El poliamor es una opción relacional que ha ido estando más presente en la sociedad en los últimos años, pero la mayoría sigue sin entender muy bien en qué consiste. El poliamor implica relacionarse emocionalmente con más de una persona al mismo tiempo, sin que ello afecte a la conexión que existe con cada una de ellas.
Sin embargo, todavía encierra muchos tabúes y apenas un 12 por ciento de la población española estaría abierta a las relaciones de este tipo, según la última encuesta de JOYclub. La portavoz de esta plataforma y socióloga Cecilia Bizzotto nos responde a algunas dudas frecuentes sobre esta nueva forma de vivir el amor.
“El poliamor es un tipo de orientación relacional en la que no existe exclusividad sexual y afectiva entre dos o más personas. Es decir, así como los miembros de una pareja monógama acuerdan que no tendrán sexo ni se enamorarán de otras personas fuera de la relación de dos, en el poliamor podemos tener lazos emocionales y eróticos con más de una persona, de forma consensuada y consciente”, explica la socióloga.
“Es una orientación relacional que elegimos y que cuadra con nuestra forma de entender el sexo y el amor. No puede ser una moda o una imposición, algo que hacemos para parecer más modernos, porque comulgamos ideológicamente con ello o porque nos lo pide nuestra pareja. Esta opción, que es igual de válida (ni más ni menos) que cualquier otra, es algo que sale de dentro nuestro y que hemos de elegir y trabajar a diario para poderlo vivir de forma plena y feliz”, añade.
“Porque van a surgir problemas de gestión de las emociones y de comunicación que necesitaremos trabajar y tenemos que estar preparados y dispuestos a hacerlo. Por otro lado, si somos pareja monógama y decidimos abrirnos al poliamor, debemos hacerlo de manera consensuada por ambas partes. Nadie debe forzar al otro y exigirlo como una necesidad. Y recalco lo de consciente porque, si las personas con las que te vinculas no conocen tu orientación relacional, no están consintiendo y, por tanto, no es poliamor. Por ejemplo, si conozco a alguien en un bar y soy poliamorosa, debo decirlo de antemano, ya que la otra persona puede estar teniendo unas expectativas que no voy a cumplir”, afirma.
Poliamor: ¿existen reglas?
“Por supuesto, existen reglas y fidelidad. La gente cree que cuando elige el poliamor es mantener relaciones sexuales con mucha gente y nada de hablar ni nada de trabajar emociones. Pero existen tantas reglas, acuerdos, normas, límites y consensos como en cualquier otra relación”, nos explica Bizzotto.
“La comunicación es absolutamente fundamental y es una comunicación que muchas veces duele, pero es necesaria. Por lo que la autogestión emocional también es fundamental: hemos de aprender a ser asertivos, a demandar lo que necesitamos, a respetar nuestros límites, a escuchar lo que nos pide el cuerpo…”, añade la experta.
“Esto son cosas que deberíamos aprender en cualquier relación. La cuestión es que en monogamia muchas veces no nos hacemos preguntas y damos por hecho acuerdos que están ahí preexistentes. Damos por hecho que porque algo se llama ‘relación de pareja’ hay una serie de normas y expectativas asociadas que no sólo no cuestionamos, sino que tampoco aclaramos. Esa es la única diferencia, que hay que ser valientes”.
Mitos sobre el poliamor
El poliamor va de abrir la pareja sexualmente y tener encuentros con mucha gente. NO, el poliamor no va de sexo o no es solo sexo. Probablemente debido al esfuerzo emocional que implica, de momento es la opción menos extendida en la encuesta que se hizo aunque el 60 por ciento elegía la no monogamia.
Las personas poliamorosas son menos comprometidas. Esto no es así o no debería ser así. Es involucrarse emocionalmente con más de una persona a la vez y eso implica cuidar, mimar, preocuparse por la otra persona, estar presente, ofrecer tiempo de calidad… Todas aquellas cosas que exige una relación monógama, pueden estar presentes en este tipo de relación y hacia más de una persona.
