El síndrome premenstrual (SPM) es un conjunto de síntomas que afectan al 90 % de las personas que menstrúan, y que pueden consistir en calambres, malestar, dolor de cabeza, acné o cambios emocionales, entre otros. Generalmente esto ocurre unos días antes de producirse la menstruación.
La creencia más común es que es el síndrome premenstrual el que ocasiona los cambios en el estado de ánimo de las mujeres. Sin embargo, dos investigaciones publicadas en la revista Evolution and Human Behavior encontraron otro punto clave del propio ciclo reproductivo: la ovulación.
La ovulación forma parte del ciclo menstrual, y ocurre cuando un óvulo es liberado del ovario. A partir de ese momento el óvulo puede ser fecundado por un espermatozoide. Si es fertilizado, puede alcanzar el útero e implantarse, para convertirse en un embrión. Si no ocurre, simplemente se desintegrará y el revestimiento del útero se desprenderá durante el periodo.
De acuerdo a los resultados obtenidos por estos estudios, las mujeres tienden a interarse más por las relaciones sexuales durante sus días más fértiles. Uno de estos estudios encontró que las mujeres fértiles se sentían más abiertas a la idea de intimar con un conocido o con un extraño. Mientras que, la segunda investigación, encontró que aquellas mujeres que tenían parejas de apariencia menos masculina eran más propensas a desear hombres con ciertos rasgos, como una mandíbula fuerte, durante los días de mayor fertilidad.
Hasta hace algunos años, la mayoría de las investigaciones acerca del ciclo menstrual únicamente se centraban en el síndrome premenstrual (SPM). Hasta entonces, los expertos no habían investigado sobre si la ovulación afectaba a las mujeres, y cómo.
¿Por qué los humanos perdimos el ‘celo’?
A diferencia de otros mamíferos, que suelen entrar en celo durante los períodos fértiles, las mujeres pueden tener relaciones sexuales y quedarse embarazadas en cualquier momento del mes. De acuerdo a los teóricos de la evolución, se cree que los humanos perdieron el celo con la finalidad de ocultar la ovulación: de esta manera, si un hombre no sabía qué encuentro sexual en concreto transmitiría sus genes, era bastante más probable que se quedara y ayudara en la crianza de sus hijos.
Según creen los expertos, los hombres parecen saber cuándo su pareja ovula, aunque de forma inconsciente. Por el momento nadie sabe a ciencia cierta cómo los hombres pueden saberlo (se sospecha que el olfato podría tener relación), pero distintos estudios han encontrado que las mujeres aseguran que sus parejas hombres se vuelven más celosos y atentos en los días de mayor fertilidad. Por ejemplo, un estudio publicado en el año 2006 en la misma revista encontró que cuando las mujeres eran más fértiles, sus parejas veían a otros hombres como una mayor amenaza para su relación.
Una amplia variedad de estudios ha encontrado que las mujeres, cuando están ovulando, buscan hombres de apariencia más masculina. Informó sobre ello una revisión publicada en el año 2008 en la revista Proceedings of the Royal Society B, en la que los científicos llegaron a identificar algunos de los rasgos masculinos que las mujeres preferían en los momentos de mayor fertilidad: caras con mandíbulas más fuertes, comportamientos dominantes, cuerpos musculosos, voces profundas y mayor estatura.
Pero, en el día a día, saber cuánto afecta la ovulación es más complicado. Especialmente si tenemos en cuenta que, cada mes, muchas mujeres toman la píldora anticonceptiva. De acuerdo a los expertos, tomar la píldora eliminaría gran parte de la variación en los cambios hormonales que típicamente ocurren a lo largo del ciclo, por lo que sería esperable que sí tuviera un impacto en el comportamiento de la mujer. En resumidas cuentas, los hombres podrían no ser tan capaces de identificar cuándo su pareja es más fértil.
En cualquier caso, desde una perspectiva más evolutiva, desentrañar la ovulación sí podría ayudar a revelar mucho acerca de cómo evolucionó la reproducción humana.