En una sesión conjunta, la Gobernación del estado Nueva Esparta y el Consejo Legislativo reconocieron la labor periodística, haciendo entrega del Premio Regional de Periodista “Batalla de Matasiete” y el premio “Ennodio Ramos”.
Como antesala el periodista Félix Moya, designado por el Colegio Nacional de Periodistas, seccional Nueva Esparta como orador de orden, ofreció un discurso cargado de la realidad del ejercicio periodístico y también los desafíos por cumplir.
Nuestra responsabilidad está contribuir a la formación de una cultura más humana y empática

Bendecido y extraordinario día tengamos los presentes en esta sala, muestro hoy mi gratitud inmensa a Dios Todopoderoso, a Cristo nuestro señor y a la Santísima Virgen del Valle Patrona del Oriente por permitirnos el respiro, el alimento y la vida de cada día. Agradezco a todas las autoridades presentes y especialmente al Colegio Nacional de Periodistas por considerar que este humilde servidor pudiera hoy ostentar el altísimo honor de hacer algunas de las tantas reflexiones necesarias sobre nuestro rol social como comunicadores, a propósito de haber celebrado el pasado 27 de junio, el Día Nacional del Periodista.
Meritoria felicitación a cada colega de los que hoy reciben con orgullo estos premios y reconocimientos, que no son otra cosa que un altísimo compromiso, no con la institución que lo otorga, ni mucho menos con sus directivos, es un compromiso con el pueblo llano de Nueva Esparta, ese pueblo para el que somos voz, medio y oportunidad de visibilidad, como nos enseñaron en la universidad, “somos la voz de los que no tienen voz” aunque a veces nos sintamos roncos, felicidades y enhorabuena.
Un 27 de junio de 1818 emerge de manera intrépida e irrumpe la cotidianidad nacional el Correo del Orinoco, bañado por el caudal de nuestro padre río allá en la Angostura de antes, hoy Ciudad Bolívar y cargado con el galopar de caballos afanosos, disparos de mosquetes y choque de espadas empuñadas por ideas de libertad. Creado, ideado y ejecutado por el más importante hombre del siglo XIX, según una encuesta realizada por la BBC de Londres, Nuestro Libertador Simón Bolívar. Su objetivo fue ilustrar la causa emancipadora, y aún con las limitaciones de aquella época, se editaba para divulgar aquí y en el extranjero los eventos de la independencia, alcanzando a Chile, Argentina, Perú, Ecuador, Colombia e incluso en la mismísima España. Surgió como alternativa a la Gazeta de Caracas, medio oficial que circulaba para informar los quehaceres inherentes a los intereses de España. El correo del Orinoco, según autores, fue la más importante y valiosa arma utilizada por el movimiento independentista conducido por el ejército patriota de aquella época.
El universo me hizo la recomendación de hablar de mi experiencia y la construcción de verdades que a lo largo de estos 25 años de ejercicio profesional he cultivado, pero me parece un poco egocentrista de mi parte aprovechar esta tribuna para hablarles de mi experiencias, prefiero tratar de hacer, en la medida de las posibilidades, algunas reflexiones necesarias acerca de lo que significa el ejercicio profesional del periodismo en estos tiempos en donde la globalización nos arropa y en la que esa misma globalización nos obliga a imponernos barreras principalmente basadas en la poca disponibilidad que tenemos de enfrentarlas para derrotarlas. Peleamos con quienes nos rodean por cuidar espacios que siento hemos dejado de lado y que, nos guste o no, no son de la sola competencia de nuestra profesión. Es necesario comprender que el periodismo es un extraordinario oficio, aquel que Gabriel García Márquez definió como el mejor del mundo, sin embargo es sólo una de las facetas de la Comunicación Social por lo que es importante comprender que debemos soltar esos viejos lastres que nos atan a una zona de confort y abrazar la grandeza llena de esperanza y desarrollo que nos brinda la comunicación, como herramienta de las ciencias sociales, no solo para el simple procesamiento de la información, sino para entender y comprender verdaderamente a la comunicación como un proceso social extraordinariamente amplio, profundo, complicado, complejo, capaz de transformar realidades, como aquella que de manera muy ligera se nos pretende imponer a los comunicadores sociales sobre la transformación social, cuando hoy por hoy cualquiera tiene acceso a los medios, cualquier persona puede informar e incluso hacer una foto o video y manipular su contenido según el interés que le ocupe y no podemos nosotros ejercer algún tipo de control, por lo menos contextual de las matrices que se exponen.