Las personas poliamorosas no son celosas o no tienen inseguridades. En absoluto. La única diferencia es que esos celos se deciden trabajar, hacia una misma y en la relación. Obviamente hay muchos mandatos sociales que deconstruir en poliamor y la posesión del otro, los celos, las expectativas… Son cosas que hay que gestionar.
Las personas poliamorosas lo son de por vida. Hay una idea muy extendida dentro de la propia comunidad no monógama que es: “Si eliges el poliamor, lo eliges para toda la vida”. Y da igual si esta orientación relacional te resulta complicada de llevar a cabo, no estás preparado o simplemente no es tu momento. La realidad es que a veces ‘necesitamos’ una relación con un mayor o un menor grado de exclusividad, dependiendo de nuestro momento vital y del de la persona con la que nos estamos vinculando”.
¿El poliamoroso nace o se hace?
“Antes creía que se hace, ya que creo que inevitablemente es algo que se construye: primero se deconstruye lo que te han dicho que es el amor y el sexo, y luego eliges tú con qué idea comulgas y cómo quieres vivir tu afectividad. Sin embargo, la experiencia me ha hecho cambiar de opinión y ahora creo que es una mezcla de ambas cosas. Considero que, aunque el trabajo está ahí y es fundamental, debes elegirlo cuando hay algo dentro de ti que te lo pide”, nos dice la socióloga.
“Y si no la tienes: ¡está bien! Me parece muy importante recalcar, otra vez, que no elegir el poliamor no está mal, que el poliamor no es de ser más cool, estar más deconstruido o ser más feminista. Es y debe ser una opción que puedes elegir cuando quieres y necesitas, pero que no es ni mejor ni peor que otras”, recalca.
¿Tiene ‘ventajas’ este tipo de relación?
“Para mí, la mayor ventaja es la honestidad que implica y, por tanto, la valentía. Sabemos que es natural sentir atracción y afectividad por otras personas que no son tu pareja. Pero hacemos como que no es verdad, lo ocultamos y prohibimos. En aras de mantener unos pactos (a veces, dados por hecho), hacemos como que no sentimos y muchas veces, sufrimos. O, si no, somos infieles, una posibilidad que me resulta igual o más destructiva”, nos dice.
«Esa honestidad no sólo es más justa para el otro, sino para una misma también. Y reitero: para vivir con esa sinceridad no hace falta ser poliamorosa, podemos ser honestos en monogamia (y a eso se le llama monogamias éticas). De hecho, podemos tener una relación exclusiva sexo-afectivamente y contarnos en todo momento las necesidades y anhelos que tenemos, para pactar nuevos límites y acuerdos en caso de que sea necesario”.
¿Algún inconveniente? “Creo que los mayores inconvenientes se dan cuando se gestiona mal, pues se puede hacer mucho daño. Como digo, muchas personas vienen al poliamor a tener más sexo y no es sólo eso. Y lo que sucede es que si llegamos sin deconstruir y sin trabajar, sin autoescucha de nuestras necesidades y limitaciones y sin empatizar y respetar al otro, caeremos en el consumo de vínculos, dejando atrás una estela de ‘cadáveres emocionales’ y mucho dolor”, explica.
¿Qué dificultades se encuentran las parejas de este tipo? “La dificultad principal probablemente sea la gestión del tiempo. Es decir, en una sociedad como la nuestra en la que dedicamos gran parte de nuestro día al trabajo y poco queda para nosotros mismos, ofrecer tiempo de calidad a más de una persona es complicado”.
Si alguna persona quiere adentrarse en este tipo de relaciones, la experta recomienda buscar referentes. “Cada vez hay más libros, más expertas y divulgadoras, más terapeutas… Infórmate bien primero, lee. Luego, busca espacios donde dialogar y compartir miedos, inseguridades, donde ser escuchado y respetado, donde conocer las vivencias de otra gente para aprender y desaprender. Y, sobre todo, sé paciente y respetuoso contigo mismo. No te exijas más de la cuenta, recuerda la sociedad en la que habitas y valórate el trabajo que hagas. Acéptate y ámate”, concluye