La ignorancia fue lo que pretendió sembrar el régimen en la sociedad venezolana y lo ha logrado a pulso en un modelo de misiones que solo fue un instrumento para pescar incautos.
En ese juego de la perversión educativa se anotaron los que llegaron a creer que con las misiones Robinson, Sucre se estaría erradicando el analfabetismo para siempre.
Por eso cuando vemos en Coche que los estudiantes no saben cuáles con los colores de la bandera, ni la capital de Venezuela, ni la capital de Villalba entramos en estado comatoso de la formación venezolana.
Ese fenómeno de la desinformación escolar es parte de las locuras de un proceso educativo que no está formando a nadie en las escuelas públicas venezolanas.
Nos quedamos sin gasolina en la carrera pedagógica nacional porque nuestros maestros a partir del 2010 se declararon en guerra por los salarios, por el alza del transporte y por las pésimas condiciones de las escuelas venezolanas.
No volvieron los maestros a creer el Ministerio de Educación, en las gobernaciones y alcaldías, pues más nunca tuvieron sueldos acordes de su responsabilidad con el desarrollo de una nación.
La responsabilidad de los docentes está por encima de las entregas de las bolsas de comida en una sociedad donde leer es una especie de penitencia o calvario para los que quieren trascender.
Aquí se trata de enrolar a los muchachos en la legión para que aprendan a volar por instrumentos con habilidades en la interpretación, comprensión y análisis de textos.
Desde hace rato la educación viene desnudándose ante nuestros propios ojos con una escuela primaria y secundaria llena de lunares de la desinformación y donde los maestros juegan un papel fundamental en ese proceso de formación que deja sin oxígeno a una sociedad escolar atrapada en sus propios humores.
Así empezó a cocinarse en su propia salsa de la ignorancia un sistema educativo que aun cuando tiene elementos tecnológicos de última generación dejó de nutrir a los estudiantes de los conocimientos suficientes para triunfar en las carreras universitarias.
Por eso se dice que una buena primaria y una buena secundaria le garantizan los estudiantes un final feliz en su vida universitaria, pues es evidente que los maestros de épocas pasadas les daban a sus alumnos las herramientas necesarias para triunfar.
Pareciera que con la llegada de las nuevas tecnologías y el Google como instrumento de la sabiduría en vez de ayudar terminó hundiendo a la educación venezolana en espacios para la flojera y la desidia que abundan en escuelas y liceos de la nación.
Por eso la propuesta del concejal Morel Cardozo que llevó a los pueblos de Coche a mostrar la verdadera cara de una escuela parapléjica que camina a tientas en medio de la oscuridad de nuestras aulas de clases.
Qué los alumnos de Coche y de Gómez no puedan responder en el concurso reto del conocimiento se probó que la escuela no está haciendo el trabajo y que el hogar también está teniendo problemas al dejar a los estudiantes sin las armas para enfrentar retos mayores.
Sentimos mucha pena los que estuvimos en Coche en esa actividad en el Estadium de Guinima presenciando un reto que pasó a ser una prueba que sirvió de diagnóstico para que las autoridades de la Zona Educativa y la Gobernación de Nueva Esparta intervengan Coche de inmediato para evitar males mayores en una educación convertida en territorio de nadie.
No creo que el concejal Cardozo haya tenido la más mínima intención de abrir las compuertas de la debacle educativa regional, sino que su objetivo fue dejar enseñanzas en una población afectada por el desbarajuste de los docentes en las aulas de clases.
No sé si los procesos de enseñanza incorporan temas regionales en sus programas de estudios, pero el conocimiento de su realidad histórica, cultural, ambiental, educativa, gastronómica y de todas las áreas del saber, le da grandes expectativas a quienes vienen remando para consolidar una propuesta educativa con la esperanza de sembrar el futuro.
A partir del proyecto “Premiando el saber” se debe hablar en Margarita de una nueva realidad que arrojó resultados nefastos para el futuro de nuestra educación y obliga a quienes estamos involucrados en esta tarea de enseñar y generar políticas educativas a integrarnos para consolidar una campaña para mejorar la calidad de la enseñanza.
En ese experimento “Premiando el saber” abre las compuertas de un diagnóstico que obliga a los organismos vinculados al hecho educativo a tomar las banderas de la reconstrucción de la educación nacional, pues es evidente que sin futuro en la formación de las nuevas generaciones estamos condenados a la nada educativa y como dijo Antonio Pérez Esclarín “No se termina de entender que la educación es el medio fundamental para construir un país. Los educadores somos arquitectos de personas, pero no se valora, no se entiende. El educador es el partero del alma, es el que construye nuevos ciudadanos” .
Encíclica/ManuelAvila