La comunicación social es tan amplia y maravillosa para el estudio, que el Psicólogo y científico de la comunicación Gerhard Maletzke en su obra SICOLOGIA DE LA COMUNICACIÓN SOCIAL (1963) nos habla que “Un fenómeno de tantas facetas y estratos como es el de la comunicación social no puede ser tratado en forma completa y científica desde un solo punto de vista; sino que, dependiendo de los diversos aspectos parciales, deben ocuparse numerosas disciplinas científicas en la investigación del objeto común.”, es decir apreciados amigos que quedarnos en el mero ejercicio del oficio del periodismo creyendo que ello encierra a la comunicación social toda, es como bañarnos en una sola de las playas de la Isla de Margarita y definir con esta única experiencia, la riqueza paisajística que toda ella encierra. La invitación entonces es a avanzar y ocupar cada espacio que estamos dejando de lado por centrarnos en nuestro principal oficio, es a formar a las nuevas generaciones de manera universal para el mejor aprovechamiento de nuestra profesión, para sí mismos y para la sociedad toda, de manera técnica, científica, practica y teóricamente, que seamos comunicadores sociales integrales al servicio del País.
No es menos cierto que sí guardamos una importante responsabilidad en aquello de contribuir a la formación de una cultura más humana y con mayor empatía. Tenemos los comunicadores sociales de hoy un amplio camino por andar en la tarea de educar a la población para la conservación ambiental, para la sana convivencia, para que, por ejemplo, un motorizado entienda que solo la corneta no va a detener al carro que viene, que el transportista comprenda que aunque el vehículo es su propiedad está prestando un servicio público y debe hacerlo con amabilidad y humanidad; para que construyamos una sociedad más empática y respetemos la diversidad, por ejemplo, hoy por hoy 1 de cada 36 niños es diagnosticado con Autismo o con algún síndrome del neurodesarrollo y eso comporta una excesiva carga social que nosotros los padres de personas neurodivergentes cargamos en nuestros hombros porque nuestra sociedad, y toda su estructura, es aún muy irrespetuosa con la diversidad por eso debemos esforzarnos para así lograr el engrandecimiento como humanidad, ¡¡Claro que tenemos mucho trabajo aún por hacer!!
Hoy en día a escala mundial son muchos los retos que nos impone el vertiginoso mundo de la comunicación, en sus aspectos más generales considero que factores como el fanatismo, el ego y la idolatría han hecho que el buen periodismo flaquee, en algunos casos el ego de ya saberme profesional y olvidarme que todos los días se aprende algo nuevo, el ego de no aceptar que como humanos cometemos errores y en consecuencia no mejorar lo que estemos haciendo mal desconociendo el profundo daño que le podemos dejar a la sociedad toda, e incluso el ego de saberme con el Poder para manipular lo que se dice y cuando se dice. Por su parte, tanto el fanatismo como la idolatría, empujados por la soberbia y en muchos casos usando a la censura, han hecho una mella importante en un periodismo acucioso, investigativo, determinante, confrontador, un periodismo donde informar no sea un delito, donde la denuncia no se desestime ni cause una mala experiencia a quien la difunda; un periodismo que cuestione, tal como lo hace un investigador social, que permanentemente está cuestionando los resultados de su investigación, no por menospreciarla ni mucho menos dañarla, sino, para profundizar cada vez más y alcanzar los resultados que se propone.
Que prudente sería hoy, así como hace 207 años, emerja una tribuna para la información que respalde los verdaderos intereses de la causa de los pueblos, sin manipulaciones de ninguna índole y es allí precisamente en donde nosotros los comunicadores sociales cumplimos un rol sumamente importante para el desarrollo de la sociedad, que interesante que hoy en día pudieran existir ventanas que muestren la realidad, para que se entienda que las nubes grises también forman parte del paisaje, y que aunque la tormenta nos azote, debemos ser buenos marineros para llevar siempre a puerto seguro el derecho de la libertad de expresión y de comunicar basado en la verdad, como aquella teoría de la verdad que construimos con nuestras vivencias y realidades. Que abandonemos la sola idea de convertir al periodismo en un instrumento de complacencia, recordemos que la verdadera libertad de prensa en un país es el termómetro para determinar su nivel de democracia. Cuando se demuestran verdades no estamos falsificando una realidad, la estamos haciendo visible, por eso que informar no es un delito.
Hoy por hoy, la situación económica, política, social y hasta estructural de la sociedad mundial golpea frenéticamente a los medios de comunicación social, la aparición de redes sociales, la facilidad en el acceso a medios más personales de información, impregna de mayores desafíos a los que ya nos enfrentamos, por ejemplo, lo que sucede hoy día con los medios impresos de Venezuela, a mi juicio los más golpeados, no es reflejo del avance tecnológico o de una masiva migración a canales digitales, en realidad es una factura costosísima que estamos pagando todos. Hasta el 2022 más de 60 periódicos dejaron de circular porque sencillamente no hay papel, ni dólares para comprarlo, ni mucho menos una solución sin condicionar la política editorial del medio. Esta realidad no es global, es muy particular de Venezuela por todo lo vivido en nuestra historia contemporánea.
