Durante décadas, el modo en el que la piel de nuestros dedos se arruga debajo el agua ha sido objeto de estudio por científicos de todo el mundo. Este cambio de aspecto siempre ha resultado desconcertante ya que solo se da en los dedos de pies y manos, mientras que el resto de nuestro cuerpo permanece igual de liso que cuando entró al agua.
Esta reacción se debe a que los glóbulos rojos que hay debajo de la piel se encogen como respuesta a un impulso del sistema nervioso cuando esta queda expuesta durante un largo periodo de tiempo al agua. De ahí que las yemas de los dedos se arruguen.
La mayoría de los estudios ha establecido que se requiere de unos 30 minutos en el agua para alcanzar el máximo de las arrugas. A una temperatura de 40ºC los dedos comienzan a plegarse en tan solo 3,5 minutos, mientras que con temperaturas más frescas (unos 20ºC) puede tardar entre 5 y 10 minutos. Además, han comprobado que la piel se arruga más en agua dulce que en agua salada.
Mayor agarre
Recientemente, un estudio realizado por científicos de la Universidad de Newcastle (Reino Unido) llegó a la conclusión que las personas que tienen las yemas de los dedos arrugadas y húmedas recogen los objetos mojados con mayor rapidez. De este modo, se llegó a la conclusión de que los dedos mojados se adaptan para proporcionar un mayor agarre de los objetos húmedos aplicando menos fuerza para lograrlo.
Se requiere de unos 30 minutos bajo el agua para que los dedos se arruguen al máximo