Así llamaron a Jesús Ramón Jiménez el hijo de Casto Jiménez y Lourdes “Lule” en Los Robles. Un hombre flaco, de paso rápido y de hablar nervioso que llegó a creer que sabía más que Dios porque era más terco que una mula. Se casó con Marisela Jiménez la hija de Cándido Avila y Victoria Reyes y tuvo cuatro hijos.
Moncho fue pelotero de la misma camada de Chin, Tico Tico, Asdrúbal el de Severiana, Chucho el de Antonio Chorochoro, Benito “Pajarito”, Andrés La Vaca, Zótico Mendoza, Checo Suárez y de tantos robleros que formaron parte de su generación.
Fue un copeyano fanático que apostó a Rafael Caldera, Lorenzo Fernández y Luis Herrera Campins y formó con Andrés La Vaca un binomio indisoluble que dio la pelea en el sindicato del Puerto del Guamache donde fue a parar durante el boom del Puerto Libre en aquellos tiempos de la bonanza en Margarita.
Grandes peleas dieron en ese sindicato por conseguir beneficios para los trabajadores y ahí se fue curtiendo Moncho Jiménez en el trabajo sindical que manejó con mucho estilo por su afán en las peleas que comenzaba y su terquedad que lo ayudó mucho en esas funciones de defender a los trabajadores.
Grandes discusiones de dieron en ese autobús del portuario que venía a los Robles a buscar a Moncho Jiménez, Andrés Licho Toño “La Vaca”, Morochito Jiménez, Musa el de Mangalapa, Licho Toño “Pulmonar” y otros.
Eran tiempos cuando el Puerto del Guamache pagaba muy bien y los copeyanos y adecos metieron a su gente para que ganara buen dinero.
Ahí se presentaban grandes discusiones entre adecos y copeyanos con Moncho Jiménez como voz de los copeyanos y Darío Montaño por los adecos.
Ahí se desbordaba la pasión de Morochito que mordiéndose las muñecas le soltaba tres insultos a los adecos y los mandaba largo al carajo.
Y miren que al final final Moncho Parroquia, Andrés La Vaca y Morochito tres grandes fanáticos copeyanos terminaron siendo los chavistas más fanáticos del planeta.
Ese afán de venganza contra las corruptelas de esos tiempos los llevó a buscar un vengador en Hugo Chávez y miren que se equivocaron los tres porque hoy el país es el resultado de esos odios mellizales y ese afán de venganza.
Veía a Moncho Jiménez caminar para arriba y para abajo como buscando alguna oportunidad en la vida la que consiguió cuando el paisano Alexis Navarro Rojas llegó a Margarita y comenzó a buscar la Gobernación de Nueva Esparta con el Movimiento Quinta República que era el partido creado por Chávez para alcanzar su elección presidencial.
Ya había pasado Hugo Rafael por los episodios del Caracazo, su prisión en Yare y su indulto por parte del presidente Caldera lo que lo dejó preparado para ascender al poder, pues después del grito del “Por ahora” ya la población venezolana internalizó que sería presidente de la República.
Con ese movimiento político llegó el hijo de Pedro Simón Navarro y Caracciola Rojas de la UCV donde había sido profesor y Presidente de la Asociación de Profesores de la Casa que vence las sombras.
Llegado Alexis a Margarita empezó a buscar sus amigos robleros para empezar la cruzada para ascender a la Gobernación de Nueva Esparta.
Entre ellos estaban Moncho Jiménez, Armando Millán, Héctor Luis Brito, Brígido Arocha, Bertico el de Pilo, Hildo el de Crucita, Andrés La Vaca, Zótico Mendoza, Ángel Avila, Chu el de Anita, Omar Jiménez, Zinqueño, Mauricio Salazar, Arévalo Avila, Ernesto Avila, Luis Rivera, Zuleima Aguilera, Anguito El Tuerto, Elio Guerra, Robertina Jiménez, El Negro Pitre, Juan Luna, Adonis El Chivo y tantos otros que formaron el partido rojo en Los Robles.
