Son los dos últimos equipos que reinaron en la Liga de Campeones, se dejaron atrás uno a otro en el camino a la gloria, y por tercer año consecutivo Real Madrid y Chelsea se enfrentan, por una plaza en semifinales, en el reencuentro del equipo de Carlo Ancelotti ante la que era su «bestia negra» hasta la pasada edición y que llega al Santiago Bernabéu en una profunda crisis buscando un salvavidas de la mano de Frank Lampard.
La historia cambió en una eliminatoria en la que el Real Madrid firmó uno de sus mejores partidos del pasado curso, en Stamford Bridge con triplete de Karim Benzema (1-3), y tiró de heroica cuando otros lo ven todo perdido, tras ser remontado en el Santiago Bernabéu.
Con un tanto de Karim en la prórroga que daba forma al segundo capítulo de remontadas, después de la firmada ante el PSG y sin saber que aún le esperaba la mejor, ante el Manchester City.
El poderío madridista se refleja en esos momentos de grandeza. Diez semifinales en las doce últimas ediciones de la Liga de Campeones. Busca la undécima en un duelo, sobre el papel, desigual. La capacidad de mutación de un Real Madrid sin opciones en LaLiga y que se transforma en una competición en la que ya lanzó un aviso con una goleada para la historia en el primer cruce. Nunca nadie le había endosado cinco al Liverpool en Anfield en competición europea.
Aquella noche inolvidable de Benzema en Londres, es el único triunfo en siete enfrentamientos del Real Madrid ante el Chelsea. El reencuentro en una eliminatoria, por tercera edición consecutiva, es uno de esos momentos que espera con ganas la plantilla madridista para ofrecer su mejor versión y dar clases de gestión de partidos de grandeza. Ha ganado en sus diez últimas presencias en cuartos de final.
Y Ancelotti debe decidir la forma en la que encara el pulso ante el Chelsea con un factor modificado respecto al curso pasado. En esta edición, el Real Madrid disputará la ida de local. El factor Bernabéu se verá reflejado como condicionante en la vuelta. Y la duda es dar rienda suelta a la versión más ofensiva que goleó en Anfield y el Camp Nou en Copa, con Rodrygo en el tridente, o aumentar la protección ubicando a Fede Valverde entre los tres de ataque.
De esa decisión depende no solo el espíritu del equipo, que no el sistema que seguirá siendo un 4-3-3, sino también la entrada de algunos jugadores. Sin Ferland Mendy en el lateral izquierdo, única baja de Ancelotti por lesión. En el primer escenario sería Eduardo Camavinga el elegido como lateral y Valverde jugaría con los eternos Toni Kroos y Luka Modric en el centro del campo. En el segundo, con el uruguayo más adelantado, Nacho sería el que ocuparía la banda y Camavinga el pivote.
No interferirá en la decisión de Ancelotti el incidente protagonizado por Fede Valverde, al agredir fuera del campo a un jugador del Villarreal, al ver el técnico a su jugador en perfectas condiciones físicas y psicológicas para jugar un partido de tanta importancia. Alejado del foco del conflicto como han demostrado otros compañeros en momentos recientes. Como Vinícius, jugador al que se ampara el madridismo, y Benzema, autor de cuatro tantos en los dos últimos duelos ante el Chelsea, que despertó frente al Liverpool en la edición actual de una Champions en la que quiere volver a reinar.
El Chelsea se agarra a esta eliminatoria como el salvavidas de la temporada. Con la Premier League imposible, estando más cerca del descenso que de la Champions Legue, para los Blues sería casi un título eliminar al Real Madrid. Daría un respiro al proyecto de Todd Boehly y confianza al grupo, malacostumbrado a los vaivenes de este curso, en el que hasta tres entrenadores -Thomas Tuchel, Graham Potter y Frank Lampard- han pasado por el banquillo de Stamford Bridge.
El Chelsea menos goleador
Una anomalía nunca vista en la etapa de Roman Abramovich y que se ha dado en la primera campaña de los dueños estadounidenses. Con Lampard, que retorna dos años después de su despido, el Chelsea ya se desplomó en Wolverhampton (1-0), tercer partido consecutivo en el que el conjunto inglés no vio puerta. El gol, que persigue al equipo toda la temporada: este es el Chelsea menos goleador desde mediados de los 90.
Ni Kai Havertz (7), ni Raheem Sterling (4) han colmado las expectativas goleadoras y Pierre-Emerick Aubameyang, al que Lampard sacó del ostracismo el pasado fin de semana, tampoco podrá ayudar en el Santiago Bernabéu, ya que no está inscrito en la Champions.
El numeroso reclutamiento de jugadores en invierno obligó a inscribir solo tres: Joao Félix, Mykhailo Mudryk y Enzo Fernández. El argentino es titular indiscutible en el medio junto a Mateo Kovacic, Félix está cumpliendo, aunque le falta gol, y Mudryk es hasta ahora una decepción.
A estas tres incorporaciones se suma quizás la más importante, la de N’Golo Kanté, que se perdió siete meses de competición por una lesión en el isquiotibial y ha podido jugar dos partidos en las últimas semanas. El cambio de esquema de Lampard, de cinco defensas a cuatro, permite la incorporación de un tercer centrocampista y ese es Kanté, que ya dio una masterclass en la eliminatoria contra los Blancos en 2021.
Para el Chelsea, esta eliminatoria no es solo importante en lo deportivo, también en lo económico, porque el desembolso de más de 600 millones en las dos últimas ventanas obliga a clasificarse el año que viene para la Champions, para poder cumplir el fair play financiero, y la única vía es ganar este año la «Orejona».
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