MLB celebra este viernes a una de sus leyendas. Se trata de Lou Gehrig, que murió el 2 de junio de 1941 en su casa en Riverdale (Nueva York), tras luchar con la Esclerosis Lateral Amiotrófica [ALS; por sus siglas en inglés]; una enfermedad progresiva causada por la degeneración de las neuronas motoras y raíces neurales que controlan los movimientos musculares voluntarios, es decir, poco a poco va deteriorando funciones esenciales como caminar, hablar o respirar.
Al pelotero de los Yankees le diagnosticaron la enfermedad en 1939, después de eso solo vivió dos años más; acelerando su pronóstico inicial de tres años. La misma hoy en día lleva su nombre.
Hablar de Gehrig, el ‘Caballo de Hierro’, es hablar del “hombre más afortunado sobre la faz de la tierra”, como dijo durante su histórico discurso de despedida del béisbol, el deporte que jugó durante 17 temporadas y le permitió ganar siete Series Mundiales, un título de bateo (.363 en 1934), dos MVPs, una triple corona (en 1931) y siete convocatorias al juego de estrellas de manera seguida de 1933 a ese 1939.
Sus palabras de aquel entonces fueron tan emotivas que hicieron llorar al mismísimo Babe Ruth, que relatan los cronistas que odiaba a Gehrig porque le hacía sombra dentro del equipo, e incluso a Joe DiMaggio que solo tenía cuatro años desde su llegada al club.
El mito del “Caballo de Hierro” inició en 1925
Ahora bien, tan monumental y excepcional fue Lou en el terreno, que acumuló 2.130 partidos jugados de forma seguida desde el primero de junio de 1925 hasta el dos de mayo de 1939. Solo su enfermedad pudo ponerle fin a la racha, pero aún en 1938; cuando la ALS comenzaba a destruirlo por dentro, jugó los 157 compromisos de esa zafra y dejó OPS de .932 y OPS+ de 132 (32% superior al promedio de la Liga).
“Casi creo que fue la mejor temporada que alguien haya tenido”, dijo Dan Joseph, autor de Last Ride of the Iron Horse: How Lou Gehrig Fought ALS to Play One Final Championship Season. “Tuvo que partir de un nivel tan alto de fuerza, coordinación y determinación para hacer esto. Es simplemente asombroso para mí”. Jonathan Eig, otro biógrafo de Gehrig dijo: “Son cosas de superhéroes”.
Lou fue indudablemente la musa de Cal Ripken Jr., el “Hombre de Hierro”, que 43 años después de finalizada la racha del icónico jugador de los Yankees, inició una cruzada que lo llevó a jugar 2.632 cotejos de forma seguida para dejar atrás el récord de Gehrig.
Ahora bien, durante su mismo discurso de despedida, Lou Gehrig cerró diciendo: “Puede que haya tenido un golpe de mala suerte, pero tengo mucho por vivir”. Ante la muerte cerca, nunca bajó su optimismo, ni siquiera dudó en hacerlo. Fue tan agradecido por lo que le dio el béisbol y la vida, fue un verdadero Caballo de Hierro.
Notiespartano/Líder