Entre ellos destaco Moncho Jiménez que convenció a toda su familia de los Jiménez que la revolución era la moda para gobernar a Venezuela y que íbamos a vivir mejor con las misiones, los bonos y las bolsas con gorgojos.
Todo eso lo vendió Moncho que cada día escuchaba el discurso encendido de Alexis Navarro que era más terco que él y que por ser siquiatra sabía manejar el lenguaje para convencer a la gente que con la Quinta República seríamos un país der la felicidad.
Así se fue Moncho Jiménez enamorando de la revolución y era el militante que más caminaba y gastaba zapatos en Los Robles en sus diligencias políticas.
Su camino hacia la casa de Pedro Simón a las conversaciones con Alexis era de dos y tres veces al día con un cuaderno que nunca abandonó porque le servía para anotar lo que Alexis decía como discurso para manejarlo con su gente y para ir anotando la lista de nuevos enrolados en el partido Quinta República que era igual al MVR.
Era Moncho Jiménez el más disciplinado de los seguidores de Alexis Navarro y se ganó su confianza hasta el punto que Alexis lo utilizó como ficha importante para formar aquella histórica Junta Parroquial donde se dio a conocer el liderazgo de Moncho y Zótico Mendoza que compitieron contra los gallos adecos Ingo Rojas y Juan Carreño por los adecos y Oswalda “Balita” Rosas por Copei.
Con la consigna política “Moncho Parroquia” hizo su campaña Jesús Ramón Jiménez y así se quedó hasta el momento de su partida al otro plano.
A partir de ese triunfo fue Moncho Parroquia más diligente todavía y realizó una gran gestión en la Junta Parroquial Aguirre donde se escribió una historia de esa experiencia nueva que le dio autonomía a las Juntas Parroquiales para gobernar en pequeño las distintas parroquias del país.
Esa Junta Parroquial que se inició como innovación política en Venezuela para sustituir a la Juntas Comunales dio pie para grandes discusiones entre Moncho Parroquia, Zótico Mendoza, Juan Carreño, Nilllán Navarro, Ingo Rojas y Balita Rosas. Fue la época de mayor rimbombancia del organismo comunal roblero porque grandes batallas se dieron en la sede ubicada en la Prefectura de Los Robles y donde estos baluartes de la robleridad se disputaban el liderazgo político en el pueblo.
Fui testigo de las discusiones entre los nuevos integrantes de la Junta Parroquial y donde el protagonismo dio pie a acciones de calle y donde el gobierno parroquial por primera vez fue tomado en cuenta a la hora de hacer el presupuesto municipal.
Moncho Parroquia con el poder nacional y con Alexis Gobernador caminaba más que nunca porque tenía compromisos de líder social y era el motor junto a su familia las Jiménez en las tareas de repartir los beneficios del gobierno en Los Robles.
Pasó Los Robles de ser un pueblo urredista de seguidores de Jóvito Villalba y luego un pueblo adeco a tener una cantidad de chavecos fanatizados que hasta altares le hicieron al zurdo de Barinas en las casas robleras.
De esa manera el nombre de Moncho Parroquia quedó patentado entre la gente a la cual ayudó con sus acciones el hijo de Lule y que todavía lo recuerdan con cariño sus seguidores que todavía ofrendan su voto a la revolución por los gestos de éste dirigente revolucionario que consiguió cargos menores a mucha gente que todavía lo agradece porque de eso viven en estos tiempos y así lo recuerdan con cariño algunos afectos el régimen que todavía asoman su nombre porque nunca habían tenido oportunidad de ingresar ni como obreros a la administración pública y gracias el hijo de Casto y Lule han podido vivir de la parasitosis que constituyen los cargos públicos en Venezuela.
Encíclica/ManuelAvila