La Iglesia Ortodoxa de Ucrania ha denunciado la muerte de un sacerdote en la parte ocupada por Rusia en la región sureña de Jersón, después de que un testigo afirma que fue secuestrado y torturado por su negativa a cambiar su lealtad al patriarcado de Moscú.
El sacerdote, Stepan Podolchak, de 59 años, fue sacado de su casa a un lugar desconocido por soldados rusos el 13 de febrero, descalzo y con un saco en la cabeza, informaron las autoridades legítimas de la aldea ucraniana de Kalanchak.
El 15 de febrero llamaron a su esposa para pedirle que identificara el cuerpo.
La muerte del sacerdote es consecuencia directa de las presiones a las que fue sometido Podolchak como muchos otros religiosos en los territorios ocupados para que entregaran el control de las iglesias locales a la Iglesia Ortodoxa Rusa, dijo a EFE Nicodemus, obispo de Jersón y Tavria de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania.
«Si no se hubiera negado a obedecer, todavía estaría vivo», se muestra convencido Nicodemus.
Debido a la limitada conexión con las zonas ocupadas, se necesitará tiempo para conocer más detalles sobre las circunstancias de la muerte de Podolchak, afirma el obispo, aunque cree poco probable que el sacerdote hubiera sido asesinado de forma intencionada.
«Lo torturaron y presionaron con tanta fuerza que su cuerpo simplemente se rindió», considera Nicodemus.
Sacerdotes bajo presión para unirse a la Iglesia rusa
La llamada Diócesis de Skadovsk fue creada por la Iglesia rusa en diciembre de 2023 en el territorio ocupado para acelerar la toma del control de los sacerdotes e iglesias locales por parte de Moscú.
«En pleno invierno, los clérigos son amenazados con cortarles el suministro de gas y electricidad, así como con otros castigos por negarse a solicitar la ciudadanía rusa y registrar a sus congregaciones como parte de la Iglesia Ortodoxa Rusa», subraya Nicodemus en una carta al defensor del Pueblo de Ucrania, Dmitró Lubinets.
«Los ocupantes convierten los asuntos de la Iglesia en un instrumento de ocupación y presión», considera el obispo.
Varios sacerdotes ucranianos permanecen en la zona, obligados moralmente a permanecer con sus feligreses, explicó a EFE.
El trato que reciben por parte de los rusos varía y es más duro en las zonas más alejadas de la línea del frente.
El propio Nicodemus permaneció más de 500 días en la ocupada Oleshki de Jersón, pero tuvo que marcharse cuando quedó claro que podía convertirse en un objetivo.
Sacerdotes de otra gran iglesia son enlaces de Moscú
Además de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana dirigida por Kiev, en estos territorios también están presentes muchos sacerdotes de otra gran Iglesia Ortodoxa, que tiene fuertes vínculos con Moscú.
Algunos de ellos son reacios a formar parte de la Iglesia Ortodoxa Rusa, cree Nicodemus.
Sin embargo, contrasta el silencio de los dirigentes de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana (vinculada al Patriarcado de Moscú) sobre el trato dado a los curas en los territorios ocupados.
Ellos alegan, siguiendo el argumentario de Moscú, que Ucrania persigue y oprime a aquellos que quieren pertenecer a la iglesia vinculada al patriarca ruso, Kiril.
Esta iglesia ha ido perdiendo terreno en Ucrania desde el inicio de la invasión rusa. Sus sacerdotes fueron desalojados del monasterio de Kiev Lavra en 2023 por sus fuertes conexiones con Moscú.
«Protestan cuando el Estado ucraniano no permite que el factor religioso se utilice libremente para la ocupación rusa y la destrucción de Ucrania. Sin embargo, guardan silencio cuando la Iglesia Ortodoxa Rusa trabaja activamente a favor de la ocupación», constata Nicodemus.
También recuerda que la Iglesia Ortodoxa Rusa ha apoyado la invasión rusa de Ucrania y califica por ello a Kiril de «criminal de guerra».
«Son participantes activos en todos estos eventos. De hecho, bendicen los asesinatos en el país invadido», subraya Nicodemus.
Notiespartano/EFE/ra/cae/psh