Hay dirigentes que tienen una visión tan estrecha que no les permite averiguar más allá del árbol, y por eso nunca sabrán si el bosque encierra alguna clase de peligros o, por el contrario, resulta un edén lleno de maravillas.
No guardan sentimientos y a la postre pueden ser sujetos de cuidado, porque le hacen un daño severo a sus partidos ya que son, debe decirse, militantes del odio.
Les caracteriza el subsistir buscando fama, incluyendo la foto, acompañando cualquier declaración que los delata ante la opinión pública.
Olvidan que no hay nada más terrible para su “hoja de servicio” que el ser juzgados por miles de ciudadanos que los declaran incompetentes.
En sabia contraparte hay quienes, a lo largo de su vida pública, han dado ejemplo. Su conducta ciudadana les distingue y su hoja de servicio, está plena de buenas acciones para su gente, para su tierra, para el país; que no han escatimado esfuerzo a favor del colectivo porque, respetando ideologías y credos, han intervenido con denuedo en la lucha social a favor de los desposeídos.
Son a quienes el pueblo quiere, sigue y les tiene confianza. Por buena gente. Actúan de frente, su palabra es positiva y decente. No dicen mentiras, no engañan a nadie. Buscan, y es una historia larga y comprobada, el beneficiar a todos.
Son aquellos líderes reales, construidos a pulso, con peso específico, con grandeza de alma pletórica de buenos sentimientos; que dan la cara; que ofrecen sus manos para ayudar en la siembra de oportunidades que requiere el país, dan buenos consejos, sus recomendaciones son puntuales y de buena fe, apostando por una Venezuela grande y poderosa, pero eso sí, pruebas en mano, con obra palpable, no de relumbrón. No para la foto. Cuando hablan, el país les escucha, porque su mensaje es, además de positivo, constructor de realidades.
Finalmente, estos hombres llegan a ser líderes, porque actúan con la verdad en la mano, sin pequeñeces. Por eso, porque piensan en grande, son los llamados a presidir toda iniciativa que vaya en favor del crecimiento económico y social de los pueblos.
ÁngelCiroGuerrero