Recuerdo con nostalgia algunos programas como la silla caliente de Oscar Yánez y sus célebres entrevistas a políticos principalmente; A Puerta cerrada con Marietta Santana, quizás más regionalizado, la candela mundial con mis colegas María Elena Fernández y Juan de la Cruz Ágreda, el Con Criterio de antes que hacía Mónica Jiménez o, uno más reciente, Bajo la Lupa con Deudelis y Jonás, y así muchos otros, de aquellos en los que hoy en día resulta impensable emular sus entrevistas, porque sencillamente estaríamos condenados de amarillistas, exagerados o manipuladores de la información, poniendo en riesgo a la posibilidad de expresión, a esa libertad que debemos ejercer con respeto a la verdad, sin vacilaciones, razón tuvo Hannah Arendt cuando advirtió en (1958) que la verdad y la política no siempre son compatibles, aludiendo a la manera en que el poder puede manipular la información, y no hablo sólo del poder político, aquí también se incluye al económico.
Quien hoy les habla no es político lo que soy es un ciudadano común que no puede tapar el sol con un dedo porque vivo, siento y padezco, al igual que los hombres y las mujeres de este estado, cada uno de los problemas que les aquejan y por mucha pasión que tenga, no puedo ocultarlos, muchísimo menos justificarlos, menos aún esconderlos de los medios y de la propia comunicación. De allí a lo que otros piensen o digan, jamás me quitará el sueño, aunque a muchos les de temor escuchar a quien no es idólatra, como ya ha sucedido en otras oportunidades intentando alejarnos de tribunas tan importantes como esta en donde hoy damos gracias a Dios y a su intervención divina que podamos estar.
Otra de las reflexiones obligadas, a propósito del día del Nacional del Periodista, es entender que tenemos una Ley de ejercicio y un código de ética, particularmente este último instrumento que tenemos el honor y obligación de cumplir, no lo podemos pisotear, no debe tener nadie la doble moral y mucho menos el irrespeto de pararse aquí a esgrimir al Código de ética del periodista venezolano como fundamento para intentar ideologizar, manipulando un discurso y luego salir a despotricar del mismo Colegio Nacional de Periodistas y de algunos colegas simplemente por resentimientos personales y profesionales, eso es vergonzoso, es desleal hacia la profesión, no es ético y mucho menos profesional, por ello debemos siempre estar de frente y ser consecuentes con nuestros ideales, fiel defensores de la norma.
Eso es como quien pretenda ampararse a la sombra del derecho a la libertad de expresión, consagrado en nuestra Carta Magna, pero desconocer la responsabilidad que comporta por lo que diga, quizás porque no entiende que la libertad de expresión es un derecho, sí, pero no absoluto, pues conlleva algunas responsabilidades por lo manifestado. La libertad de expresión no puede ser el argumento para difamar a una persona o a una organización, hoy por hoy tenemos muchos casos de colegas que enfrentan procesos judiciales o detenciones en nuestro país, sólo por cumplir con su trabajo, afortunadamente no en Margarita, sin embargo, a nivel mundial este tipo de situaciones ha hecho poner al ejercicio de la comunicación social como una de las profesiones de más alto riesgo.
Ahora bien, debemos reconocer que es imperiosamente necesario debatir con claridad y amplitud nuestra actual Ley del Ejercicio del Periodismo pues amerita un ajuste al nuevo contexto, ¡pero urgente!, y ese debe ser el compromiso de cada uno de nosotros y así apoyar la causa que promueva la consolidación, no sólo del ejercicio propio y del respeto a la profesión, sino de una sociedad más equilibrada, comunicacionalmente hablando, todo ello precisamente porque el proceso de comunicación es complejo y adaptativo.
Como buen jardinero, entre cortes y podas para dar finura a la belleza y exuberancia que esperan los espectadores en un árbol, debo cerrar estas reflexiones, es necesario accionar para garantizarle a la generación de relevo un mejor porvenir, siendo activos y partícipes de los aportes que hoy podemos ofrecer, invitarles a legalizar nuestro ejercicio a quienes no han ingresado aún al Colegio Nacional de Periodistas de conformidad con nuestra actual Ley y así ejercer apegados a nuestros principios éticos y legales. La formación académica debe ser nuestro principal objetivo, pues allí se están fraguando los cimientos teóricos de los hacedores de contenidos que en el futuro se le depara a la sociedad venezolana y por qué no, al mundo. Si nosotros hoy no contribuimos con nuestra experiencia a nutrir a esos muchachos y esas muchachas que apasionadamente ven el futuro con el desarrollo de nuevas acciones en el campo comunicacional, sencillamente es porque no entendemos a Paulo Freire cuando (1994) nos dice que “la educación no cambia el mundo, cambia es a las personas que van a cambiar el mundo”; Hoy más que nunca estamos obligados a profundizar aquel centímetro que en el mar de conocimientos tiene un periodista, según el Cirio, Jesús Rosas Marcano.
