Con 2.72 metros de altura, Robert Wadlow se convirtió en el hombre más alto de la historia. Su afabilidad, educación y tamaño le sirvieron no solo para ganarse un puesto en casi todas las ediciones del libro Guinness World Records -desde su inauguración en 1955-, sino también para obtener el amor de decenas de personas y el título de héroe de Alton, su ciudad natal.
“Toda la historia de Robert es absolutamente fenomenal porque incluso cuando murió nos siguió enseñando muchas lecciones. Una de sus frases favoritas fue ‘mantente alto y sé la mejor persona que puedas ser’. Él ciertamente hizo eso durante toda su vida”, señaló Nancy Alexander, del Museo de Historia y Arte de Alton, para un documental del diario ‘The Telegraph’.
El ‘gigante de Alton’, como era cariñosamente llamado por la comunidad estadounidense, tuvo una corta, pero fructífera vida. Sus manos de 32,3 centímetros (cm) y sus pies de 47 cm no le impidieron convertirse en una celebridad, brillar por su inusual cualidad y perdurar, incluso después de su muerte, en los archivos de Guinness World Records como el hombre más alto de la historia.