El municipio de Ypres, en el oeste de Bélgica, ha prohibido hoy que a finales de agosto se celebre en esa localidad de la región de Flandes un festival de música identitaria con tintes neonazis que, según medios locales, inquietaba a servicios de inteligencia de varios países europeos.
Tras consultar con el Órgano de Coordinación para el Análisis de Amenazas (OCAM) y con la policía, el Ayuntamiento de Ypres ha corregido su decisión del pasado mayo y no permitirá que los próximos 27 y 28 de agosto se organice en el municipio el Frontnacht, primera edición de un festival de música identitaria creado al calor de una congregación de derecha extrema que se celebra desde 2003.
Según la alcaldía, el permiso ha sido revocado porque los organizadores no respetaron algunas de las condiciones exigidas, como que no se permitiera tocar a bandas con vínculos neonazis, informaron el diario De Morgen y la cadena de televisión VRT.
Diarios locales como Het Nieuwsblad y Gazet Van Antwerpen habían publicado este mismo martes que el evento ultra preocupaba a «varios servicios europeos de inteligencia», que habían compartido un documento del grupo de investigación Search for International Terrorist Entities Institute (SITE Institute) cercano al Gobierno de Estados Unidos que vigila actividades yihadistas, de extrema derecha y de extrema izquierda.
Ese observatorio considera como una «amenaza de extrema derecha» el festival programado en esa localidad belga de unos 35.000 habitantes, a una docena de kilómetros de la frontera francesa entre Dunkerque y Roubaix.
El festival Frontnacht se había convocado al calor del IJzerwake (Vigilia del Yser), una escisión ultra creada en 2003 a partir de un tradicional peregrinaje al río Yser en el que los nacionalistas flamencos conmemoran el nacimiento en los años veinte del pasado siglo del «frontismo», su corriente de pensamiento fundacional.
En 2022, estaba previsto que la concentración ultra durase dos días en vez de uno y estaban programadas actuaciones de bandas identitarias de música como la italiana Bronson, las alemanas Sacha Korn y Phil van Flak, la neerlandesa Flatlander y el pinchadiscos flamenco DJ Dré draait graag plaatjes.
«En el mejor de los casos, es increíblemente ingenuo permitir que actúen grupos claramente neonazis como Branson, Flatlander y Phil Neumann. En el peor, es negligencia y una forma de complicidad», escribía en el diario flamenco Staandard el especialista de música de extrema derecha Thorsten Hindrichs.
Los organizadores de ese evento ligado a la extrema derecha independentista flamenca y criticado por el partido ecologista Groen, el Colectivo para la Paz de Ypres y distintos colectivos de izquierda, publicaron un comunicado de prensa al calor de la polémica, antes de que el consistorio tomara la decisión definitiva.
Acusaban a «la extrema izquierda y a la prensa mentirosa» de estar «tratando de que el régimen prohíba el festival de música nacionalista ‘IJzerwake’, aboliendo así la libertad de expresión para la gente de derecha».
«Somos nacionalistas radicalmente flamencos, no somos (neo)nazis. Los cantantes y grupos que invitamos también cumplen ese criterio», aseguraban los organizadores del festival, al que se esperaba que asistieran varios miles de personas de Bélgica y otros países europeos.
El espectáculo se inscribe «completamente dentro de la libertad de expresión garantizada constitucionalmente», agrega la nota firmada por el responsable del evento,
La nota estaba firmada por el presidente de la reunión IJzerwake, Wim De Wit, un conocido ultranacionalista vinculado al partido de extrema derecha Vlaams Belang, segunda fuerza política en Flandes y heredera de la formación Vlaams Blok, disuelta en 2004 tras ser condenada judicialmente por racismo.
En otras ediciones, el IJzerwake ya había generado polémica en Bélgica, como en la edición de 2021, cuando los organizadores invitaron y dieron visibilidad a Tomas Boutens, un exmilitar condenado en 2014 a cinco años de prisión como cabecilla de un grupo neonazi que planeaba atentar.
Notiespartano/800Noticias