una piragua voladora, el dirigible, el zepelín, las voces se alzaron. El dirigible trazo círculos sobre el puerto. La gente reía, bailaba, los locos se aquietaron”.
Otro tema bien tratado por el poeta porlamarense fue el relativo al huracán que manejó con gran maestría fundamentado en su conocimiento de la historia le facilitó el trabajo poético del diluvio y agua.
“El diluvio no quería apagarse hasta que al fin de tanta agua el riachuelo se desbordó por el Puente Sucre”
“El agua tormentosa derrumbó paredes y apagó los hornos de la panadería de Bruno.”
“Después de la inundación Luis Churro no pudo caminar por las llagas de los pies, ni Bruno volvió más nunca a hacer bizcochos de agua”.
“Lucía y la legión de las hijas de María rezaron día y noche para que se aplacara el diluvio”.
Lo mágico pudo combinarlo con la hipérbole para convertir a Porlamar en una especie de Macondo margariteño con planteamientos maravillosos que sorprendieron a sus lectores por la maestría con que Ángel Félix transitó los caminos de lo real maravilloso americano.
“´Arquímides González murió con la pierna comida por gusanos y cuando la vieja Juanita Tácata exhumó los restos encontró el huesero pelado y la lengua intacta saltando en la urna”
“Armando La Paca quedó levitando sobre el catre y no fueron suficiente veinte hombres para acostarlo”
“El niño nació con un solo ojo en el centro de la frente, por brazos tenía aletas de tortuga”
“La lengua enorme le salía de la boca y le caía sobre el pecho”
De metáforas, símiles e hipérboles se nutrió la prosa de ´Ängel Félix Gómez para dar plasticidad y estilo a una poesía profunda que vino a preñar a Porlamar de lo mágico y lo maravilloso.
“La lengua de Arquímedes González estaba dentro de un frasco lleno de vinagre como si fuera un mejillón” (símil)
¨Los ojos de los barcos permanecían abiertos escrutando caminos en la oscuridad” (metáfora)
“La cola del cometa apareció como una palma” (Símil)
“Madre y las tías limpiaron la casa del abuelo de tantos pájaros muertos, los peces todavía agónicos colgaban de las ramas de los yaques” (hipérbole).
En “Salitre” hay un mundo mágico cargado de lo maravilloso que Ángel Félix con su pluma fina y tejiendo crinejas de poesía logró amalgamar las historia y sus tradiciones milenarias para armar un texto preñado de imágenes que dan al lector un abanico de posibilidades semánticas en un tratado de símbolos que apuestan a lo indescifrable.
Encíclica/ManuelAvila