Cierro mi intervención aprovechando este recinto y la presencia de las autoridades que hoy nos acompañan porque no me permitiría abandonarlo sin hacerle dos petitorios. En primer lugar, como comunicador social, estimada gobernadora Marisel Velásquez, sé y conozco de su compromiso para con la buena información, de sus gestos de fraternidad con este gremio que le ha dado bastantes luces a la sociedad neoespartana. Desde hace varios años nuestra sede del Colegio Nacional de Periodistas, seccional Nueva Esparta ubicada en el Bulevar Nicasio Meneses del sector Cruz Grande, entre calles Paralela y Fajardo, se encuentra invadida por varias familias y tristemente muy maltratada su estructura, precisamente producto de esta invasión, ha sido nuestro clamor gestionar soluciones para ambos problemas, el de las familias y la recuperación de nuestra sede que siempre ha estado al servicio de la comunidad insular, sin embargo las gestiones no han rendido los frutos esperados, la familia del CNP Nueva Esparta quiere confiar en que la primera margariteña que dirige las riendas del poder ejecutivo estadal, se compromete a que este anhelo de los periodistas pueda materializarse más temprano que tarde.
El segundo petitorio lo hago como docente de la Universidad Bolivariana de Venezuela, del Programa de Formación de Grado en Comunicación Social, como Investigador Adscrito al Centro de Estudio de la Comunicación Social y las Tecnologías Libres, como doctorante del Doctorado en Educación de esta casa de los saberes y sobre todo, como ciudadano, para que miremos estos espacios con profundo amor, el mismo amor que conmovió en su momento el presidente Chávez y visualizó en ellos el desarrollo de un muy importante centro para el conocimiento, visualizó a la Universidad Bolivariana de Venezuela. Hoy por hoy nuestra UBV enfrenta grandes amenazas y somos nosotros los llamados a vencerlas, particularmente no considero justo, que nuestra casa de los saberes, garante de la formación profesional de muchos neoespartanos en diferentes áreas de conocimiento, tenga que competir con comunidades del municipio Mariño para hacerse un puesto en la adjudicación de recursos para ejecución de proyectos y así poder culminar la obra civil inconclusa que permitiría tener más aulas y espacios para la recreación de saberes y que nuestros estudiantes puedan ver clases de manera cómoda y no como hasta ahora, una semana con aula y una semana donde nos agarre la hora de clase. Una de las amenazas que enfrentamos hoy día es que carecemos de infraestructura, laboratorios, transporte, comedor, dotación y hasta presupuesto para poder enfrentar los tantísimos retos que comporta un recinto de esta envergadura, pero aun así hacemos de tripas corazón para sacarla adelante, ya no trabajamos con las uñas, porque de tanto rasgar las perdimos, sin embargo, así sea con el tocón de los dedos seguiremos esforzándonos por continuar garantizando una formación de calidad para los neoespartanos.
Actualmente a través de la Unidad Básica Integradora Proyecto, con el apoyo de medios de comunicación y en sincronía con otras casas de estudios universitarios, desarrollamos proyectos para concretar laboratorios, por lo menos en el diseño teórico, de radio, fotografía, redacción y de televisión, (específicamente en áreas de la comunicación) que no sólo serán simples aulas, serán el semillero de los comunicadores de calidad que la sociedad venezolana espera, pero que no nacen ni se hacen de la nada, miremos entonces estos espacios de formación profesional, como el campo fértil ideal para la alimentación intelectual de la sociedad que estamos llamados a construir y reconstruir.
Es necesario que tengamos espacios amplios, de verdadera inclusión para el desarrollo de la enseñanza aprendizaje en áreas de calidad, porque nuestros estudiantes y profesores se lo merecen, porque el país se lo merece, y que no sintamos como ahora en nuestra Universidad, el peso tan grande de sentirnos como intrusos en nuestra propia casa, o la amenaza constante de perder espacios que son vitales para el crecimiento profesional de la muchachada neoespartana, hagamos camino para el futuro porque como dice mi madre, la profesora Odalis Ortiz de Moya “Todo lo que se hace, se siembra y se cultiva con amor, nos dará los frutos que nos enorgullecerán en el mañana” así que caminemos y hagamos camino al andar dejando importantes e imborrables huellas, que sean el sendero de las próximas generaciones.
¡¡¡Muchas gracias!!!


