Albert Einstein tenía, sin duda, un cerebro privilegiado. Tras su muerte, su cerebro fue conservado, dividido en secciones y fotografiado, con la esperanza de conocer si albergaba alguna característica distintiva que pudiera ser la clave de su genialidad. Y, al parecer, la han encontrado. Un nuevo estudio sugiere que los dos hemisferios del cerebro del físico alemán estaban inusualmente bien conectados entre sí.
Científicos del Departamento de Física de la China Normal University encontraron en las imágenes del cerebro de Einstein un cuerpo calloso más grande de lo normal, un haz de fibras nerviosas que conectan los dos hemisferios del cerebro.
Con una nueva técnica que describen en la revista Brain, los investigadores midieron el grosor y la longitud del cuerpo calloso y lo compararon con imágenes de resonancia magnética de 15 ancianos y 52 jóvenes sanos. El grosor del cuerpo calloso de Einstein fue mayor que el promedio tanto de los ancianos como de los sujetos jóvenes.
Los autores sugiren que en el cerebro del genio más fibras nerviosas conectan regiones clave, como las dos partes de la corteza prefrontal, que son las responsables del pensamiento complejo y la toma de decisiones. Combinado con la evidencia previa de que las partes del cerebro del físico son inusualmente grandes y plegadas de forma compleja, los investigadores creen que esta función ayuda a explicar su extraordinaria inteligencia.