Para Jorge Piñón, experto de la Universidad de Texas, la isla no cuenta ni con tiempo ni con dinero para resolver su crisis energética. Y vaticina que 2025 será un año “extremadamente difícil” para el país, tras un 2024 con tres colapsos totales de su sistema eléctrico.
En una entrevista telefónica con EFE, el analista cubano del Instituto de Energía de la Universidad de Texas en Austin, aseguró que, según sus estimaciones, basadas en datos oficiales de 2022, Cuba tiene un déficit diario de unos 80.000 barriles de combustibles líquidos, vitales para poner a andar su añejado sistema para generar electricidad.
Aunque calcula que, a 2024, la demanda se ha reducido en 20.000 barriles diarios, con base en los envíos internacionales de Venezuela, pero sobre todo, de México.
De acuerdo con un informe entregado por la petrolera estatal Pemex a la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos, México exportó a la isla petróleo y derivados por un valor de 500 millones de dólares entre enero y septiembre, según adelantó el periódico local El Financiero.
La presión de Trump
Piñón, sin embargo, alerta de lo que podría suceder con el país norteamericano gobernado por Claudia Sheinbaum, y que ha desplazado a Caracas como primer emisor de combustible a La Habana, ante la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca el 20 de enero.
“Estados Unidos y México tienen una relación muy estrecha en materia energética. Eso no es algo que se puede cerrar o apagar del día a la noche. El 90 % del gas natural que exporta Estados Unidos a través de ductos va a México. Y eso le representa a México el 65 % del consumo del gas natural”, resalta el experto.
Para él, aunque en el papel pudiese resultar contraproducente para ambos países, Trump cuenta con esas y otras cartas para presionar a México, como la refinería de Pemex en el estado estadounidense de Texas.
Pero el analista también destaca que hay una paradoja en este escenario, de la que tanto México, y especialmente Cuba, saldrían beneficiados: que el republicano reinstaure las sanciones sobre la petrolera venezolana PDVSA que levantó Joe Biden.
El experto destaca que la petrolera suramericana ha dado prioridad a tratos con compañías como Chevron o Repsol y, por eso, ha dejado a Cuba “al final de la cola”. Caracas, resalta, solo ha enviado unos 23.000 barriles diarios, de los 55.000 que llegó a mandar.
“Venezuela está maximizando todo su volumen a estas compañías que le están pagando en divisas. Así que Venezuela ha sacrificado a Cuba por venderle petróleo crudo a estas compañías. Claro, que es lo que Venezuela necesita. Así que si Marco Rubio y Trump dicen: ‘Bueno, pues vamos a regresar otra vez las sanciones’, eso le beneficia a Cuba”, y a México, quien podría mandar menos barriles, ya sin la presión de la falta de envíos desde Venezuela, afirma.