Para el pueblo insular fundamentalmente, es una realidad muy concreta la tarea que durante sus seis períodos como rector del progreso y desarrollo de Nueva Esparta, emprendió Morel Rodríguez Ávila. Sobre tan cardinal verdad irrebatible, es el convencimiento pleno, convertido en fortalecido respaldo, que existe en todos los sectores integrantes de la margariteñidad. Un apoyo que por igual se aprecia en las esferas públicas y privadas de tierra firme, donde por igual se le estima y califica como un verdadero líder democrático, con visión exacta del qué hacer para que su pueblo, el neoespartano, haya crecido cuando él ha ejercido en seis ocasiones su labor como gobernante.
Morel, en propiedad decano del grupo de gobernadores insulares también es, y así se le conoce, como el protector cierto de Margarita y Coche, por la gran obra llevada a cabo al frente de los destinos insulares, distintas en tiempo y circunstancias. Tanto en tiempos democráticos como en los actuales que llaman de revolución, esa obra ha adquirido dimensiones muy significativas que superan la realizada por un gobernador que nunca entendió qué hacer; por otro que llegó luciendo infinidad de medallas ganadas no se sabe en qué guerras y un tercero disparatado e irresponsable al que le quedó muy grande el cargo.
Diligente, Morel llegó a regir los destinos insulares con planes concretos. Una Visión y una Misión bien entendidas, que puso al servicio del crecimiento, fundamentada en líneas maestras que fue desarrollando junto a su equipo de gobierno y que, a lo largo de su implementación y concreción fueron rindiendo muy positivos resultados, que nadie le discute porque todos, uno a uno, son realidades en la geografía insular.
Amplio el abanico de obras en cada sector, desde las modernas escuelas, más de cien, dotadas de módulos de Informática y en caja el presupuesto para su debido mantenimiento, hasta la reparación de otras tantas en los once municipios, rinden todavía testimonio de la preocupación de Morel, el maestro que tiene bien acendrada la correcta formación de los muchachos. Igual pensó y planteó la necesidad del establecimiento en Margarita de Extensiones de las Universidades “Simón Bolívar” y la “Católica Andrés Bello” que, de haber sido aprobado, a la fecha de hoy los frutos serían igualmente provechosos. Pero el gobierno central prefirió destinar los terrenos a sembradíos de hortalizas que, años después su producción sigue siendo tan escasa como pobres, muy pobres, sus cosechas.
En verdad, cada vez que el pueblo le elegía, Margarita y Coche, por así decirlo, rejuvenecía. Sus planes de gobierno, se ha dicho muchas veces, fueron todos altamente positivos. Larga listas de toda clase de infraestructuras, desde calles y avenidas; viviendas y acueductos, hasta planes y programas, cerca de 80, en materia social y económica se llevaron a cabo satisfactoriamente, recibiendo el aplauso popular.
Pero importante también ha sido el modo, la manera, la forma en que Morel gobernó. Resaltó siempre su interés en la transformación de Coche y Margarita y en beneficiar a sus pobladores. Pero igual se debe señalar que Nueva Esparta creció en imagen, la de una Tierra de Gracia, dotada por la sabia naturaleza de belleza incomparable, con un sol declinando en las tardes de Juan Griego como en ninguna otra parte del mundo, hasta la ejemplar quietud de La Restinga y el crecimiento urbano, envidia de la buena en otras regiones de la geografía nacional.
Un antes y después, comprobable a todo evento, que atrajo a miles de habitantes de tierra firme a convertir la insular en tierra suya, porque aquí sembraron sus raíces y ayudaron al nativo en el desarrollo que se iba dando. Y, por supuesto, igualmente crecía el turismo. Es decir, Morel dejaba en claro que era un gobernador que sí sabe cuál su tarea, su responsabilidad y su interés en la gente, por la gente y para la gente y, demostró hacer y cómo hacerlo.
AngelCiroGuerrero


