Responsablemente, irá lejos, es lo que se ve, señalan los medios y aplaude la colectividad beneficiaria en cada uno de los municipios del territorio insular.
Paso a paso, pero efectivo, su gobierno avanza. Hasta la fecha, buen trecho se ha recorrido y el número de ciudadanos atendido crece. Lo macro, aún no ha comenzado, señal inequívoca de que se actúa responsablemente: al término el proyecto, dentro de lo pautado por la ley, se iniciará muy pronto la ejecución, recursos en mano. Mientras tanto, sin que se les reste importancia, una serie de obras menores, pero de mucho significado para la gente, se van construyendo en las comunidades, con el reconocimiento vecinal.
Esa tarea es de todos los días, y así debe ser porque el suyo es un gobierno que llegó a trabajar, a servir y no servirse. No es un gobierno que engaña. Se puede o no se puede. Y el que pregunta tendrá respuestas ciertas, no de engaño, ni para quedar bien con una mentira complaciente. No. Es una planificación que se cumple, con dedicación y, hay que decirlo, producto de la sensibilidad del gobernador y sus colaboradores,
Eso también es señal de democracia, porque la democracia es, precisamente, la que mueve la gran maquinaria del gobierno en función de los ciudadanos. Y no se miente ni menos se exagera: hay alegría, confianza y fe en que esa tarea, democrática, se insiste, proseguirá a lo largo de su período. Morel, cumplirá a pie juntillas lo prometido. Va por delante el honrar su palabra.
En tal actitud, nunca ha fallado. El pueblo insular lo sabe. Y, cuestión muy importante, que denota inteligencia, el modo en que se opina. Un lenguaje claro, pausado, sobre lo que ocurre, con la profundidad que resulta de la experiencia, que deja el horizonte despejado a la hora del análisis. Sin entrega alguna, salvo al propio pueblo con quien se tiene compromiso, al que se debe y quien reclama la respuesta acertada. Por ese camino el hombre va, seguido por el pueblo que lo ve actuar en cada caso activo, diligente y eficiente.
Hay un hecho resaltante, que debe señalarse, porque es una manifestación de agradecimiento que tiene el pueblo para Morel, el amigo. Consiste en la manifestación, sincera, con la emoción y fuerza con la cual el margariteño e igual el cochense demuestran su amistad: con toda libertad, que va más allá del abrazo cariñoso y la palabra. Es la presencia, en el rostro de la gente, que casi puede palparse, de la emoción con que le saluda y la expresión, de sincera confianza con la cual le plantea su pedimento. Sin duda, en ese gesto, precisamente en ese momento, se puede retratar el alma de quien habla y de quien escucha. Flota, entonces, en el aire, la convicción de sinceridad.
Por eso, sencilla y simplemente por eso, la gente lo sabe y siente su líder. Y la democracia insular en él descansa, confiada y fortalecida. Eso de verdad conforta. Se aprecia, desde ya, que responsablemente, Morel irá muy lejos.
AngelCiroGuerrero