La vulvodinia es un malestar o dolor en la vulva descrito que se caracteriza por un ardor y una duración media de tres meses que, además, puede ser crónico o intermitente afectando a la relación de pareja y a las relaciones sexuales.
“En la mayoría de los casos existe dolor en forma de ardor, picor, escozor, sensación pulsátil, que interfiere nuestra vida normal en actos tan vitales como sentarse o tener relaciones sexuales”, especifica Bárbara Rico, ginecóloga de la Unidad de la Mujer del Centro Médico Caracas-Grupo Asisa. “Los síntomas más frecuentes son el dolor, el ardor o la irritación de la zona, y a veces una molesta sensación pulsátil, haciendo difícil en ocasiones mantener relaciones sexuales con normalidad”, suscribe Belén Lampaya, del Servicio de Ginecología del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela, quien advierte que estas molestias se pueden prolongar durante años.
Utilizar ropa adecuada y evitar prendas húmedas
“En pacientes con tendencia a sufrir vulvodinia se debe evitar el uso de ropa interior ajustada, con materiales que no transpiren adecuadamente, siempre mejor usar ropa interior de algodón”, aconseja la ginecóloga del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela. En este punto, los facultativos del Hospital Regional Universitario Málaga tampoco recomiendan utilizar pantalones apretados porque aumenta por cuatro la posibilidad de desarrollar vulvodinia. En cuanto a la ropa, Martínez y Jiménez también aconsejan:
- Usar ropa interior blanca de algodón durante el día y ninguna por la noche.
- Utilizar medias a media pierna y evitar pantis o medias enteras.
- Optar por detergentes dermatológicamente probados.
- Retirar el bañador y la ropa deportiva lo antes posible para evitar la humedad y el sudor.
- Enjuagar varias veces los bañadores y la ropa interior.
Medidas higiénicas
En cuanto a la higiene, desde el Colegio de Enfermería de Madrid recuerdan no se deben realizar duchas vaginales ni baños en agua muy caliente, así como hay que apostar por jabones adecuados para la zona intima. “Conviene utilizar papel higiénico suave y sin perfume para evitar irritar la zona”, explica Domínguez. En esta línea, Lampaya aconseja mantener una “higiene con productos adecuados para la zona, máximo dos veces al día para no alterar el pH y la flora natural que nos protege de infecciones de la zona”.
Además de estas pautas, Martínez y Jiménez recomiendan las siguientes medidas higiénicas para intentar prevenir la aparición de la vulvodinia:
- Evitar irritantes vulvares (perfumes, detergentes y duchas vaginales) y usar en la ducha jabones suaves, sin aplicar ninguno en la vulva. La vulva se puede limpiar suavemente con agua y secar con palmaditas.
- Después de la limpieza, emplear un producto emoliente sin conservantes (aceite vegetal o vaselina simple) ayuda a mantener la humedad en la piel y a mejorar la función de barrera.
- Evitar el uso diario de salvaslips. ““En cuanto a las compresas o tampones, es preferible que sean de algodón y si es posible, optar por el uso de una copa menstrual”, puntualiza Domínguez.
- Intentar orinar antes de que se llene la vejiga y evitar estreñimiento añadiendo frutas y verduras, fibra y abundante hidratación a lo largo del día.
- Con respecto a la depilación del vello púbico, se ha visto que aumenta la probabilidad de desarrollar vulvodinia, siendo mayor cuanto mayor es la zona depilada y cuanto menor tiempo transcurra entre las sesiones.
Trucos durante relaciones sexuales
“Se recomienda una lubricación adecuada para las relaciones sexuales evitando aquellos productos que contengan propylen-glicol”, sostienen Martínez y Jiménez. Estos especialistas también aconsejan utilizar crema con lidocaína aplicada 10 minutos antes de la relación, así como las compresas de hielo después de practicar sexo. Sobre el uso de compresas de hielo o paquetes de gel frío, estos ginecólogos advierten que pueden producir irritación si se te usan en exceso.
Otra medida relacionada con la actividad sexual y la prevención de la vulvodinia, es orinar después de la relación y enjuagar y secar la vulva con palmaditas después de orinar. “Debe evitarse el uso de secadores de pelo”, aseguran Martínez y Jiménez.
Por otra parte, desde el Hospital Sanitas La Zarzuela destacan la importancia de prevenir las infecciones para disminuir el riesgo de dolor vulval. “Se ha visto una asociación entre la candidiasis vaginal y la vaginosis bacteriana con la vulvodinia. Hasta un 70% de las mujeres que padecen este dolor han presentado este tipo de infecciones”, advierte Lampaya. A su juicio, es aconsejable el uso de probióticos vagoinales u orales en pacientes que lo padecen y que acudan a la consulta en caso de cualquier alteración en el olor o color del flujo para descartar la presencia de este tipo de infecciones.
Hábitos de vida saludables y vulvodinia
Sobre la prevención de la vulvodinia, ¿qué impacto tiene seguir unos hábitos de vida saludables como una dieta equilibrada y actividad física a diario? Según Martínez y Jiménez, actualmente hay evidencia de que el elevado índice de masa corporal está relacionado con un peor tratamiento de la vulvodinia. “En cuanto a la dieta, se ha relacionado una dieta rica en oxalato con vulvodinia, así que una dieta baja en los mismos y suplementación con citrato de calcio también es importante, como tampoco olvidar que una alimentación equilibrada es fundamental para mantener un peso adecuado”, apuntan estos expertos. Al respecto, Lampaya recomienda “una dieta equilibrada, variada, sin excesos de hidratos de carbono, por la relación que tiene este tipo de dietas con la colonización por cándida”.
Para Rico, seguir unos hábitos saludables como hacer ejercicio moderado y realizar estiramientos “podrían mejorar las contracturas antiálgicas que la neuralgia podría desencadenar, pero no está claro cómo prevenir su aparición porque tampoco se conoce la causa que lo provoca”.
Sobre el impacto que tiene el deporte, desde el hospital malagueño coinciden que tiene un efecto beneficioso no tanto para la prevención sino para el control de los síntomas: “El ejercicio genera sustancias como las endorfinas que reducen la intensidad del dolor y mejora la función física y calidad de vida, calidad que está disminuida en pacientes con vulvodinia”. En esta línea, Domínguez pone de manifiesto que el dolor continuado tiene un impacto importante en la vida de la mujer: “Esto va a generar mucha ansiedad y estrés, que a su vez repercute sobre el impacto del dolor”. En su opinión, también puede ser beneficio trabajar realizar ejercicios de mindfulness o yoga para canalizar el dolor.