Marisa Paredes, actriz polifacética e icono del cine español, falleció a los 78 años.
Según fuentes de su entorno cercano citadas por Efe, el fallecimiento fue repentino. De hecho, la actriz se encontraba en perfecto estado de salud hasta al menos el pasado domingo, cuando acudió al Teatro Español a ver la representación de Luces de Bohemia, obra en la que participaba su hija, la también actriz María Isasi.
Después de la función, estuvieron «tomando unos vinos y charlando», según lo confirmado.
Marisa Paredes, eterna
Su talento la llevó a brillar en cine, teatro y televisión, trabajando con figuras destacadas como Pedro Almodóvar, quien la dirigió en clásicos como Tacones lejanos y La flor de mi secreto, consolidándola como «chica Almodóvar».
Nacida en Madrid en 1946, Paredes descubrió su pasión por la actuación desde joven, subiéndose a un escenario por primera vez a los 15 años. Su carrera despegó rápidamente, acumulando reconocimientos como el Premio Nacional de Cinematografía, la Medalla de Oro a las Bellas Artes y el Goya de Honor por su prolífica y prolongada carrera.
También fue reconocida en España con la Espiga de Honor de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), con la Gran Medalla Vermeil de la Villa de París, así como premios cinematográficos en certámenes como el de Karlovy Vary (República Checa), Taormina (Italia), Gijón o Málaga, en España.
El talento de Marisa Paredes trascendió fronteras, trabajando con directores internacionales de renombre como Guillermo del Toro en El espinazo del diablo y Roberto Benigni en La vita è bella. Además, compartió pantalla con estrellas como Marcello Mastroianni.
Paredes no solo conquistó la gran pantalla. Sus inicios en el programa Estudio 1 de TVE le abrieron las puertas al cine y al teatro, donde también dejó una huella imborrable con obras como Hamlet y adaptaciones de Ingmar Bergman.