Así bautizaron a Alí Rosas el hijo de Matilde y Luisa a quién conocí en el campo de pelota de Puerto Moreno cuando salió al mundo peloteril el equipo que representó a la Urbanización Playas del Ángel y llevó el nombre del mencionado urbanismo.
Sabía que Pelo e’ guama era apodado así por su pelo liso que le hacía mover la melena con el viento. Por eso siempre usaba gorras y cuando no portaba un sombrero de ala ancha para hacer honor al nombre que los robleros le impusieron.
Venía de la camada de los peloteros robleros entre quienes figuraban los jugadores del Tamoco Chentico el de Lita, Asnaldo el de Vallo, Alfonsito el de Canguito, Teto el de Agustina, el Negro de Lilia y los de la Plaza como Oscar Sebucano González, Carlitos el de Pilla, Cuchito “Miñinga” Mago, Gerson “El Luchador” Avila, Luis Rivera “Riverita”, Franso Guerra “Guilarte”, Chico “Guaca” García y tantos peloteros robleros.
Eran los tiempos cuando los muchachos debían hacer bates de guayaba o de guatacare para poder tener como batear, pelotas hechas con pabilo tejido sobre una munición y forrado en adhesivo y teipe. Los guantes eran fabricados en lona hasta que empezaron a aparecer los guantes por todos lados.
De esa camada venía Pelo e’ guama que era considerado como el mejor mascoteador de Los Robles y con un buen bate lo que lo hizo pertenecer a varios equipos organizados de la isla.
Como era un hombre corpulento aguantaba muchos golpes de las pelotas bateadas en foul y quizás eso fue mermando su poder ocasional y su swim enorme lo llevaron a poncharse con gran facilidad.
Por eso el manager del equipo “Playa el Ángel” Pedro Luis “Manguera” lo quiso condenar al banquillo y como tuve mucha confianza con él intercedí para que Alí fuera regular en el line up.
De esa forma Pelo é’ guama fue de la partida porque garantizaba solvencia detrás del plato y un peligroso bateador que podía irse para la calle en cualquier momento.
En ese equipo había tres robleros porque Miguel Gerardo “El Loco de Amalio” que jugaba la primera base también buscaba ganarse el puesto y me tocó hablar con Manguera para que le diera una oportunidad al zurdo. Después llegó Conchito Ramos “Guayamate” que venía de su pasantía juvenil con el equipo de Palguarime donde había tenido buena actuación a pesar de tenía bate de papel y solo usaba su habilidad para dar líneas y embasarse.
Eran los tiempos de Licho Ramos ·el de Concha, Silvano Tillero, Cacho de Toro, Erick, Orestes y Chu “gato humano compañeros con los que me tocó jugar pelota en los campos de Pampatar.
Después no vi más nunca a Alí Rosas y lo veía pasar en su camioneta Ford azul y era como la brisa de la Ermita porque se perdía en los confines de Porlamar y solo ocasionalmente lo tropezaba en la casa del su primo el Águila Negra que fue el primo que lo puso hacer dinero en el mundo gallístico al orientarlo por los caminos de la elaboración artesanal de los implementos que usan los gallos de pelea para su entrenamiento.
Una vez me llegó por la Dirección de Educación cuando tuve la oportunidad de llevar las riendas de esa misión educativa y donde llegó buscando un cargo fijo para una hija de su compañera de vida y luego se volvió a perder entre la bruma de esa Porlamar que se sigue muriendo a manguas por la impericia gerencial de quienes la han gobernador en el tiempo.
Un día que visitaba al amigo Tobías Mendoza “El Águila Negra me tropecé de nuevo con Pelo e’ Guama que ya era parte de la legión gallística de Tobías Mendoza y junto a Tadeo formaban un trío inseparable. Tobías que era un gran armador y con fama en ese mundo le hizo propaganda al decir que ganaba con las espuelas que fabricaba Alí Rosas y eso lo catapultó en ese mundo porque El Águila fue el gran armador de la comarca.
A partir de ese momento Alí vendió muchas espuelas y vivió de ese oficio de fabricar espuelas de parape y agregó vendas, piqueras y distintos implementos para proteger a los gallos.
A Pelo e’ Guama le costaba mucho apostar porque era algo duro para aflojar los dineros, pero en una oportunidad cuando su primo hermano Tobías se metió en una deuda con la pérdida de unos Macuares y no tenía plata para pagar Alí salió al frente como un guerrero para ayudarlo a saldar la cuenta mostrando su compromiso con el hermano de crianza porque Pelo e’ Guama y El Águila Negra fueron casi hermano en el tiempo que les tocó vivir.
Alí era una ficha clave en ese equipo del Águila Negra y los fines de semana la camioneta Ford azul siempre estaba lista para salir con su equipo de tres a recorrer las galleras de Margarita.
Sabía Alí de la sabiduría gallística de su primo Tobías y apostaba con seguridad y confianza a los gallos de Tobías Mendoza.
Todavía el cuento de la tickera que le quedó en las manos a Pelo e’ Guama y que le permitió al Águila y a un compañero manganzón libar con Alí toda una noche a costillas del descuidado tabernero de la gallera.
Buenos recuerdos del amigo Pelo e’ Guama que se fue muy temprano al cielo a seguir soñando con la pelota, con los implementos de los gallos y con la fabricación de espuelas de parape.
Todavía se nota la ausencia de Pelo e’ Guama y el vacío no ha podido ser llenado por los que acompañan al Águila Negra en sus travesías semanales por las galleras de Margarita, donde por momentos muchos galleros le preguntan a Tobías por la vida del hacedor de espuelas a quien el Águila hizo famoso con sus mentiras piadosas de ganador impecable.
De seguro Pelo e’ Guama está en el cielo contando sus anécdotas de gallero de alto vuelo y relatando sus experiencias en ese mundo complejo que vivió en el pueblo de los gallos y los galleros.
Encíclica/ManuelAvila