Bajo el lema “María, Dulce Esperanza”, Nueva Esparta amanece bendecida luego del fervoroso acto de fe expresado la noche del 1 de septiembre durante la tradicional bajada de la Sagrada imagen de la Virgen del Valle, desde su camarín.
A las 7:50 de la noche, la reina de los mares, la Patrona del Oriente venezolano y de la Armada venezolana, estuvo en las puertas de la Basílica Menor, en medio de aplausos de gozo y lágrimas de amor, de los cientos de devotos asistentes a la Explanada.

La misa fue oficiada por Obispo de Margarita, Fernando Castro Aguayo, quien destacó la importancia de no juzgar, de evitar los prejuicios, acotando que “se trata de cosas pequeñas que mejoran nuestra relación con Dios y con quienes nos rodean”.
“Perdonen, si alguno tiene una queja contra otro; así como el Señor perdonó, perdonen también ustedes, sobre todo, revístanse de amor, que es el perfecto lazo de unión y que la paz de Cristo dirija sus corazones”, resaltó Monseñor
En tal sentido, pidió a los presentes y a todos quienes en esta fecha expresan su fe en la Virgen del Valle, a no tomar su festividad de manera superficial. “Las fiestas en Jesucristo tienen una resonancia muy amplia. Exhorto a todos los devotos, a los neoespartanos y a los que han venido de muchas partes, a realmente resaltar el carácter religioso de estos días. Seamos solidarios, acogedores y hospitalarios”.
Asimismo, haciendo alusión al mensaje bíblico correspondiente al día, referido a la reacción de María ante la revelación que le hizo el Angel Gabriel, dijo que así son los llamados de Dios para ponernos en marcha.
“No se trata de esa frase engañosa, haz lo que te pida tu corazón, eso es una traición a la inteligencia y a la voluntad de Dios. Se trata también de las luces de Dios, es algo que Él nos da para que seamos mejores, para que sirvamos más y mejor a los demás, a los que nos necesitan. Son llamadas para seguir el camino de Dios del mandamiento del amor, del trabajo, de la convivencia, de la fraternidad y de la paz.
Son llamadas, queridos hermanos, para ponernos en marcha, para despertar del sueño, para sacudir la comodidad, y siempre ponerse en marcha exige que fomentemos los lazos fraternos en las comunidades, en la familia, en la iglesia, en el vecindario, en el trabajo”.
Resaltó que, sentir la presencia de Dios, nunca es para reclamar o exigir, sino para que cada uno dé lo mejor de sí, porque cada cristiano, al igual que María, es portador de Jesús, y aunque los sacerdotes son necesarios, lo son más los cristianos, por lo que insistió en examinarse y preparararse para vivir con mucha devoción y dignidad, las fiestas de la Virgen del Valle.
Notiespartano.com


